Ulises y Telémaco
LAS
RELACIONES PADRES-HIJOS

Massimo
Recalcati para explicar la evaporación de la figura del padre (madre) se centra
en los hijos, propone dos imágenes. Una en el siglo XX y otra en el XXI. En el
anterior el hijo tenía una relación edifica con su padre, el hijo Edipo es el
que desafía a las viejas generaciones "su figura fue inspiradora de las
grandes revueltas de mayo del 68 y el 77: hijos que reclamaban, en contra de
sus padres, la posibilidad de un mundo distinto, y padres que reaccionaron
negando los derechos de sus hijos” mientras que en el siglo XXI aquella imagen
ha cedido a la de Telémaco. Telémaco es el hijo de Ulises, en la Odisea de
Homero, que espera durante 20 años el regreso de su padre, que se ha ido a la
guerra de Troya. Telémaco espera a Ulises, trata de salvar su tierra de los
invasores que quieren quedarse con ella y con su madre (Penélope). Cuando
finalmente regresa Ulises, Telémaco no lo reconoce porque la diosa Atenea, para
despistar a sus enemigos, lo ha convertido en un mendigo. Más tarde, el hijo ya
reconoce al padre y se abrazan, antes de eliminar a los invasores. A partir de
estos arquetipos, Recalcati elabora una profunda inmersión psicoanalítica en la
paternidad contemporánea. Telémaco mira obsesivamente al mar, al punto por el que
desapareció la embarcación de su padre, mira el mar con la ilusión de ver a
Ulises, pero también mira con la esperanza de que el mar le traiga un objeto,
un trozo de algo, un mensaje que le oriente, que le ayude a entender cuál es su
situación, a entender el presente y a vislumbrar el futuro. Telémaco es el hijo
que espera una señal de su padre, y el hijo Telémaco del siglo XXI espera que
su padre le explique por qué no le ha tocado heredar un reino "sino un
cuerpo muerto, una tierra agotada, una economía enloquecida, un endeudamiento
ilimitado, la falta de trabajo y de horizontes vitales”. Comenta Jordi Soler
que durante el siglo pasado y los siglos anteriores, el padre era la autoridad,
era el que indicaba el camino, el que daba consejos de cosas útiles de la vida
que hoy sin embargo los jóvenes aprenden con un tutorial en Internet. Ya no
queda claro quién manda, en e l siglo XXI: la autoridad se fragmenta, está en
la oficina de una entidad financiera, en una empresa de Internet, o en una
institución dedicada a la seguridad y al espionaje, en un holding farmacéutica
o al final nadie sabe bien donde está la autoridad y a su vez cada vez creemos
menos en los que dicen que la tienen. Utilizando de nuevo la imagen de
Telémaco, que espera a su padre frente al mar, que mira hacia el horizonte con
la esperanza de que aparezca una señal que lo oriente, se me ocurre que en este
siglo que apenas empieza, este milenio, huele un poco a chamusquina, pues no
solo los hijos son Telémaco, sino también los padres, las instituciones y los
que mandan y tienen todavía alguna autoridad; estamos todos frente al mar,
mirando al horizonte en espera de una señal. Como quizás nos enseña el
Evangelio (la buena noticia, según traducimos del griego) en Marcos 6, 30-34 al
desembarcar Jesús (cual Ulises de esperanza) o en Mateo 9, 36 en que Jesús
"Viendo al gentío, le dio lastima de ellos porque andaban maltrechos y
derrengados como ovejas sin pastor". Y se puso a enseñarles, a
orientarles...






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