La otra Karla ya no existe: y siempre la pena de la pena de muerte (recordando una lejana pero injusta ejecución en Tejas)

Karla murió sonriendo,
perdonando, rezando. Después de
catorce años de
espera ya no
era la misma
persona. Su conversión da testimonio del largo
camino recorrido por esta
mujer que tenía
deseos, necesidad y
voluntad de ser una
persona distinta. Un
criminal nunca puede
reducirse a su
crimen. Es capaz de
humanizarse, de vivir de
otra manera. Cuando matamos
con premeditación al
autor de un
crimen ¿estamos seguros de que
todavía es aquel
que habíamos juzgado?

Hoy en los
pasillos de la
muerte, casi 3.400 condenados
espera todavía a ser
ejecutados. No alcanzar la
notoriedad de Karla
Tucker. Y sin
embargo, ellos también
han podido cambiar. A
ellos también debemos verlos
como seres humanos,
mayores que su
crimen. Escándalo. Locura. Nunca
una muerte podrá
borrar otra muerte.


El 11 de junio de 1983, Tucker y sus amigos,
luego de consumir altas dosis de drogas y alcohol, fueron a robar a Jerry Lyan
Dean, de 27 años. Cuando Dean los descubrió, Karla lo asesinó a sangre fría
apuñalándolo con una piqueta. También mató a la novia de Dean, Deborah
Thornton, de 32 años de edad.

Fueron famosas las Canciones
por Karla Tucker que se
cantaron por aquella
época en muchos
estados de USA. Asimismo
las películas que
sobre su dramática
historia triunfaron en los Estados
Unidos.
The Tomorrowpeople (1999). "America's Deathrow
Sweetheart" (Gibson/Powerchurch) en el album Marijuana Beach [Olivia
Records]
Indigo Girls (1999). "Faye Tucker" (Ray) en el álbum Come on Now Social [Epic Records]
Entre las películas
más famosas, destacan:
A Question of Mercy: The Karla Faye Tucker Story (1998),
documental de televisión dirigido por Rob Feldman.
Crossed Over (2002), película con Jennifer Jason
Leigh y Diane Keaton.
Karla Faye Tucker: Forevermore (2004), película dirigida
por Helen Gi.
¿Podemos esperar que
algún día, en nuestro
planeta, nunca más
le sea otorgado a
ningún poder el derecho de
vida y de muerte? Alcanzar
esta meta demostraría que
somos capaces de
crecer en humanidad.
La parábola del
buen samaritano, expuesta por Jesús como
modelo de comportamientos, de no
dejar tirados en las cunetas
a nadie con dificultades,
está en las
antípodas de la
eliminación legal de cualquier
persona.
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