El Tánger de Bowles
y la literatura del
Protectorado : “Siempre nos quedará Marruecos “
Toda una epoca,
todo un estilo
de romanticismo , todos
aquellos años desde
1909,o incluso desde
la guerra de
Tetuán de Prim
en 1860 ,han
llenado páginas llenas
de exotismo, de aventuras, de
amores, de temores, de odios,
de colaboraciones…
Si los
ingleses o los
franceses- como diría Antonio Burgos- hubiesen
estado en Larache y en Fernando
Poo, en Bata o e n
Alhucemas, ..¿se imaginan qué
hermoso y refinado ciclo de
novelas y películas tendríamos ahora con
un fondo colonial de exiliados republicanos en el Tánger
internacional y picaros
malagueños convertidos en traficantes de armas
para los independentistas marroquíes? Nuestra cultura
no daba para aviones de
Lisboa en los
que tiene que embarcar
la libertad, ni zocos
de amores y
aventuras de Paul
Bowles. Nuestra cultura
da el complejo de inferioridad
del olvido, como si nos avergonzáramos
de haber sido en Marruecos ni más ni menos
que lo mismo
que la Francia de
Casablanca.
Yo diría que aún más. Nuestros
amigos marroquíes de
la zona norte
, en lo
que fue el
Protectorado español, los
que compartieron pupitres en
nuestros mismos colegios, aquellos con
los que compartimos la
edad bonita de
la infancia y
la juventud los
que “tienen la
culpa de este “subidón de
auto estima tetuaní “ los que no paran
de alabar y
ensalzar los bellos
años del protectorado
y los inmediatos
del post protectorado. Cuando los
“penúltimos “ españoles que salimos
de Tetuán , pasábamos las
largas tardes de
verano compartiendo te
de yerbabuena y
pasteles de almendra
o “cuernos de
gacela “ en el
llamado monte de
la antigua plaza
de España , junto
a la hoy
patrimonio mundial ,
la medina de Tetuán.
Y
dicen admirados aquellos
nuestros amigos marroquíes
de la infancia “!!! Que
años aquellos ¡¡¡…
Era continuamente
una cantinela en
las distintas visitas
que hicimos en
aquel 2015 con
motivo del centenario
de nuestro “añorado”
Colegio del Pilar (1915- 2015) y especialmente en
las palabras cariñosas
que nos dedicaron
en toda una
institución tan acogedora como
el Ayuntamiento de Tetuán : “ españoles, esta
es vuestra casa
a la que
podéis volver siempre
aunque yo creo
que muchos no
habéis salido nunca
de aquí “
Desde
aquellas paginas de
Pedro Antonio de
Alarcón, “diario de
un testigo de la guerra
de África” ,las pinturas
de la guerra
de Tetuán de
Mariano Fortuny o
las pinturas de
Bertuchi en sus
zocos marroquíes..La nostalgia
literaria y estética del Protectorado de Marruecos
era según el escritor
Antonio Burgos nuestro Casablanca
. Tal como una
especie de “ Memorias de
África “ sin Paul
Bowles, que se
le escapaba a
nuestra literatura y
que sintetizaba la
emocionante habanera de Enrique
Llovet y J. Halpern
en “Los últimos de
filipinas “:
“Cada vez que el
viento pasa se lleva
una flor
pienso que nunca más volverás mi
amor”
No, no
fueron los últimos
españoles olvidados, los “últimos
de Filipinas “ , no fueron
los únicos también quedaron
muy olvidados los
españoles de Marruecos. En
“La forja de
un rebelde “ de
Arturo Barea se
adivina ese paisaje humano de
la España colonial, pero el fondo de guerra y e l
hedor de los cadáveres
de Monte Arruit que te
impide saborear las
mil historias de amor, el mundo de
los aventureros, de los
picaros , de los trúhanes.
Cae estos días
de puente novembrino
, de “jalowin” y
castañas asadas , que facilitan
la lectura en
la mesa camilla
de un buen
libro como es
el de “Un
cierto Tánger “ de
Fernando Castillo (Edit.
Confluencias 2019) en donde con
una prosa practica
y cierto gracejo
realiza una aproximación
física histórica y
literaria a esta amada
ciudad Tánger, para los
que allí convivimos .
Años aquellos,
los vividos en
Marruecos , que recordamos
como modelo de apertura
a todas las ideas,
llenas de liberalidad
y diversidad: la ciudad
de William Burroughs y
de la Generación Beat, de
Paul Bowles – el autor
de El cielo protector- que
vivió el Tánger
bonito desde 1947
hasta su muerte
en 1999 ,
cuando ya la
ciudad ”se hundía “ el Tánger
de Ángel Vázquez,
cuyo personaje Juanita
Narboni , una
entrañable mujer hispano
hebrea, describe lo
que fue el Tánger
Internacional en su argot hispano
hebreo << Mira , mi
bueno , gracias a
Dios hemos nacido
en una ciudad
donde no somos
ni del todo
cristianas, ni del todo
judías, ni del
todo moras. Somos lo
que quiere el
viento >>
Como señala
Castillo “Un Tánger, convertido
hoy en zoco
para gente ávida de
lo exótico, e
impostados místicos que
ignoran que el
pasado es único “ . Aquella Tánger
solo existe ya
en el recuerdo de
los que la
paseamos y respiramos en
nuestros años jóvenes…
Antes
de la
independencia de Marruecos, en
1956 , los
mozos de la península,
los mozos españoles
de reemplazo que componían
nuestro ejército (no profesional cuando
todavía se hacia
“la mili “ ¡Y que
mili , señor ¡) eran enviados
a hacer el servicio
militar en unidades militares de
guarnición en e l Protectorado. El día del sorteo , en cada
caja de reclutas, se escribía una
versión popular de esa literatura
y ese cine
que nos falta.
A los quintos
que les había tocado
Marruecos “español” la zona
norte del Protectorado , les pintaban con
tiza en la
espalda una palabra mágica “África”
La soldadesca
estaba escribiendo en verdad
la leyenda del prestigio estético de
un África colonial que despreciaron nuestros
novelistas, quizás con la excepción del
tangerino Ángel Vázquez,
el de esta obra
,monologo inigualable “la
perra vida de
Juanita Narboni” que
con los años
será un hito
literario de una
grandeza de pensamiento en una
ciudad que como
“Muerte en Venecia “ se hunde
poco a poco
y deja de ser para
siempre en el
tiempo de Heráclito (“No te
bañaras dos veces
en las aguas
del mismo rio… a
nuestro << no te bañaras
dos veces en
las inmensas playas
de Tánger ni
pasearas dos veces
por aquellos mismos
bulevares de los
años 50 y 60
que tuvimos la suerte de
patear con nuestros
mejores amigos, los
de la edad,
los de la infancia,
los de la
juventud >>)
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