REFUGIOS … DE NUESTRAS
VIDAS
Dicen que
nuestro primer refugio,
donde nos sentimos
seguros y serenos
viene a ser
en todo ser
humano el utero
de nuestras madres
durante todo un
periodo de 9 meses. Descubrimos un
dia cuando ya
adultos reflexionamos que nuestro
primer refugio por
tanto es nuestra
propia madre. Sus latidos,
sus venas, sus
movimientos… quizás empezamos
a vivirlos ya
desde un pequeño
“corazoncito “ como somos nosotros ….porque de
ellos depende nuestra
supervivencia.
Siempre
recordaré como en cierto
momento de mi
adolescencia que no
lo estaba pasando
muy bien en muchos
aspectos de la
vida y también en
el de los
estudios, oi un domingo
por casualidad salir
por entre las
puertas y ventanas
de una pequeña
iglesia de barrio
en Almeria las notas
musicales de aquel bonito
salmo cantado con énfasis
también por un sencillo coro
parroquial : “Protegeme Dios mio,
me refugio en ti “
.
Y quizás
en
muchas ocasiones luego ,
en mi vida montañera, en mis
muchos años de afición
por
el montañismo, la figura
lejana , el perfil
de una austera
edificación en medio
de las montañas,
con su chimenea
al lado , ha constituido
como una noticia
esperanzadora cuando cansados
buscábamos ya refugio
donde pasar la
noche. Pero sobre
todo recuerdo ahora en
la navidad de
1970 cuando ingenuamente
se nos ocurrió
montar a un grupo
de universitarios almerienses
y granadinos una
subida al Mulhacen, muy
mal pertrechados , con escaso
material de protección y
de alta montaña y
en donde después de
muchas peripecias, agotados, heridos,
perdidos, alguno con
fiebre y malestar
del mal de
montaña, llegamos exhaustos tras ver
desde los crestones
de Rio Seco, al
refugio del Félix Méndez,
donde cerca de
las doce de
la madrugada logramos abrir la
puerta y refugiarnos
de una dura
nevada. Creo que permanecimos
más de 24
horas durmiendo intensamente
y lograr salir
no sin dificultad
a los dos días
para
ir bajando y
reponernos.
Con juramento incluido
de no “contar
a nadie aquella
imprudente y nefasta
aventura “ que pudo
habernos costado la
vida en nuestros
años adolescentes. Desde entonces
como a cualquier montañero
la palabra “REFUGIO “
nos sabe siempre
a gloria, y
por la misma razón
sufrimos
como tantos el día aquel
nefasto de 1997
en que nuestro
querido refugio fue
derribado sin dejar
la más mínima
huella de sus
paredes y muros
junto a la
laguna de Rioseco a más de
tres mil metros
de altura .
Llevamos muy
dentro ese sentido
casi religioso del
sentido de protección y
acogida que supone
un refugio. Todos lo
necesitamos algún día. Quizás
nunca hemos valorado
lo que supone
también la palabra
REFUGIO , en una cruel
guerra.
Pero no varía
mucho ese sentido
de “protección y salvación
“ que
supone encontrar un
refugio a tiempo
en momentos difíciles. Me encantó
no hace mucho leer
un bonito artículo
publicado en la Voz
de Almería el
11 de diciembre
de 2018 por
Antonio J. Sánchez Z. precisamente
cuando se cumplían 80 años
respecto a aquella
misteriosa firma- grafiti que
un día triste
de la guerra
civil española un
niño dejara grabado en los refugios subterráneos de Almería durante
uno de aquellos horrendos
y dolorosos bombardeos aéreos que
azotaron la población durante tres
años . Lo contaba dicho
periodista así: “Veo su
nombre a diario. Está
grabado en el hormigón
de los Refugios de la
guerra civil, junto a
una fecha y
un lugar 11-12-38.Almeria. Justo hoy
se cumplen 80
años desde que Manrique
dejara su nombre
escrito y hasta
ahora todo eran
interrogantes. Quien fue, que
edad o que
aspecto tenia, por
qué lo hizo ahí y
no en otra
parte del refugio,
si sobrevivió a la guerra.
Conseguí reunirme con
algunos familiares y
ellos resolvieron todas
estas preguntas(…) “ nacido el
2 de marzo
de 1921. De niño
fue alumno del Colegio de los Hermanos de
La Salle “Manrique
vivía con su
familia en la circunvalación
del
mercado de Almería, donde
regentaban el Bar Cielo. Perdió a sus
padres muy joven,
y fue criado
por su hermana mayor
(Juana) Durante la Guerra
civil , como otros
miles de almerienses
tuvo que buscar
cobijo en los refugios
más cercanos a
su casa y
su negocio, y
el acceso que
tenia más a mano era
uno de los que
se encontraban junto
al Mercado, de ahí
que
escribiera su nombre
en un contrafuerte
próximo a esta entrada
cuando tenía 17
años. “
El periodista
cuenta en dicho artículo como
años después hacia
mediados de los años 50
Manrique se trasladó a
Madrid y allí trabajo
en la industria
Manufacturas Metálicas Madrileñas,
y allí conoció a
su mujer, Alicia Pereira, con
la que se casaría el
17 de diciembre
de 1956 y con
quien llegaría a
tener cuatro hijos Querido
y respetado por
la gente que
le rodeaba y
aunque pasó gran
parte de su
vida fuera de Almería, era
un enamorado de su
tierra, y a ella
y a sus
playas volvió con
cierta frecuencia muchos
años. Manrique Martínez Agüero murió
el 16 de
Marzo de 1991
a la edad
de 70 años
y sus cenizas
fueron esparcidas, según contaba
el periodista Antonio
J. Sánchez Zapata , en uno
de sus
rincones favoritos: la
playa de Monsul
en Cabo de Gata. Hoy cuando recorremos
esas galerías inmensas
que fueron los
refugios de Almeria,
impresiona de nuevo
ver aquella firma de
un adolescente que quizás
para
entretener su miedo
dejó un dia
grabado su nombre
para la posteridad. Gracias
a este
interesante artículo de investigación , hoy cuando
recorremos desenfadadamente estos
refugios conocemos aquellas
enigmáticas letras que
tantas preguntas nos
suscitaron en su día.
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