ESE NIÑO
GRANDE QUE TODO
ADULTO LLEVA DENTRO
El niño
que fui… el niño
que todos llevamos
dentro. Que al
final es…verdaderamente el que
nos salva. Cuando Bernier habla
del PAN ( mundo
del Padre, el Adulto
y el Niño )
cuando crecemos y
nos lanzamos a la vida , al
mundo del exigente
trabajo, al mundo
laboral , al mundo
de la responsabilidad, hemos
de tomar la
mayoría de las
decisiones desde el
adulto que somos,
pero a veces … las
tomamos ,quizás equivocadamente
desde el
mundo del PADRE,
que simboliza la
educación no solo
la que recibimos
de nuestros padres sino
también el mundo
docente, las instituciones
educativas etc. y
estas decisiones desde
la perspectiva del PADRE
PROTECTOR (que a veces
nos impide crecer
y realizarnos totalmente
como adultos ) o la
del PADRE EXIGENTE
( el exceso y
la rigurosidad que
tanto nos crisparon
emocionalmente )
Y ya
en el mundo
del NIÑO , dos posibles
perspectivas , la del niño
sumiso (ante el mundo
del Padre exigente o
protector ) y la
del niño
Rebelde. Y aunque
esta perspectiva nos
pudiera parecer negativa
quizás es la
que finalmente nos
salva. Ese tomar decisiones
ya en nuestro
mundo adulto, cuando nos
vence el estrés
de tanto protocolo, tanta
apariencia, tanta prohibición, opta
ese “niño que
llevamos dentro “ por una
cierta rebeldía , que
a veces, aunque
solo sea “ a
veces “ nos desintoxica
de tanto estrés
y tanta regla , norma
y leyes que finalmente
acaban deshumanizándonos. Es quizás
por lo que
siempre desde nuestra
perspectiva de adultos
debiéramos proteger, cuidar y acoger ese
niño que cada
uno llevamos dentro
y que en
momentos claves de
nuestra vida puede
ser la figura
que desde el
corazón y nuestra gestión
emocional nos libere
y “salve” en
esa salud emocional
que todos necesitamos
para seguir adelante. Hoy
aporto aquí estos
versos de Gabriel Celaya ,titulados EL
NIÑO QUE YA NO SOY que
desde esa emoción
exalta esos valores
eternos que caminaran
siempre ,si los
hemos sabido cuidar,
en nuestra vida con
nosotros. Ese … ese niño
interior, es el que al
final del todo
nos salva y
nos rescata de
tanta deshumanización.
EL NIÑO
QUE YA NO
SOY
Logré el uso
de razón.
Perdí el
uso del misterio
Desde
entonces, la evidencia,
Siempre rara,
me da miedo.
Me da
miedo cuando ladra
En la
perrera mi perro
Quizá me
esté saludando.
Más no
lo entiendo. No
entiendo.
El niño
que fui recuerda:
Me trabaja
como un hueco
El niño
que fui me
llama
a gritos con su silencio.
Me he
mirado en mis
retratos
De marinera,
riendo
Con rizos
rubios y un
aire
Impertinente y
despierto.
¿Quién eres tú?
¿Qué sabias?
Ahora solo
siento sueño
Me aturde
su desafío
Y tu
risa me da
miedo
Ya no puedo,
sin romperlos,
Atravesar los
espejos.
Mi sistema
no funciona
como solía. Lo
siento
Si funcionara,
quizá
no escribiría
estos versos
Lloraría de
otro modo
Lo daría
todo en perro
Pero me
creo que soy
algo más
que un niño
muerto
y como
estoy medio calvo
me hago
bucles con mis versos
(De Gabriel
Celaya)
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