AQUELLOS GRANDES HEROES SANITARIOS EN EL NORTE DE MARRJUECOS
Puestos y
dispuestos, estos días
de pandemia corona- virus
en los balcones
de nuestras casas,
a aplaudir el
valor humano de
nuestros sanitarios, que están en
primera línea “de fuego”,cual
combatientes contra la maldita enfermedad. Hoy quiero
recordar especialmente a
un colectivo muy
especial de sanitarios .
Y también a
mi padre Antonio Marín Mayor (1908- 2006) , emigrante
con su familia
con apenas 14
años a aquel
Marruecos, en plena
rebelión de Cabilas
del Rif, como fue
la rebeldía de
Abd el Krim,
en el Rif, con
los de la
tribu de los Beni
Urriagli. Aprovechando estos
forzosos dias de confinamiento ,rebuscando, curioseando e
intentando poner orden
y quitar el
polvo e n
su biblioteca personal,
llena especialmente de
libros históricos geográficos
o
antropológicos sobre Marruecos, sus gentes
y sus costumbres, me encontré
unas viejas anotaciones
suyas, con contenido
casi histórico sobre
aquellos sanitarios y médicos
del
Marruecos, o su
capital Tetuán que
el encontró en
aquellos años 20
y 30 del siglo
XX en el
Norte de África.
“ De 1921 a
1930 recuerdo a
algunos médicos militares
que asistían al
paisanaje de aquellos
años demás de
su cometido en
cuanto a su cumplimiento
en el Ejercito. Entre otros:
Don Eduardo Lomo,
comandante médico y
director del Hospital
Militar de Tetuán, Gómez Ulla. Tenía
la consulta en
la calle Mohamed Torres de
lo que era aún entonces
incipiente zona del
ensanche europeo de
la antigua medina
musulmana y la
melah o judería de Tetuan.
Don Antonio Manzanares
, capitán militar, con su
consulta particular en
la calle O´Donnell
, también situada su
consulta en la
misma calle.
Un poco más
abajo de aquella
calle , en
esta misma calle,
tenía su consulta
el también capitán Don
Carlos Breton ,especialista
de pulmón y corazón.
Otro médico que
recuerdo en aquello
entonces, era Don
Manuel Cariñena , en
la calle CH (mas
tarde rebautizada como
calle Cardenal Cisneros, tal
como se iba
desarrollando el urbanismo
del ensanche europeo
en Tetuán ) . Recuerdo también a los hermanos Duran, José
y Manuel, capitán y
comandante respectivamente,
cirujanos ambos, con
la consulta en
la entonces solitaria
casa Escriño. . Estos
aquí referidos, quizás serian
de los más
renombrados, porque indudablemente habían
algunos mas entre
los cuales recuerdo a Don Emilio
Maté, Don Tomas Fez y
el doctor Duaso.
Tras la pacificación
de
Marruecos y tras
el desembarco de
Alhucemas del General Primo
de Rivera, después de 1927
, empezarían a fluir bastantes
médicos civiles naturales
de Marruecos especialmente
algunos judíos como
los doctores Medina, Be nchimol y también
otros
españoles médicos como
el doctor Palomo,
Leñazo, don José Aragón, González Haba, Cachica, que
pusieron a gran
altura la asistencia
sanitaria española en
Marruecos.
En cuanto a médicos
civiles estaban en
el pequeño hospital
situado en la Suiza baja y
recuerdo a algunos como
don José Prats.
En el dispensario
Municipal estaban como
director el ginecólogo don José María Traba
y médicos auxiliares
como don Agustín Alonso. En
dicho dispensario estaba
de conserje don Bonifacio,
muy querido por
la gente sencilla,
precisamente por su cercanía
y servicialidad..
Y puestos a
recordar, recuerdo aquellas
farmacias , ya casi
todas hacia el
ensanche. A mi llegada
en 1921, recuerdo
tres farmacias, dos
en la calle
Luneta, una la
farmacia Zurita y otra
la farmacia Americana. También mas tarde
la farmacia Pérez, ya
situada en la
misma esquina de
la Plaza España con
la que iba
a ser la
avenida o calle Alfonso
XIII . El que regía la
farmacia Pérez, este
señor, según mi madre
, que compraba las
medicinas en esa
farmacia, era familia
a su v es del médico que
en los años
veinte estaba destinado en Roquetas
de Mar,nuestro pueblo, Doñ Arturo
Rivero, oriundo de la provincia
de Granada, y que
a ella , a mi
madre le dio
mucha alegría de
poder hablar de
amigos y costumbres
comunes y de
lugares sabidos y
conocidos, en aquellas tierras
entonces tan lejanas.
Eran hombres de una
gran valia, y amor
vocacional por su
oficio, que con
muy escasos medios
recorrían todos los
poblados y llevaban
consuelo y esperanza
a morabitos y
kabilas apartadas de
la civilización.
Vi realizar
operaciones y extracciones
con los medios
mas rudimentarios, como
el extraerle una sanguijuela a
un niño yibli
campesino que había bebido
donde los abrevaderos
de las vacas
y una sanguijuela
se le había pegado
a las amígdalas. En
otro caso también extraer
una raspa que
le obturaba la
traquea también a
una mujer campesina. El
hacerle expulsar a
otro niño marroquí un
hueso que se había
tragado
en la fiesta
del cordero. Ayudar a
un parto en
medio del campo
a una mujer
con fuertes dolores. Realizar la respiración boca
a boca en
una de las
playas cercanas a Cudia Taifor cerca
de Cabo negro. .O
en Uad lau
en el zoco
curar a una
mujer campesina que
vendia apio y
albahaca que se
asfixiaba por una insolación.
Quizas
sea esta una
de las funciones
que se podrían apreciar
más de la misión
de España en
su protectorado en
el Norte de
Marruecos y que muchos
marroquíes supieron agradecer
cuando recuperaron la
independencia en 1956 “
Son recuerdos, extraidos
en una larga
tarde de confinamiento
de pandemia , ordenando y
curioseando por entre viejos
libros, de anotaciones
de mi padre, de
unas viejas hojas
de papel, entre libros
antiguos de su ya
antigua biblioteca , especializada
en temas marroquíes por
la gran añoranza
que siempre tuvo
de aquel país, a
donde fue emigrante
aun siendo niño,
en la que
permaneció 55 años
de su vida. Aunque
yo diría, que
aunque regresó en
1969, tanto en su
pensamiento como en
su conversación, nunca
salió ya de
Marruecos
No hay comentarios:
Publicar un comentario