“ SI EL
MIEDO OCUPA TU
CABEZA NO DEJARÁ
ESPACIO PARA TUS
SUEÑOS “
Quien no
se ha levantado
un día con
mal pie y
ha pensado que
nada le sale
bien, que su
vida no va
como quería, que
no es lo
que esperaba. Todo el
mundo tenemos pensamientos
negativos en muchas
ocasiones , lo que no
debe significar que
tengamos que alarmarnos
ni echar todo
lo pasado, toda nuestra
biografía ni nuestra
historia por la borda. Lo que
viene a ocurrir es
que somos más
conscientes si estos
pensamientos nos provocan algún tipo de
malestar Y es que
los pensamientos negativos,
al igual que
los positivos, se van
aprendiendo a lo largo de
nuestras vidas, de nuestras
experiencias, aprendizajes, relaciones
personales o familiares. Vivir en entornos
negativos o pesimistas
puede dar lugar
a una mayor
incidencia.
Nuestros
pensamientos negativos pueden llegar
a convertirse en
un habito peligroso
si no tomamos
las oportunas medidas
para aparcarlos a
tiempo. Cuando ese tipo de
reflexión no se
adapta y aumenta
la frecuencia, puede
traernos algunas consecuencias
malas para nuestra
salud personal . A
nivel mental los
cambios más llamativos
y limitantes son la alteración en
nuestros estados emocionales,
de memoria y de
los sentimientos . Son por
tanto los principios
impulsores de la
infelicidad y de nuestras
ansiedades. Puede
producirnos cambios de
humor, irritabilidad, aumentos del
ritmo cardiaco, ansiedad, tensión arterial o
aumento de cortisol
Y es
que tendemos pronto
a olvidar las
cosas buenas de
nuestro pasado o
las que nos
rodean. Por la
vida ajetreada que llevamos
se nos olvida
que también existen cosas positivas. Gestionar
los pensamientos y las emociones de
una manera positiva
y eficiente No
podemos huir de
los pensamientos negativos. Al
huir se hacen más presentes. Cuando estos
se hacen muy
invasivos o recurrentes
terminando por generarnos molestias debemos
acudir a una
persona que nos
pueda ayudar, especialmente un psicólogo
o
un experto que
nos ayude a
identificarlos, detectar su
origen, reducirlos y que desaparezcan
Hay
que saber decir “stop
“ a
esos pensamientos negativas
o a nuestras
reflexiones tras un mal
suceso o acontecimiento. Por eso
es de gran
ayuda los aprendizajes
para entrenar la
mente y al
igual que hacemos
con la pantalla
del ordenador minimizar
la aparición de pensamientos
negativos cada día e intentar
mejorar los pensamientos
positivos. Hay que intentar
buscar siempre un pensamiento
alternativo positivo aunque
sea con el
esfuerzo de nuestra
imaginación. Dejarnos ayudar por
la respiración, pararnos
y poner en
orden nuestros pensamientos
e incluso razonar
por que se
nos ha podido
introducir esa mala
cuña de pensamientos
negativos rondando nuestra
cabeza o nuestro
mal momento. E
incluso poner a
escribir en una página en
blanco lo que
nos ha acontecido
es una buena
terapia. Hacer una lista
ordenada de lo que más ansiedad
nos genera o
incluso dibujar ese
momento para expresar sentimientos, si
los sacamos de
nuestra cabeza o
los exteriorizamos como
sentimiento que nos
hace daño. Es
bueno vaciar nuestra
mente durante al
menos un minuto.
Y luego intentar llenarla
de recuerdos buenos.
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