AQUELLOS NIÑOS
DE MARRUECOS
MEMORIA DE UN
NIÑO DE
LARACHE
Aquellos niños
que nacieron marcados, memoria colectiva
de casi todos
ellos, por el recuerdo de un
país exótico donde
vivieron una peculiar
infancia . Los
descendientes de españoles
que nacimos en el
Protectorado de Marruecos
siempre decimos que
nuestra infancia fue
distinta y algo
muy especial.
Y no
digamos aquellos niños
que nacieron en la internacional
Tánger , como expresa Ramón
Buenaventura : “ Nosotros no éramos españoles, sino tangerinos . Ser tangerino
consistía , sencillamente en
negarnos a que
se nos confundiera
con los chicos
españoles que de
vez en cuando
veraneaban con la
pandilla con ropa
atrasada . Los que
no hablaban una
palabra de francés. Más
adelante, los que
nos venían con
boleros y pasodobles , a
nosotros, ya maestros
del rock
and roll hartos
de ver niñas
en bikini en las
playas de Tánger. Aquella gente
que nos miraba con
recelo , porque llevábamos cazadoras
de cuero negras,
vaqueros yanquis, los inolvidables
Wrangler, nikis de manga
corta, y con nuestras presumidas
esclavas de plata
en las muñecas camisas con
los picos del
cuello lacios y corbatilla
de algodón . La verdad
es que éramos unos
privilegiados y nos considerábamos unos privilegiados con
relación a los
niños o jóvenes de
nuestra edad en
la península“.
Ramón
Buenaventura que nació
en Tánger decía con
frecuencia en sus
escritos : “Nací en una
ciudad que ya
no existe/en un
país que entonces
no existía “ . Teníamos la
suerte de que
diariamente convivíamos con otras
culturas y decíamos
y cantábamos gastronómicamente a
menudo << Nochebuena
del hebreo…comeremos sopa
de fideo; nochebuena
del musulmán tomaremos jarira
y pan, nochebuena
de españoles comeremos
polvorones >> Aunque también
con frecuencia se
decía o se tarareaba
entre la
chavalería de la
época : “ Te de Tánger, pastas y dulces
de Tetuán , naranjas del Lucus,pastela
de Chauen y leche
de Larache “
Las
memorias de aquellos niños
españoles en Marruecos
como los escritos
de Jorge Fernández Julvez ,Luis
Cazorla , Ramón
Buenaventura, o aquellos
niños hebreos que
también vivieron y
pensaron o soñaron la
época del protectorado
en castellano o haketia como
Abraham Botbol Hachuel
o Moshe Benarroch .
Nuestra memoria marroquí
de la infancia
de aquel país que
como reza el lema
de nuestra revista de difusión “la
Medina “ “Marruecos aquel
país que tanto nos marcó del
que nunca saldremos,
aunque nunca ya
volvamos a él “
Y
siempre nos quedamos
en la infancia. Ese
niño que ya
siempre aunque estemos
“ metiditos en años “ siempre viaja
con nuestro adulto que
somos. Y no hace
mucho caía en
mis manos otro
bonito libro de
uno de aquellos
niños de Marruecos .
Ese
niño, por decirlo así, es Miguel Sáenz, académico y traductor, fue general
jurídico del aire, funcionario de la
Unesco , doctor en Derecho. Tiene
ya 85 años y vive
en Madrid actualmente. Ni cuando
era todas esas
cosas ni ahora
sacó pecho de nada
de lo que hizo porque
dice todavía , según nos
lo cuenta Juan
Cruz, que dentro de
sí << habita siempre
el niño que fue, y este
es el que continuamente
se encarga muchas
veces de pararle
en seco el
ego>> tal como
hacíamos de chiquillos
cuando jugábamos al
futbol de pequeños, en
aquellos interminables partidillos
que jugábamos en
el colegio del
Pilar .
Y
es precisamente ese
niño que llevamos
por dentro, por decirlo de
alguna manera , el que
lo puso a escribir este
libro de memorias de la infancia
que ha caído
por casualidad en
mis manos . El nació
como yo en
Marruecos, en concreto en Larache, en
1932, de padre
militar, . Un día quiso
hacer con el
pudor mínimo, el
recuento de aquella infancia. Estima que
su veteranía y
los acontecimientos de
su vida ( las circunstancias que
diría Ortega y Gasset,) no ·” han
matado todavía al
niño que fue .”
Y
se apasiona todavía como
un crio, celebra
los hallazgos que
descubre cada día
en las cosas
sencillas del ir y
venir. Y puede ser irónico
y tajante como solo
lo pueden ser los
niños a los
que no les
gusta perder el
tiempo en tonterías. El
libro lo representa, en él va, derechamente
a las cosas
tal como son
y solo hay
un hueso, no
hay grasa, ni desperdicio. Lees el
libro y ahí
está el… un hombre
mayor, que dibuja
al niño que
fue en el periodo más
feliz de su
vida. Aquella, la sociedad de
su tiempo era
para él “ una sociedad
muy acogedora, una
familia a la
que quería; pero tenía
la conciencia que anima
o deprime la vida
de los niños; esto
no puede durar
siempre.
El
libro recupera instantes
de aquella época con
la minuciosidad de un
coleccionista de mariposas:
La música, la
amistad, el cine, el mar, la
ciencia, el a mor, los
celos… todos los
asuntos vienen, uno a
uno a su memoria, con
la potencia que
tiene la escritura
de revivir obsesivamente
como un mundo
lo que acaso duró apenas
un día, precisamente
como las mariposas.
Le formaron los
tebeos de su
infancia, de su época,
y aún siguen fascinándole
hoy en día,
como le sigue
fascinando y encantando
en toda su salsa
y su magia, Salgari.
Dice
Miguel Sáenz en
su libro: “La memoria
es una furcia redomada Te
engaña, no te
devuelve recuerdos exactos. Si
he de decir
que desde muy
niño me preciaba
de ser mayor. Recuerdo que
una vez bajando por la calle
principal de Tánger, con seis
años apenas, me
dije muy serio
<juro que nunca
olvidaré que yo
soy una persona
y aunque la
gente me trate como
niño es porque soy
pequeñito. Pero soy como
soy no cambiaré
nunca “ …
Recuerdos de aquel Tánger de
su infancia “ Yo había
estudiado en los
marianistas de Tánger, con excelentes
resultados (algún día escribiré
quizás sobre mi Tanger:el de los Villarejo, los
Carvajal, los Sanz, los
Temboury y los
Parladé) En mi forma
de entender la vida .
Lo único que
pasa es que
vas aprendiendo. Vas leyendo.
Pero me siento
totalmente identificado con el
crio que
fui. La gente
olvida que los
niños son personas
que s e enamoran, tienen celos
,sufren ,son exactamente
igual que los
adultos… lo que ocurre
es que se
nos olvida. Lo que
ocurre es que
el tiempo nos
cambia. Cuando murieron algunos
compañeros míos, muy
temprano, o cuando
muy pronto también
murió mi hermana
es un duro
trauma. Un trauma atroz
para toda la
familia que también dejo a mi
madre absolutamente destrozada. “
Miguel escribe
en el principio del
libro : “ Tengo que contar
mi historia .¿Por qué? No es
fácil decirlo, pero creo que
hay una respuesta. Simplemente porque, como
toda historia humana,
la mía es
única. Podrá resultar a veces
aburrida, trivial, ridícula y
hasta penosa, pero
es la mía “ Expresa en esas
líneas la necesidad
de los que
fuimos “niños de
Marruecos” de contar aquella privilegiada
infancia, multicultural, multi
racial… llena de vocablos y curiosidades
exóticas de aquel
Marruecos profundo de la memoria
de nuestra infancia: “Entre los
recuerdos de casa
he encontrado una
foto mía que localizo en el
Zoco el Arbaa de Beni
Hassan, en Marruecos.
Yo debía de tener
unos cuatro años.
Muy repeinado, estoy subido, con
mi pantaloncito corto
y mis zapatitos
blancos a un caballo bayo de
pelo corto “
Sales
del libro y
miras a Miguel Sáenz
dice Juan Cruz,
que lo entrevista: Es imposible
ya verlo sin encontrar
en este hombre
tímido y canoso
al niño aquel
de un lejano
Tánger que ahora
en sus maduros
años se reúne
con sus amigos
y toman al
atardecer mirando nostálgicamente al
atlántico de las
dos orillas wiski
con pastas . él probablemente, es allí también
el niño de Territorio, la
tierra de su
memoria
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