“BENDITA SIESTA “
CUANDO DORMIR
ALARGA LA VIDA :LOS
SUEÑOS (Y LAS PESADILLAS ) DE LA TERCERA
EDAD
No hace
muchos días, estuve
durmiendo mal. Muy
mal. Durante más de
d os semanas , la
noticia de todos
los telediarios del
mundo hablando del
rescate del niño
Julen, que se había
introducido por
un tubo o
pozo de unos
25 cms. Así como
luego la impotencia
ante el hallazgo
del cadáver del
pequeño de dos años y
medio me
produjo insomnio y
tristeza. Diría que también alguna
pesadilla. Recuerdo que en mis tiempos,
como voluntario del Teléfono de la
Esperanza , tuve que atender alguna que otra
noche ese tipo de pesadillas especialmente
en personas mayores que
no lograban conciliar
el sueño, por
miedos, o alucinaciones
raras. Compadecía siempre en
aquellas mis noches
de “guardia “ atendiendo el teléfono
de
la Esperanza en
mis guardias nocturnas
en Almería y
Granada.
Siempre
me habían dicho
que todas aquellas
pesadillas frecuentes que
tuvimos especialmente en la adolescencia
venían o tenían su
origen en “nuestro
choque brutal con
la luz, en
el momento de
parir nuestras vidas, con
la luz y
la temperatura, y ese deslizarnos resbaladizos hacia unas
manos frías que
intentan recogernos “ . De ahí,
de ahí nos dijeron
continuamente que venían
todas
aquellas pesadillas nocturnas
en donde parecíamos caernos
de la cama ,
o caernos por
un enorme abismo
o en un
inmenso pozo de oscuridad que parecía
no
tener fin. Y
ese despertarnos agitados,
con el corazón a cien,
alterados hasta que
comprobamos que… TODO HA SIDO
UNA PESADILLA.
Dicen que en
este tipo de sueños hay
una característica. La falta
de alegría, no
existe la risa
ni la sonrisa
en sus protagonistas, reiterándose los
sentimientos de frustración e
incapacidad, la imposibilidad
de finalizar una acción, la
perdida de la
iniciativa, la falta
de niños, la sensación
de fatiga, las situaciones depresivas,
el sentimiento de abandono
e insolidaridad, la
incapacidad creadora y los intentos
de autodestrucción.
Hace unos
años, un estudio
realizado por la sociedad Europea de biosociología entre ancianos , que publicó, Rafael G. Mas, demostró
la alta
incidencias de sueños
perturbadores, cuando no destructores. Sueños que
han ido acentuándose por lo frecuente que van
desplazando a los
contenidos oníricos más
optimistas , haciéndose casi exclusivos
de las vivencias
nocturnas. Son muy especialmente
sueños adversos de
amanecida, que s e acompañan de
múltiples molestias físicas (tos, calambres, deseo de micción,
molestias gástricas, escalofríos, sensaciones de inestabilidad de
la cama, angustia
precordial, dolores abdominales
o articulares, acorchamiento de las manos, etcétera
)
Pero existen
unas constantes frecuentísimas en
los contenidos oníricos de
estos ancianos que, de
forma esquemática se puede
resumir
en las siguientes anotaciones
a) Sueños
de amputación , de diversos
órganos, especialmente vísceras internas
o la lengua “ por necesidad, para
evitar mayores males “La
amputación suele ser
por mandato o
sugerencia exterior. La amputación
de los
vestidos puestos
(considerados como parte
propia )no es infrecuente
b) Sueños
de caída, con imposibilidad de
logar el vuelo. Caídas
en el interior
de espacios oscuros, tuberías, a
veces retretes , o precipitación desde
el aire sobre
calles llenas de automóviles.
Cuando la caída se
consuma, nadie se
acerca ni le recoge.
c) Sueños de
mendicidad, con sentimiento irrefrenable
de vergüenza, en
los que nadie
concede limosnas. La acción
mendicante se
desarrolla durante interminables
marchas por las
calles o en
el interior de
los edificios.
d) Sueños de expulsión,
desde el
remedo de la
escena bíblica del paraíso
a
la muy frecuente de
ser expulsados de
nuestros trabajos, nuestras
instituciones educativas, pueblos, casas o
establecimientos públicos. Y además la mayoría
de las
veces se efectúa
por personal uniformizado que
parece estar dotado de
autoridad. La expulsión por
familiares es muy
poco frecuente.
e) Sueños de no poder
llorar. Son sueños con un
alto contenido ansioso. Se
ha observado casos en
los que este
tipo de sueño precedía en
poco tiempo, minutos
quizás, a procesos vasculares
cerebrales o hemorragias
viscerales agudas.
Los sueños
adversos aumentan en
intensidad en ancianos
abstemios, institucionalizados y de marcados
prejuicios. En las mujeres
predominan las situaciones oníricas de búsqueda, mostrando
mayor actitud de fortaleza
ante la adversidad. Los sueños
adversos (productores de terribles
pesadillas) predominan en establecimientos institucionalizados ( residencias, hospitales, centros de acogida
, etcétera)
Igualmente nos
dicen que son
frecuentes los sueños
de ocultamiento (enterrar comida
o dinero, que suele
ser descubierto); de huida (buscando salidas,
puertas cerradas, pasillos
que no conducen a
ninguna parte, aduanas,
muros infranqueables, aguas torrenciales
bloqueadoras); de enfermedad ,de síndrome de Diógenes, de invalidez
o aislamiento etc.
Igualmente ha
podido apreciarse que
esta clase de sueños adversos
se presenta más
abundantemente en el
medio urbano, más que
en ambientes de
pueblo o rurales,
en personas de clase media
(especialmente funcionarios)
y con
menos intensidad en trabajadores autónomos,
artesanos y pensionistas
de medios rurales. Desde un punto de
vista de higiene
mental y de la ética
social
habría que preguntarnos
hacia donde es
conducido el enorme
contingente de ancianos
preocupados por el miedo
a su enorme soledad, su
abandono, abandono de sus
familiares cercanos, sus
escasas pensiones, o la pérdida de
su poder adquisitivo, la
agresividad del tipo de vida y el
tipo de sociedad
que se abre
paso en este
siglo XXI y
por qué razones
psicosociales han sido
desprovistos hasta de
la capacidad de
soñar.
Para que
luego nos digan
que “dormir alarga la
vida “. Dicen que está
demostrado científicamente.
Ajustar la calidad
y cantidad de
sueño a nuestras necesidades alarga también la
calidad y cantidad
de vida. Un artículo
recientemente publicado en “ The Times” informaba no
hace mucho, de
que dormir alarga
la vida más
que comer o
practicar sexo. La pregunta
es :¿Cuántas horas se deben dormir
para alargar la vida ¿ Según Gonzalo
Pin, de la Unidad
del Sueño del Hospital
de Valencia<< Cada
organismo tiene sus
propias necesidades pero en términos generales ,
los bebes necesitan al menos 17
horas, los adolescentes
nueve y a
partir de ahí,
se va disminuyendo
según se avanza
en edad hasta llegar
a las personas
de 70 u
80 años, que
necesitan tan solo
cinco o seis
horas >> Otros baremos
nos dicen que
hasta puede aumentar
el riesgo cardiovascular , la aparición
de algún tipo de
cáncer e, incluso
la muerte. Los cambios
de horario, los ruidos,
la luz artificial o las tablex
o los móviles emiten
luz blanca y engañan
al cerebro haciéndonos creer
que es de día
y aun no
hay que dormir. Según estudios
el ser humano
pierde seis minutos de sueño
diarios cada década y
eso es nocivo. ¿Y
si se compensan
esas horas de
menos con una siesta? BENDITA SIESTA. Cada
vez más. Que ya lo
dijo Camilo José
Cela ,si , cuando le
pillaron dormido en
una de las
sesiones del parlamento “ Estoy
dormido que no
durmiendo. Y que no
es lo mismo
estar dormido que
durmiendo . Igual que no era lo
mismo << estar jodido>> que estar
jodiendo “ ¿Se alargaría también así la
vida si eso
es salud? Lamentablemente dicen
que no. Con tan solo seis minutos de siesta
se regenera el organismo
para ese día,
pero no se repara
las horas perdidas
durante la noche.
A todos
esto recordaba estos días
aquellas
notas de una canción
del
grupo Mocedades aquel
que cantaba << Voy a
poner un mercado
entre tantos mercaderes
para vender esperanza
y comprar amaneceres Para vender
un día la melodía
que
hace al andar …¿Quién quiere
vender conmigo la paz de
un niño durmiendo,
la tarde sobre
mi madre y el
tiempo en que estoy queriendo ? >> Y me
recordaba aquella figura lejana,
de mi infancia, de
“Lolo” nuestro familiar
vecino , en los atardeceres
veraniegos en los cortijos
de Roquetas , que
se quedaba profundamente
dormido con su
osito de peluche
en las manos y
saboreando dulcemente entre
sueños su chupete , recién colocado
por la abuela
entre sus húmedos labios. Y me
siguen llegando aquellas
notas , musicales nostálgicas y
bellas, quizás para espantar
mis insomnios , de que… ¿Quién quiere “comprar “
conmigo la paz
de un niño
durmiendo , la tarde sobre
mi madre y
el tiempo en que
estoy queriendo …
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