CLUB 7
LAGUNAS ¿OS ACORDAIS
AUN MONTAÑEROS DE
AQUEL INOLVIDABLE DIA ?
Posiblemente muchos
lo habrán olvidado. Pero fue
un día que
tuvo su magia
ya por bastantes
años. Un buen día ,
casi en los
albores del club de
montaña 7 lagunas
en el Colegio
San Estanislao, hacia la primavera
de 1992 cuando aún no hacía mucho
tiempo que nos habían comunicado
que podíamos hacernos
cargo de un
viejo local lleno
de cachivaches de
mantenimiento del colegio, cristales, hierros, cubiertas, losas,
sacos de cemento
etc., para montar
allí las instalaciones
del club de
montaña del colegio.
Un día de
aquella primavera , aparece anotado
el 6 de
abril, recuerdo que el “todavía
“ alumno del Colegio
Pablo Morales Mediano me
pidió permiso para
clavar en la
pared anexa al
viejo local algunas
“ variantes “ de piezas
para un rocódromo
montañero.
Y
lo que empezaron siendo unas
cinco piezas aisladas, en aquella enorme
pared , una vez
instaladas con pasión y
paciencia por nuestro
querido Pablo Morales, se
convirtió en una
atracción para multitud
de niños que salían
al
recreo y que
con una enorme
curiosidad y entusiasmo hacían una
cola interminable para “probar
“ aquel
mini -circuito rocódromo
que con un
enorme cuidado y precaución hacían asegurados
por los componentes
más “mayorcillos “ de nuestro
recién fundado club
de montaña.
Con
el tiempo y
la colaboración de
varios compañeros, Pablo
Morales fue agrandando
aquel pequeño circuito
y pronto aquel
mini rocódromo se
convirtió en un “ respetable circuito
de rocódromo montañero “
con varias alternativas
de dificultad que hacían
interminable las
peticiones para su
recorrido.
También recuerdo
el “primer susto”. Las
medidas que se me ocurrió
poner en prevención de
seguridad ante cualquier accidente
para la responsabilidad del
colegio, fue que
siempre un “mayor “ , de
los de bachillerato , o antiguo
alumno, asegurase a
los más pequeños. Con
el tiempo se fue “relajando”
aquella exagerada medida. Y
un buen día , con
Arturo Ruiz Carrillo de
Albornoz y su enorme
estatura y peso, “puesto al
aparato “ , y haciendo maniobras
de escalada, comprobé que la “figura”
que le aseguraba,
era el pequeño
de los Escassi, “Carlocho “ inolvidable “peso pluma “,entonces, que
sentado relajadamente en una silla , leía distraído y entusiásticamente
un
comic de aquella época, sin
la menor postura
de prevención de
riesgo. Recuerdo haber paralizado
la “ arriesgada maniobra “
y exageradamente haber
echado “una filípica arenga”
de lo que “de ninguna
manera era esa
forma de utilizar
el rocódromo “ . Con el
tiempo otra vez se fueron
relajando las costumbres… pero es
verdad que aquella advertencia
hizo concienciar a
muchos que también corríamos un
riesgo de que
pudiera pasar algún accidente
que “todos “ deberíamos hacer
lo posible por
evitar.
Lo
que hoy traigo
al recuerdo es
lo bonito, de
alguien ( en este
caso nuestro querido
Pablo Morales y
la iniciativa de
alguno más) que
con tan escasos
medios, tuvieron la enorme
imaginación y pasión montañera
como para montar
aquel entrañable rocódromo
que durante tantas
horas, días, semanas, años… mantuvo
una cierta “ tensión de
entrenamiento montañera “ en
aquella fría pared
de los arcos
del recreo del campo
de la primera.
Confieso… que
cuando hace unas
dos semanas, visité
a un viejo
compañero en la enfermería, y
me tocó pasar
cerca de aquella fría pared, casi
se me resbalaron
unas lágrimas de
nostalgia. Y un enorme
sentimiento de agradecimiento… gracias Pablo,
gracias a todos
los de aquella “ generación montañera “
que supo ilusionar,
y apasionar por
esta bonita destreza montañera a
tantos y tantos
nombres de niños, adolescentes y jóvenes durante
tantos años. Y me
puse a pensar
aquella frase solemne
, nada más y
nada menos que
de Winston Churchill : “Nunca tantos,
debieron tanto, a tan pocos “ Era
la primavera de
1992 … Gracias Pablo, en
nombre de tantas
generaciones montañeras posteriores
a ti en
el querido 7
lagunas .
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