ANTE LAS MURALLAS
DE TETUAN
Leo y
releo estos días, con
el pensamiento y
el recuerdo de
las murallas y la alcazaba
de la ciudad
donde nací en
el norte de
Marruecos, en Tetuán, un bonito
libro de Juan Bautista Vilar titulado
“TETUAN EN EL
RESURGIMIENTO JUDIO CONTEMPORANEO 1850-1870” EDITADO
EN Caracas en 1985,
y perteneciente a
la biblioteca Popular Sefardí .
Viene a mi
memoria aquel paisaje
con los montes Gorgues y Dersa
de fondo, con la ciudad
encalada en sus faldas,
aquellos atardeceres que
vivi en la ciudad,
en su medina y
en su mel lah
o barrio judío. Fueron
muchos mis tardes de
juegos de infancia entre aquellas
callejuelas de la judería y la medina. No
puedo olvidar que viví
muchos de aquellos
años de infancia entre
dos de sus más famosas
puertas en las
murallas de Tetuán, la
Puerta Zaida y la
Puerta de la Reina.
Indudablemente vivieron tiempos
de dolor ,vejaciones y
humillaciones los hebreos
que en aquellos años les
tocó vivir en
la Mal lah
o judería tetuaní. Momento histórico duro
pero trascendental para
el reencuentro de
soldados españoles y
sefarditas que aún
hablaban el castellano
del siglo XV
cuando abandonaron España. Es por ello
que los soldados
españoles de O´Donnell, De los Rios
y Prim fueron
recibidos con cariño por parte de los hebreos
de la ciudad e
incluso de muchos notables comerciantes y
habitantes marroquíes de
la ciudad que
no estaban de
acuerdo con el atropello
vivido en aquellos
dias por elementos
saqueadores .
El escritor español Benito Pérez Galdós ,que años más
tarde tuvo a su alcance un
valioso material para
la redacción de su
relato novelado ”Aita Tetaren “ aporta
curiosas noticias sobre
la intervención de la “Keila”
o
comunidad judía de
Tetuán para que
las tropas españolas
pudiesen auxiliar la
ciudad de Tetuán
del auténtico genocidio
que estaban viviendo
en la ciudad
norteafricana los israelitas por parte
de alguna tribus revueltas nativas .
En la mañana
del Lunes 6 de
febrero de 1860, 13 de Reyab
de 1276 de la
Hegira , y ya
para siempre fecha conmemorada en
adelante por los judíos
de
la ciudad con un
“Purim “local. El general
O¨Donnell dio la
orden de entrar en Tetuán. . en tanto
el grueso del ejército español,
pasando entre los
cementerios musulmanes e israelita
, se
aproximó a la puerta
de la ciudad
que da acceso
a ambas necrópolis,
la hebrea y la
musulmana, otra columna d escribía un
movimiento envolvente para
situarse por el
lado opuesto, frente a la
puerta de la Alcazaba
. Los españoles encontraron cerrada
la “Bob al Maakbar ”
o puerta de
los muertos
.Refiere Alarcon
que los judíos se
apresuraron a abrirla desde
dentro, según cuentan relata Pedro Antonio de Alarcón, En aquel Tetuán
de 1860
los españoles fueron de
sorpresa en sorpresa. El
general José Ramón
Mackenna, acompañado del brigadier pesca
y al son de
la Marcha Real fue el
primero en penetrar en la ciudad
al frente del regimiento de
Zaragoza. La urbe ofrecía un tético
aspecto de desolación que
no pudo por menos de
impresionar a soldados y periodistas.: “a su vista s e
ofrecía un cuadro de muerte
y ruina . Rastros de
incendio, puertas destrozadas, cadáveres
que
escombraban el camino, y niños,
mujeres y ancianos
pereciendo de hambre. Sobre todo
en la judería.
El cronista marroquí EN
NASIRI ES SELAUI
denunciaba ya los
inhumanos exceso de sus paisanos:
“el populacho , lanzase al saqueo, y
perdiendo toda noción de respeto
y pudor, todos
los allí presentes,
montaraces, árabes y otros a ventureros reclutados, se dedicaron a fracturar puertas
de casas y tiendas
de la judería, y
pasaron del robo y saque de
bienes al alevoso
asesinato y violación para
aprovecharse del botín.
Nahon describe
los destrozos vandálicos sufridos por
el mel -lah , y
en particular las vejaciones y
excesos a que fueron
sometidos sus moradores. Sobre todo
las mujeres, a quienes a
la mañana siguiente
encontraron casi desnudas, desesperadas y
medio muertas , por los
insultos y las ofensas
sin nombres que habían
recibido
durante la noche
por parte de una soldadesca
desenfrenada, que no habiendo
tenido el valor de enfrentarse
a los españoles,
había desahogado su rabia
y saciado sus
brutales pasiones sobre esas
pobres gentes indefensas
y desvalidas.
El general Prim, a
su vez, poco antes de entrar
en la plaza, hizo
un llamamiento su división para que
tratase con generosidad
al vencido. En los primeros
momentos musulmanes y
hebreos permanecieron encerrados en
sus casas. Estos últimos no tardaron
en aventurarse a salir para solicitar urgentes
auxilios. Como no se les
hacía
daño alguno, antes al contrario recibían
socorros
de los soldados, pronto se desbordaron por la
ciudad entre manifestaciones de
jubilo.
Grande fue el
asombro de los soldados españoles al verse
saludados en perfecto castellano
con expresiones tales
como “Bienvenidos ¡ Viva la
Reina y vivan
los señores. . A su vez,
los musulmanes fueron abandonando sus
moradas para sumarse a
la muchedumbre que salía
a festejar el
paso de las tropas . Estas no se detuvieron hasta
llegar al Zoco central. O
Donnell tomo allí solemne
posesión de la plaza ante
una delirante multitud. Para entonces
la división de Prim , con
su tropa catalana, había escalado
la alcazaba, en cuyo
alto enarboló el pabellón español . Las
puerta de la Judería se encontraban
destrozadas a la
llegada de los e españoles, las
casas asaltadas y saqueadas,
muebles ropas y
enseres rotos, revueltos y dispersados por los patios y
al vecindario vejado y maltrecho.
EL AUTOR DEL
LIBRO, Juan Bautista Vilar, nació
en Villena (Alicante ) en 1941 Se
licenció y doctoró
en Filosofía y letreas (Sección de Historia)
en la Universidad de Murcia
con premio Extraordinario. Profesor Titular
de Historia contemporánea es
especialista en temas
judaicos e islámicos.
Es curioso en
estos días que
se viven tanta aversión
a
lo español en
Cataluña como son precisamente soldados
catalanes los primeros en
izar la enseña
gualda y roja, símbolo de España
en lo alto de
la alcazaba tetuaní.
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