H. ANTONIO LÓPEZ
GALVÁN S. I.
(MALAGA, 15.09.1932 - Málaga 25.11.2016)
Cuando me
propusieron escribir unas
líneas sobre la
vida del Hermano
Antonio López Galván , me
sorprendí a mi
mismo repasando mi
historia en la
Compañía de Jesús, para
ver en qué
momentos había coincidido
con Antonio L. Galván. Y
comprobé personalmente que es
un buen ejercicio
sobre todo para
dar gracias a
Dios en cuanto
a las personas
que se nos
han cruzado en
nuestro camino y
de alguna forma
han contribuido a
hacernos o al
menos acrisolar o
fortalecer nuestra fe por
esas
personas que han
sido testimonio y
luz en nuestros
avatares de la
vida apostólica. Es evidente que
se me escapan tramos de la vida de
Antonio L. Galván, por los extremos. Conviví con él en dos etapas, una en Úbeda y otra
en Málaga, aparte de la relación
más esporádica de nuestros encuentros esporádicos en
distintos momentos. Recuerdo
que muy pronto
ya desde mi
primer año de
noviciado (sin conocer aún a
Antonio) sentí una
profunda admiración por él
y
curiosidad por conocerle ,
pues en
mi mes de
comunidad me enviaron
al Colegio del
Puerto de Santa María (fue el último año
de existencia del
internado de aquel colegio
San Luis Gonzaga ) y
descubrí que Antonio
había dejado allí
una honda huella entre
muchos de los
escolares e internos . Había enorme
admiración por alguien que
ya no estaba
hacia más de
un año : el Hermano
Antonio López Galván
había estado
allí destinado hasta
el curso anterior
encargado de los
deportes y de la
clases de plástica. Todavía recuerdo
que un
interno me regaló
un cuadro artísticamente confeccionado
en el arte
del pirograbado que le había enseñado con
enorme paciencia el
Hermano Galván, y
se le llenaba
la boca de
orgullo al indicármelo .
Fue el
año siguiente ya en mi segundo
año de noviciado
cuando tuve la
suerte de conocerle
personalmente y compartir los
nueve meses de un
curso difícil ( por las enormes connotaciones
políticas que vivía
nuestro país aquel curso
1974-75) en las
Escuelas de la
Sagrada Familia de Úbeda, en
donde en medio
de aquella situación
complicada que vivía
la SAFA , comprobé la
enorme talla de
sencillez ,liderazgo y cercanía que
el Hermano Galván
sacaba con aquellos
chavales y muchachos
procedentes casi todos
de ambientes rurales
y muy humildes, donde en
determinadas situaciones, había que
tirar de liderazgo
para dominar ciertas
situaciones difíciles. Recuerdo
un caso muy
humano como fue
en el
fallecimiento de la
madre de un
alumno, en el
mismo salón de
actos de la
Safa de Úbeda ,
y el mismo día del
comienzo de curso .Ella
era viuda además, y
el chaval quedaba
solo en la
vida. La colaboración de las religiosas
de la Sagrada
Familia y sobre
todo la empatía
y protección que desplegó
hacia él chico a
partir de aquel
momento el Hermano
Galván le salvó
de no arrojar
la toalla y
marcharse .Me lo confesaba
el muchacho años
después que le
vi en Granada. Las
clases de Educación
Física y la
labor que hacía
desde este Departamento
le forjaban una
autentica estela de
admiración entre los
chicos de las Escuelas
de Magisterio de
la Safa y
su internado de
F.P., .Admiración que de
alguna forma tuve
la suerte de
compartir al sentirme
invitado al lado
de él, en
multitud de fiestas
patronales de los
muchos pueblos que
recorríamos juntos de
aquella zona desde
donde procedían la
mayoría de los
internos. Tenía la sensación
de que Antonio era
agasajado e introducido
en muchos hogares
sencillos de aquellos
pueblos como un
padre o un
hermano mayor, como si
fuera un integrante
más de la familia.
Como novicio aún
me “instituyó “ autoridad
en un club
de Montañismo que
puso en marcha
en la Safa para
organizar excursiones con
externos e internos y
con el que continuamente
hicimos muchísimas excursiones
por aquella Sierra
de Cazorla y
por la geografía de la comarca
de Úbeda, en
donde compartía bocadillo, marcha ,canciones
y oraciones, con
los chavales.
En mis
años en Teología en Granada,
finales de los 70 y
principios de los 80 lo
sentí cercano en
las ocasiones que
me acercaba a
visitar la
comunidad en donde
se desvivía como
ministro por su servicial
dad y
cordialidad con todos
y por atender las
necesidades especiales de
la enfermería e incluso las
necesidades materiales de nuestro
piso de Teologado.
No volví
a coincidir con
él hasta 1989
en su destino
ya en el
Colegio del Palo.
Y ahí reconozco
que el impacto (comprobado personalmente ) al recibir
la noticia de
su fallecimiento ha
sido sorprendente para mí.
Alternó algunas clases
de Educación Física
en los primeros
años con el
tema de llevar
adelante los Deportes y
las instalaciones deportivas del
Colegio San Estanislao,
pero sobre todo
en el dificilísimo tema del
mantenimiento y la
adecuación para los
nuevos tiempos de
las obsoletas instalaciones
en que se habían quedado
los campos
de futbol , gimnasio
y canchas deportivas
(sin ayudas oficiales ). Sin apenas
presupuesto y solamente
llevando el bar
del colegio, y
organizando alguna rifa
extraordinaria, luchaba con
la ayuda de
varias familias por
mantener una animación
deportiva mediante la
convocatoria continua de
jornadas deportivas dominicales
o de fin
de semana , jornadas
que se convertían
en autenticas fiestas
familiares en donde
padres y familiares se
convocaban mutuamente para
animar a sus
hijos y parientes
en aquellas competiciones, dejando
a su vez
algún beneficio al bar
y
confiriendo un ambiente
extraordinario y familiar
a la convocatoria
deportiva . .Es curioso que
los testimonios recibidos
estos días de
aquellos niños y
niñas del Colegio
S. Estanislao le recuerdan
por su enorme
paciencia su servicial dad, para
tener preparados los
bocadillos en los
desayunos y en
los recreos, balones
prestados a niños
que no tenían recursos
o medios y
cordialidad para las
primeras curas de
urgencia en los
que sufrían aparatosas
caídas en los
recreos o en
las competiciones. Balones, bocadillos,
mercromina , agua oxigenada , alcohol y algodón,
esto que a
primera vista parecen
sin importancia en
los niños de
aquella época, hoy
adultos, lo cuentan
como anécdotas sencillas
que en su
momento fueron de
vital importancia en sus
vidas .
Cuando en
alguna ocasión iba a partir
de finales de
los 90 por
Huelva lo volví
a encontrar entregado
de nuevo a
sus labores de comprador
y administración
de la casa, de
los pequeños detalles
con los scouts
y con los
fieles del templo
desde su
labor de sacristán , siempre en
ese religioso sentido
de disponibilidad del “
ya voy
Señor “ a
quien recurría a
él en la
residencia de los
jesuitas de Huelva. De
sus últimos años
en Granada se poco, aunque él ya
no fuera el
mismo, por el
paso lógico de los años
y sus achaques, pero me
llegaron testimonios de
laicos y jesuitas
siempre encantados con
su rostro de
bondad, su actitud
de servicial dad y
su capacidad de escucha
como sotoministro con esa disponibilidad que le
caracterizaba , ahora en
esta fase de
su vida, desde
la fragilidad y la limitación para
cualquier servicio que
surgiese.
No me alargo más, puesto que a Antonio le disgustaban los halagos. Quiero reseñar aquí su particular devoción y
seriedad religiosa: como San
Ignacio dice en la Autobiografía,
todo esto es “facilidad para encontrar a Dios”. Antonio
ya se ha encontrado con Dios. Está con Él, en sus manos, en sus brazos.
El Evangelio del domingo 1º de Adviento dice Jesús : “Estad vosotros
también preparados , porque a
la hora que
menos penséis viene
el Hijo del
Hombre ”. Que la venida
del Reino que
se nos anuncia
ya por todos
lados, y la
vida del Hermano
Antonio López Galván
también lo es , autentico anuncio
biográfico, nos encuentre
a nosotros preparados para el
abrazo del Dios
ternura que se
nos anuncia en
los testimonios vivos
que encontramos continuamente
en nuestros caminos y
en nuestras vidas. Así
sea.
Antonio Marín
Cara S. J.
Sevilla 01
12 2016
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