LA FECUNDIDAD
DEL DESIERTO…LA FECUNDIDAD
DEL EXILIO
Dice el
viejo proverbio oriental “Lo
que no me
vence, me hace más fuerte “ Escribe F. García
de Cortázar sobre el exilio
del saber en
cuanto a esa
productividad que ciertos
periodos duros del
acontecer de la
vida obliga a
interiorizar en la
vida de muchos
hombres ilustres: “
El exilio
es una de
las manifestaciones más
hondas y trágicas de
la historia. En España
hay una crónica
de intolerancia y de
sangre, de destierro y
de llanto, un
pasado doliente que
ha arrancado parte
de sus raíces y
ha obligado a
muchos españoles a vivir
transterrados, sobremuriendose(…)
sin embargo muchas
de las más
importantes realizaciones de
la humanidad han
venido del exilio. Antes de
alzar su palabra
decisiva, los creadores de
las grandes religiones- Buda, Cristo, Mahoma- se
internaron primero en
el silencio del desierto, en
el no estar
con los hombres. También fueron fecundos el destierro
de Seneca, la deportación
de Maimonides y
Averroes, las mazmorras de Cervantes, la
sordera de Goya.
<<Quienes cruzan
el mar cambian
de cielo pero
no de alma >> había escrito Horacio,
otro exiliado , y efectivamente
no mudaron de alma
los jesuitas expulsados de España y América en
1767 , tras su angustiosa
travesía mediterránea y
su disolución por
el papa Clemente
XIV , seis años más tarde. Con los más ancianos
como el padre
isla, el primer novelista
español de su época,
son desgajados del tronco
secular de España
numerosas gentes de letras,
hombres pletóricos de
vitalidad , admirables por
su ciencia y
su cultura, que se llevan
consigo no solo su dolor
abismal sino también la semilla
de algunas de las
obras más arrebatadoras
y avanzadas del
pensamiento europeo(…).Cuando
un aplauso contundente
y prolongado hace
un par de semanas,
clausuraba el Congreso Internacional
Juan Andrés y
la Escuela Universalista
Española, el encendido
público no solo
premiaba la labor
de los organizadores
Pedro Aullon de Haro y Jesús
García Gabaldon, sino que
manifestaba su emoción por
las conclusiones a
las que habían llegado
los investigadores de más de
una decena de países.
Nunca se había proclamado
con tal rotundidad y razón
que
el exilio intelectual de los
jesuitas, consiguiente a su expulsión
de
los territorios de la Corona
española por Carlos
III, había dado
origen a una tardía
pero brillante Ilustración humanista, de
radical sentido empírico además de
cristiano que por vez
primera expresaba una concepción
integradora e histórica del
hombre, el mundo
y el saber. Que la
cultura levantada por
los españoles no era
la pariente pobre de
una Europa de las
Luces ni la vieja caverna
del fanatismo religioso,
enemigo de la funesta
manía de pensar. En
fin, que los
españoles habían pensado
mucho y bien, que
la Iglesia en
absoluto se oponia al
progreso, y que África
no comenzaba en
los Pirineos.
Si ahondáramos
en el exilio
jesuítico del siglo XVIII descubriríamos cosmógrafos,
matemáticos, filósofos, lingüistas,
astrónomos, meteorólogos, físicos,
etnólogos, geógrafos, críticos de
arte, botánicos, biólogos,
latinistas, hombres de
jurisprudencia y ciencia
legal… Toda una pléyade de
ilustrados que con
su talento y esfuerzo
alzaron una patria
común, hermoseada con
los frutos del saber,
la precisión de la
ciencia y la c conmovedora humanidad de
la literatura.
Hoy en
pleno centro de Madrid,
en la Biblioteca
Histórica que guarda
fondos del antiguo Colegio Imperial de
los jesuitas, una exposición
recuerda
a estos patriotas
sin patria, a estos
ilustrados sin
reconocimiento popular, a estos
españoles que a través del
tesoro de sus manifestaciones literarias
y científicas confirman la existencia de una
personalidad nacional más
allá de cualquier
empeño político por
impugnarla, mas allá de
toda desidia ciudadana para
preservarla
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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