“QUIZAS NO
SEA UN BUEN ACCESO …QUIZAS NO
SEA UN BUEN
CAMINO”
En 1999 con
48 años Jeff Lowe ( el
alpinista norteamericano más
admirado el primer
escalador norteamericano en
abrir una vía de
acceso por el
centro de la cara norte
del Eiger )patinando en
hielo junto a su hija sufrió
una caída que
el mismo juzgó
inexplicable pues no
era alguien dado a perder
el equilibrio sin razón.
Sin embargo un año
después, supo que el
resbalón fue el primer
síntoma de una extraña
enfermedad relacionada con
la esclerosis lateral
amiotrofia que le
ha postrado para
siempre en una
silla de ruedas , privándole incluso del
habla, aunque puede comunicarse
gracias a su inseparable
IPad (Este tipo
de enfermedad provoca
parálisis muscular progresiva
y la muerte) Los
que conocen a Lowe
aseguran que, también en este
c aso, sigue siendo
patológicamente optimista.
La última vez
que le preguntaron
porque nadie había repetido su vía del
Eiger, sonrió y la
pantalla reflejó un irónico
<< quizás porque no
sea un buen
acceso, una buena
vía>> . la sala de conferencias estalló
en una carcajada
seguida de un
atronador aplauso. De momento,
solo Huber, Siegrist y
Schaeli pueden opinar
con conocimiento de causa… y aun se
rascan la cabeza
imaginando como un
hombre, entre tormenta y
tormenta, pudo ser capaz
de escalar con tanta fe y determinación.
Todo el
mundo recordaba que en 1991
era el alpinista
norteamericano más admirado. Incluso siendo
una leyenda, Lowe sabía que de cara
a la sociedad aún
no había hecho
algo que tuviese
sentido. Por eso, y
recordando la presión de
su padre, quiso ser
empresario y se estrelló:
quebró su empresa
de material de escalada, fracasó en su
intento de organizar competiciones e n su país,
entró en
bancarrota, perdió a los
amigos a los
que debía dinero, arruinó su matrimonio
y debió alejarse de su
hija de dos
años. Por eso … cuando
anunció que deseaba
abrir en solitario
una vía por el centro
de la cara
norte del Eiger, muchos
entendieron que buscaba el
suicidio: “Nunca hubiera escogido
una forma tan complicada de
quitarme la vida,
pero vi que
era posible. “
La cara
norte del Eiger
evoca relatos truculentos: ocho de
los diez primeros alpinistas
que trataron de escalarla perecieron. Atrapados en
el nevero conocido como
LA ARAÑA fallecieron de agotamiento e
hipotermia los aragoneses
Alberto Rabadá y Ernesto Navarro .
En 1991 habían
perdido la vida atrapados por el
frio , las tormentas
y los accidentes
en una interminable vertiente
de 1.800 metros de desnivel
que culmina a 3.
970 metros casi
60 excelentes alpinistas.
Lowe no
buscaba un epitafio,
sino recuperar la
esperanza porque se sentía perdido
y fracasado. Buscaba algo que le diese fuerza
para vivir. Lo logró:
escaló en solitario durante
nueve días la
montaña más legendaria,
mortífera e intimidante
de los Alpes , en
pleno invierno, por el centro de
la pared.
Eiger significa “ogro “ en alemán y su
cara norte es una
amalgama caprichosa de
pilares de roca
descompuesta, hielo negro y
nieve inestable. .Lowe
bautizó para todos
los mapas a
escala de los
alpinistas su vía con el
nombre de METANOIA
, que en griego
significa “ en época pagana,
un cambio de opinión, de
parecer de decisión, un giro en el
pensar o
sentir”. Con Metanoia, deseaba
expresar “un cambio fundamental
en su forma de
pensar y una autentica transformación de mi corazón para
la vida “. Han hecho
falta 26 años para
que alguien repita un
itinerario que gozaba
de una fama
de misterio y
leyenda intimidatoria. Nadie había
tenido
hasta la fecha
la fuerza mental necesaria
para seguir los pasos
de un Jeff
Lowe desesperado por vivir,
de alguien descrito por
sus amigos como
un ser “ patológicamente optimista “ , es decir,
alguien capaz de mirar ladera
arriba cuando todo parece
indicar que la
vida está abajo. En diciembre
pasado tres grandes escaladores Thomas
Huber (Alemania) Roger Schaeli
y Stephan Siegrist (suiza) firmaron
tras dos días y
medio de ascensión, la
primera repetición de
la vía de
Lowe, quitándose el sombrero
como homenaje ante
la dificultad del itinerario
y la audacia
del escalador que en
1991 llegó a superar
hasta tres tormentas
y tuvo que
ser evacuado en helicóptero in
exteremis de la
misma cima del Eiger ante los
peligros de aludes que presentaba
el descenso por
la cara oeste. Estos
tres hombres ante
la prensa se
rascaban la cabeza
expresando como un
hombre solo, entre
tormenta y tormenta,
pudo ser capaz de escalar con
aquella fe y determinación
para
alcanzar su METANOIA,
y como decía aquel
adagio montañero “y
lo llegó a
hacer porque no sabían.
que era imposible “ Un brindis para los que os sentís con espíritu y corazón montañero por el corazón grande de montañero de JEFF LOWE
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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