SOÑANDO CON
LAS ESTRELLAS: EL HOMBRE
QUE ILUMINA LA
NOCHE
Fue mi vocación
soñada
e imaginada en
la infancia. Farero o
farista. El caso es que aquél día sentí
una enorme envidia. De pequeño
mi padre me
presentó al
que había sido
farista del faro
de Roquetas de
Mar, y también de
Punta Entinas. Creo que
eran de la
familia Gandolfo Pomares, familia
de fareros, y a uno
de los cuales
también amigo de
mi padre conoci
de farero , siendo
pequeño, en Ceuta. Autenticas dinastías familiares
de fareros.
Me
hablaron un dia de
Mario Sanz, un joven
que dejó un día su
negocio de un
pub en Madrid
para ocupar la
plaza de farista
en el más
bello de todos
los faros de
la costa española,
el faro de
Mesa Roldan en Cabo
de Gata (Almería) Desde pequeño,
siempre que mis
padres me habían
llevado a aquellas
playas de Genoveses, los
muertos, Mosul, cala San Pedro, el
dedo de Dios, aguamarga, la isleta
del moro… siempre
me había impresionado
aquel castillo blanco
dominando y desafiando
con cierta “chulería “
el horizonte de aquel
azul Mediterráneo que
constituye el complejo
faro de Mesa
Roldan junto a
la centenaria torre
fortaleza de vigilancia en aquella
meseta desde la que
se divisan las
playas más bonitas
de Cabo de Gata
Desde que
le vi en
una presentación de
libros, me pareció
una persona feliz,
de esos rostros
iluminados que han
alcanzado la plenitud
de su realización porque
ejercen la vocación que
soñaron. Él se había convertido
en un hombre
que iluminaba la
noche de los
navegantes que por
aquellas aguas cubren
su singladura. Mario Sanz ,
un joven enamorado
de la música
y enganchado al
negocio de un
pub en una
excelente zona madrileña,
un día cansado
de vanidades y
ruidos vio un
anuncio en un
periódico que hacía
referencia a una
academia de preparadores
para preparar los
exámenes de farero. Tuvo
que prepararse de
materias para él algo
difíciles como conocimientos
de óptica, electrónica
o física (él simplemente
había estudiado en su tiempo
Magisterio por letras
sabiéndose con algo
de vocación de
“maestro” para enseñar a
los niños)
Y aquello
le cambió la
vida. Bueno a él
y a su
mujer, que todos
los días añoraba
salir del mundanal
ruido, ajetreo, vida
apabullante de la
gran capital para
salir en los
puentes a la
playa más cercana. Y
digo que si
les cambió la
vida. Un día , ya
ganada esta oposición,
se vio incrédulo
con la orden
de incorporarse urgentemente
al faro de Mesa
Roldan en las
solitarias playas de Almería.
Y cuando se
vieron allí, comentaba
que le dijo
a su mujer: “No
querías playa… toma playa”. Es
un faro aislado,
en lo alto
de una meseta, a
distancia de pequeños
núcleos de población. Pero Mario,
no se limitaba
a ser farero
y confesaba que: “Me
metí a esto
por inconsciencia, pero
al llegar mi
mujer y yo
nos adaptamos enseguida,
había que salir
de la gran ciudad
para saber lo
que hay fuera. Los
faros ya no
son lo que
eran. Funcionan de manera automática,
no hay que
encenderlos, solo requieren un
mantenimiento. Algunos
fareros prefieren vivir
un poco aislados,
yo preferí hacer
cosas. Siempre había
soñado ser escritor. Siempre me
había dado por
la escritura pero
no tenía tiempo. Ahora
sí, me concentré
mucho más. Ya ha
publicado algunos títulos
relacionados con los
faros, tanto de historia
como de narrativa,
por ejemplo los
relatos de Faros sobre un
mar de tinta (editado por
Playa de Abarca, la editorial
del escritor Lorenzo Silva) Como
casi un “agitador cultural”
que es lo
que se considera
se metió de lleno
en lo cultural. Montó un
museo que recoge piezas
históricas relacionadas con
la vida de
los fareros y
reproducciones de otros
faros de la
costa, pero también
piezas (pinturas y fotografías
artísticas ) de
muchos artistas mundiales
sobre el tema
de los faros. Ha
investigado 150 años
de diarios escritos por sus
predecesores que encontró
en el faro, los
faristas que habitaron
aquel desolado faro de
Mesa Roldan, Ha escrito
una historia del lugar. Se
considera uno de los últimos
fareros de España, y
también casi un guardián
de la
memoria: “Algunos fareros prefieren
vivir un poco
aislados, yo prefiero
hacer cosas pues
lo mío también
es algo romántico “.Coordina un
club de lectura
en la cercana
población almeriense de Carboneras,
y organiza algunos
eventos poéticos y
pictóricos en su faro,
colaborando en programas de
radio o coordinando
exposiciones itinerantes que
ya ha recorrido buena parte de
estas costas mediterráneas. Da conferencias
sobre el mundo del faro en
relación con la
cultura y hasta
se permite el
lujo de hacer sus
“pinitos “ cantando Sus
dominios son este
y otros dos
faros, el de la
Polacra , sobre una
cueva marina, donde
enfrente hay una
embarcación polacra hundida desde
el siglo XIX
de la que
emerge su palo
mayor todavía, y
el faro de Garrucha, surcados
por la brisa
y el salitre… muy
diferentes del asfalto madrileño
que dejó un
lejano día a
principios de los
años noventa. Muy lejos
aquel pub madrileño ,
con ambientación cinéfila
en Vallecas, llamado
“Autógrafo” , casi de diseño…
pero ya no
añora aquello. Alguien le
preguntó no hace
mucho ¿Volveréis algún día a
Madrid, a tus
sueños jóvenes de
los pubs de Vallecas
y Hortaleza? Y
respondió: “ni aunque me
aten”. Y sigue enamorado,
siguen enamorados los
dos, por las
noches del sonido
de las olas,
de las estrellas,
de la brisa ,
de aquel profundo
olor a playa
que les llega
a todas horas.
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