Vida al
aire libre : RAMAS, NUDOS, CUERDAS, ENTRECUERDAS
Y ENCORDADOS
Desde pequeño,
desde que tengo
memoria de campamentos, de exploradores, de scouts, acampadas de
verano, siempre crecí con
una cierta praxis
de amor a
las cuerdas, los nudos, las
construcciones entre ramas, la
admiración de la
vida de los leñadores, de los habitantes
del bosque, de los que podían
hacer
vida natural y
se valían de
sus propios medios.
Siempre decíamos que
aquellas charlas que
con tanta precisión nos
daban nuestros monitores, jefes, adiestradores sobre
la importancia de
las cuerdas en
la vida de
un montañero, o en
la vida de
un scout eran
esenciales. Había concursos de
nudos, de destreza en
saber identificarlos rápidamente,
de destreza en
saber aplicarlos, lo que
luego llevábamos a
la práctica instalando aquellas
tirolinas para darnos
paseítos (a veces
peligrosos entre las
ramas de los
arboles) los famosos puentes
de tres cuerdas
o puentes Everest,
o HImalayas los
puentes de dos
cuerdas o puente
de paralelas, o el famoso
puente de mono.
Nos aprendíamos incluso
juegos que simulaban
serpientes que se metían
en
el lago y volvían a
salir para acordarnos
de la nemotécnica
de hacer los
nudos más difíciles.
Las famosas siestas
después de la
comida en el campamento subidos
en una plataforma
hecha por nosotros
mismos sobre los árboles, donde
era nuestro lugar
secreto incluso para
vivaquear por la
noche. Inolvidables momentos,
y a
veces inolvidables “moyas “ cuando
no hacíamos aquellos
nudos bien… incluso recuerdo a aquel compañero,
que por no
hacer bien los
nudos, o no
cuidar bien las
cuerdas, experimentó una “enorme moya”
(o una enorme
“leshe” que se pegó
contra el suelo, y
que a pesar
de los años, aún debe
acordarse de los
daños “colaterales “
De esa
vida de cuerdas,
nudos, cordelajes, puentes de
cuerda, entrecuerdas, y cordadas
que tantas veces
nos salvaron casi
la vida en medio de
la dificultad de
la escalada hoy
he hecho una selección
de fotografías de
distintos momentos de
esos nudos y
esas experiencias que
son como un rebobinar
de recuerdos de
muchos de aquellos
momentos. Quedan otras
muchas situaciones con
la cuerda como
protagonista especial (los monitores, jefes, y coordinadores scouters nos
aconsejaban querer a
las cuerdas “como auténticas
reinas de nuestra
vida “ con masajes
de grasas especiales, cuidados ante
el sol, la
lluvia las inclemencias…
la verdad es
que siempre fueron
esas cuerdas y
esos nudos compañeros
inseparables de muchos
de nuestros pasos,
entre rocas, entre ramas, entre
ríos, entre nieve… como
la vida misma
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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