AQUELLOS AÑORADOS
RELATOS DEL ABUELO
CABELLO: EL HEROE DE
LA CHIQUILLERIA TETUANI
Son
muchas las generaciones
de aquellos niños
tetuaníes del “ensanche “ europeo de aquel
Tetuán del protectorado
que recordamos a
uno de aquellos
personajes míticos de
nuestra infancia: el abuelo
Cabello. Allí sentado en
alguno de los
bancos de la
“isleta “ que eran
los jardines de
la plaza “El
Primo” (por Primo de Rivera, luego
Muley El Mehdi ) generalmente junto
a los puestecillos
de pipas de la
Betty Bo, o
el “barquillero” o
en el angulo
frente a la Torres Quevedo. Allí estaba
el abuelo Cabello eternamente
las tardes de verano
y las mañanas
de sol en el
invierno tetuaní, contando
sus historias y
recuerdos de todo
un combatiente de una
lejana guerra que
a los niños
nos sonaba a
historias de héroes
y guerreros. No paraba
de contarnos esas
historietas y su
repertorio de cuentos y
acertijos lo que hacía que
toda la chavalería
que salía a
los recreos procedentes
de la academias Don
José y la General
estuvieran en permanente
“ adoración “ de su
entretenido repertorio.
Cuando nos
fuimos de Tetuán, a
estudiar, o ya
definitivamente con los
destinos de nuestros
padres a la
península, le perdimos
la pista. Luego vimos
que también su
“locus “ de relatos, con la nueva
configuración que le
dieron a aquella
recoleta plaza frente
a la iglesia
católica, ya no
era la misma.
Notamos un vacío,
y aun mas
de aquellos personajes
que mantenían horas
y horas de
tertulia en aquel clásico
lugar de los
juegos de nuestras
infancias. Su ubicación como
“isla” protegiendo nuestros juegos
del escaso tráfico
de coches y
trolebuses ( Tetuán fue la
cuarta ciudad “ española “
después de Madrid, Barcelona y Bilbao
que tuvo trolebuses ) Nuestras madres
al dejarnos allí
jugando lo hacían
con la tranquilidad
de sabernos “protegidos “ mientras
ellas se “ponían
“ al día de
las gacetillas de
comentarios que corrían
por la ciudad
.
Eterno abuelo Cabello
siempre recordado en
la entrañable memoria
emocional de nuestras
infancias. “Erase una vez …” la
necesidad vital que
hay en nuestras
infancias del relato
que nos transporta
al mundo de
la imaginación y el
reconocimiento de los
recuerdos. Dice el
proverbio adaptado por Gustavo Duch, de uno africano:”Mucha gente
pequeña en muchos
lugares pequeños, cultivaran
pequeños huertos… que alimentaran
al mundo “ Duch dice “
que contar es
otra forma de caminar:”Y
no solo de pan vive
el hombre “ sino
de toda palabra… que
la da dignidad
a nuestras vidas, a
nuestros relatos, a nuestras
historias. El abuelo Cabello era
ese “contador del Bosque “ un cuenta
cuentos que “nomadeaba “
con la palabra
, el relato,
la historia entre
la gente pequeña
del bosque, mejor
dicho de la
Plaza del Primo, la
de nuestra infancia. Hoy
nos surge un
grito desde el
corazón …¡Que necesarias son
las historias, los
relatos, los cuentos
de nuestros abuelos
en el mundo de la infancia ¡
El
3 de Febrero
de 1961 en “La
figura del día “
una de las
secciones más populares
del órgano de
difusión de los
españoles en Tetuán en
Marruecos , el Diario de África, reproducía una
entrevista con aquel
anciano superviviente ,al que
nosotros los críos
tetuaníes considerábamos de
los “últimos de
Filipinas “, inolvidable a
todos los que
fuimos niños en aquel
Tetuán del protectorado
español en aquellos
años 50, y
principios de los
60 tras la
reciente independencia de
Marruecos, nos entusiasmaban sus
relatos e historias.
La
entrevista la realizaba
uno de los más agiles
periodistas del Diario de África
de entonces ,el conocido
Paco Lara y
la reproduzco aquí
por su interés
para los que
fuimos niños de aquella
época.
“No
hay duda alguna
, ni creo
haya quien lo
niegue, que la
popularidad entre el
elemento infantil es
una virtud. Hace
unos días nos
enteramos de la
afluencia al Hospital Gómez Ulla
de diversos obsequios
todos ellos con un
mismo destinatario: “El
abuelo Cabello”. Los remitentes
de los paquetitos
se encontraban, sin excepción,
entre los niños
de nuestra ciudad
¿Quién es el
“abuelo Cabello “ ? nos preguntábamos.
Con el
mínimo esfuerzo indagatorio
nos enteramos de
la personalidad del
anciano tan popular . con
solo preguntar a
alguno de los chiquillos
que juegan en
la Plaza de
Muley El Mehdi, ellos
mismos nos condujeron
hasta uno de
los bancos donde
mientras tomaban apaciblemente
el sol , charlaban
dos ancianos.
-
¿El señor Cabello, por
favor ?, pregunté
-
Yo
mismo, joven- me contestó
uno de los ancianos.
-
-¿El
“abuelo “?
-
De
más de quinientos
nietos…
-
¿Me
permite unas preguntas
para DIARIO DE AFRICA?
-
-¡Cómo no! Siéntese
a nuestro lado,
por favor
-
Y
los tres, recibiendo los cálidos rayos
del amigo Sol,
comenzamos a charlar.
-
-¿Quiere decirme su
nombre completo, por favor?
-
Si. Me llamo Francisco Cabello Gamero.
De 88 años de edad,
que cumpliré el
próximo 23 de
febrero, si Dios quiere. Nací
en el año
1873, en las Ramblas (Córdoba) y
soy ex combatiente
de las campañas
de Ultramar.
-
-¿Cuba o Filipinas?
-
Filipinas
-
¿Quiere contarme
algo de allá?
-
Con
mucho gusto. Veras. En el
año 1895 ingresé
como soldado en
el Segundo Deposito de
Sementales de Las Ramblas,
mi pueblo, pero
poco después fui a la
Academia, de donde a
los siete meses Salí con el
grado de cabo por elección. Entonces fui
destinado como jefe
de Parada a Cañete
de las Torres, ya en el
año 1896.
-
¿De allí se
marchó a Filipinas?
-
Efectivamente ,
pero por una
cabezonada (a medias ) de
mi capitán y mía.
Yo solicité ir
de jefe de parada
a Bujalance, pero el
capitán (que no me tenía mucha
simpatía por lo
visto) me negó este
destino, obligándome a
ir a Pedro Abad.
Yo entonces , dije
que no quería
ir allí y pedí voluntario
para Filipinas.
-
¿y
lo aceptaron?
-
Inmediatamente, como era
lógico, y con el
mismo grado que tenía ,
aunque había una
Real Orden que
prescribía el ascenso
inmediato a los que
íbamos a combatir
a Ultramar (fue otra
cosita del capitán )
-
¿En
qué fecha marchó?
-
El
día y mes
no lo recuerdo
exactamente, pero fue a
principios del año
1897. Embarcamos en
Barcelona, en el
mercante “León XIII”, un
barco de la Trasatlántica. La travesía hasta
Manila duró 30 días justos.
-
-¿Con
escalas?
-
Si. Paramos en
Malta. Port Said, Suez, Adén,
Colombo, Singapur y por fin
Manila.
-
¿Entró en
operaciones en seguida?
-
- Cuando llegue,
fui destinado al Escuadrón Peninsular
de Lanceros y
cuando este se
disolvió pasé al Regimiento de filipinas 31, de
Caballería al Segundo Escuadrón Indígena. De
allí operamos por Cavite.
-
¿Duro
aquello?
-
- Algo. Hubo bastante
jaleo. Cuando regresé a
Cavite, me fui
voluntario al norte
de Mindanao y
forme parte de
la escolta del
entonces coronel don
Diego Puig. Al mes
justo pasé al
Primer Escuadrón destacado
en Maragui, que
mandaba el coronel
Aranda, y hacia
guardias de avanzada. En
una de ellas
me atacó un
rebelde, al que
pude vencer, y
al que recogí el
“cris “ malayo que hace
poco regalé al
Museo del Ejercito de Madrid.
-
Si
no recuerdo mal he
leído que de
Marogui hubo que
evacuarlo ?
-
Efectivamente ,
y entonces fui
agregado a un batallón
que operaba en
Sambonga, Mindanao . En una
operación contra 100
disciplinarios en las
islas Bisagas, rescatamos
al general Montero, sitiado en Sebu.
Por cierto que
en Sambwonga, el
10 de mayo de
1899 , cayó herido
de muerte este
general, Gran persona.
-
¿Esa
fecha fue más
o menos la
perdida de Filipinas ?
-
Así
es. el 20 de
Mayo de 1899 evacuamos Sambwonga,
en retirada, y
embarcamos en el “Puerto
Rico “ ,protegidos por un
barco norteamericano.
-
¿Hacia España ¿
-
Hacia
España. Desembarcamos en
Barcelona el 18 de julio
del mismo año,
y después de
58 días de
navegación y con
escalas en Singapur, Colombo, Adén,
Suez, Port Said
y Malta.
-
¿Sufrió alguna
herida durante la campaña?
-
No. Dios me protegió.
Aunque entable muchos
combates cuerpo a cuerpo
y tuve que
salir de muchas
emboscadas.
-
¿Cuántas condecoraciones posee abuelo?
-
Tres,
hijo, tres. La Medalla
de Campaña de Luzón,
la de la Campaña
de Mindanao y
la de Benemérito
por la Patria.
-
¿Volvió Vd.
a su pueblo
cuando lo licenciaron?
-
Directamente. Mi oficio
era de maestro albañil
y quería trabajar
y olvidar un poco la
guerra. En Las Ramblas
me casé con
Carmen Gamera Delgado,
que ahora tiene
83 años. Llevamos 59 años
de matrimonio.
-
¿Hijos?
-
Cuatro. Dos
varones y d os hembras.
-
¿Cuándo llegó
Vd. a Tetuán señor Cabello?
-
En
el año 1921
-
¿En
Filipinas, además de luchar
contra los nativos , era
la vida dura ?
-
No
le miento al
decirle que temíamos
mas a la
madre naturaleza que
a los combatientes.
-
¿Aprendió Vd.
el tagalo?
-
Tuve
que hablarlo y entenderlo a
la perfección para
poder vivir.
-
Antes
me dijo usted
que era “abuelo
de más de
quinientos nietos “ ¿Quiere explicármelo ?
-
Sí, hombre. En realidad,
nietos carnales, solo tengo
nueve. Siete de mi
hija Araceli y
dos de mi
hijo Juan.
-
¿Y
esos quinientos?
-
Pues
con toda la
chiquillería de Tetuán, me
llaman “ abuelo “ Me he
hecho un personaje
simpático a ellos
y todos me
quieren mucho.
-
¿le
gustan mucho los niños?
-
Que
mejor compañía que
la de los
niños. Es el contraste. Yo
voy para abajo
y ellos hacia
arriba. Los niños
es lo mejor
que hay y
a mí me
entretienen mucho ¿En qué puedo
entretenerme mejor que
entreteniéndolos yo a
ellos?
-
Como
es lógico ¿Pertenece Vd.
a la Asociación nacional
de Caballeros ex combatientes
de Ultramar?
-
Efectivamente y con
el numero 831
-
Y
ahora abuelo… ¿Qué hace
Vd.?
-
Contarles historias a
mis “nietos “ jugar con
ellos y vivir , todo
lo que dios quiera
concederme de más.
Erguido, fuerte, sonriente, con su
Bonilla cubriéndole la
cabeza solo su
pulso nos recuerda
la ancianidad. Es un
ejemplo de aquel soldado
que españoleó por Ultramar.
Charla con su amigo
don Pio Hidalgo
Oluel, otro anciano, 85
años, ex empleado de Banca, aragonés ,
que durante nuestra
entrevista ha permanecido
silencioso, tal vez recordando
también su vida,
igualmente llena de
casos y cosas
que contar.
-¡Cuéntanos algo, abuelo! – oigo decir a
una chiquilla.
Y
el abuelo Cabello mira
a sus “nietos “ con
el poder que
da la ancianidad
He
rescatado este articulo
de mi “hemeroteca
tetuaní” , de entre los
recuerdos de la
infancia. Viaje a la
infancia, al niño
que eramos y a
la complejidad que
supone hacerse mayor. “Nunca
dejes de ser
niño “que diría el
compositor.