EDUARDO FAJARDO: UN
NOMBRE LIGADO A
LA ESCENA
Los primeros
días de Julio
de 2019 nos sorprendían
con
la luctuosa noticia
de la muerte
de un conocido actor ligado
a la vida
social almeriense: Eduardo Fajardo , ( Eduardo Martinez Fajardo )
a la edad de 94 años.
No le conocía
sino desde
la distancia o bien
por las
noticias por los
medios cinematográficos allá
por finales de los
años 60 cuando
acudimos a algún que
otro rodaje como
adolescentes necesitados de
un “sabroso salario como
extras cinematográficos”
para nuestros “gastillos “
del verano ,cuando dábamos
las vacaciones en
el Instituto o
en la Escuela del
Magisterio, en aquella
Almería llena de superproducciones de aquella
gloriosa década de
los 60.
Fue en
aquellos años en
sus “idas y
venidas “ a los
rodajes en Almería,
cuando se enamoró
de esta tierra
y de la
acogida hospitalaria y
entrañable de sus sencillas
gentes , las de
los campos de Nijar,
y las
lomas de Tabernas… las del
ambiente del Gran Hotel
y las veladas
veraniegas en el
Paseo de Almería. Decidió quedarse
para siempre en Almería cuando
cumplió los 60
años.
Un buen día de
octubre de 2003
tuve necesidad de conocerle
personalmente y entrevistarme
con él. Colaboraba yo en
aquellos años como
orientador familiar en
el incipiente entonces Teléfono de la
Esperanza de Almería.
Había conocido
no hacía muchos
meses la bonita
y esperanzadora realidad
de un grupo
de teatro terapéutico con
personas con problemas
personales en la
entidad del Teléfono de la
Esperanza de Málaga,
llevada por un sacerdote. Me
puse en contacto
con él y vi personalmente la
enorme y hermosa
labor que llevaba
este grupo de
personas en Málaga.
Decidido a que
aquella experiencia había que
hacer lo posible
por traerla a Almería y al Teléfono de
la Esperanza, un
grupo de personas
me habló de la experiencia
que llevaba con
personas discapacitadas el
ex actor cinematográfico Eduardo Fajardo. Nos presentó
Mari Luz Segovia,
entonces directora de la Tertulia Celia
Viñas, y actora
en uno de
aquellos papeles de las referidas
obras. Quise
convencerlo para que
formase un grupo de
teatro terapéutico con
personas voluntarias del teléfono
de
la Esperanza almeriense. Me llevó
bastante tiempo hablándole … y al
final recordaba aquel
consejo que san Ignacio daba a
sus jesuitas : “Entrar con
la de ellos
y salir con
la nuestra “ . Bueno pues aquí
fue
totalmente al revés. Al
final el me
convenció de que
aquel grupo de
discapacitados que ensayaban
con él en la Frater, y en
los locales de la FAAM me necesitaban
a mí y que… “ luego
, ya veríamos, poco
a poco, pasado un
tiempo, ya veríamos
lo oportuno del
momento, ….podríamos pensarlo
y trasladarlo a la sede
del Teléfono de la Esperanza
de Almería “ .
Todo
finales de 2003
y todo 2004
me lo pasé
ensayando teatro, recordando
viejos tiempos estudiantiles
y universitarios, con
personas discapacitadas, un
antiguo ciclista parapléjico que
tuvo un accidente
en silla de
ruedas, dos chicas
con síndrome Down , algún que otros
jóvenes
con distintas secuelas
de parálisis o
accidentes, con los brazos o la
pierna amputados…
Y
comenzamos durante todo
un año con
los ensayos de “La tía de
Carlos “ “Puebla de
mujeres “ “Quien me compra
un lio “ la
verdad es que
era hermoso y edificante aquella
experiencia y trabajar
en aquel clima. Sin
embargo los dolores
de espalda y
huesos ya empezaban
a hacerle difícil la
vida al entrañable
Eduardo Fajardo. Algunas
temporadas se marchaba
a Méjico ,con el
cuidado de alguna
hija suya, mientras
María Félix, dirigía nuestros
ensayos con un
tono de bondad
y dulzura, que nos hacían
olvidar
los “últimos malos
ratos “ dirigidos por Eduardo, bloqueado por
sus dolores. Y
a veces esos
inevitables dolores le
llevaban a un mal humor
que “pagaba “ con los
que estábamos en
escena.
Llegó un momento
que “el clima “se nos hacía difícil.
Y por diversos
compromisos y estar
ya destinado al año
siguiente, en 2005, a
Granada , al Colegio
Mayor Loyola, tuve
que despedirme de él.
Nos habíamos cogido
aprecio mutuo, y
el momento se
hizo difícil. Y aquel
soñado grupo de teatro
terapéutico para el Teléfono de la
Esperanza de Almería
se hizo “misión imposible “
a pesar de
que entre aquellos
meses tuvo tiempo
algún día para
darnos en la
sede de la
Plaza de la Administración una “consoladora
charla “ sobre los
innumerables beneficios terapéuticos para
personas con depresiones,
enfermedades mentales, discapacidad
etc. Todos estábamos de
acuerdo. Pero se
pasó el tiempo
y … no
se hizo realidad. .
Al volver
de vacaciones a Almería,
me daban noticias
suyas: “Esta mal, en
una residencia. Va en
silla de ruedas… ya dejo el
teatro”. Y ayer jueves,
4 de Julio
me llegó la
noticia: “ Ha fallecido
en Méjico
Tras él ,
una enorme humanidad
con números que
asustan: 183 películas, 75
obras de teatro
y unas 2.000
intervenciones en la televisión
de España y México. Había
nacido en Pontevedra
en 1924. Arrancó en
los años 40 del
siglo XX con aquel cine de cartón piedra
que era propio
de la época,
luego hizo las américas,
trabajó entre otros países
en
México, y ya
en los años
60 fue cuando se produjo
su encuentro con Almería,
en plena época de
apogeo del western europeo,
subgénero en el
que se movió a gusto, y donde
se convirtió en
toda una leyenda. Trabajó con los mejores, directores
entre ellos con Sergio
Corbucci. Le faltó muy
poco para trabajar
con el gran
Sergio Leone, pues
llegaron a tener
una relativa cercanía. Un
dato que pocos
conocen es que comenzó
como actor de doblaje
, siendo la voz
principal de “ Macbeth “ de Orson Welles.
Hombre de
fuerte carácter, gran
liderazgo de direccion.
Expreso en estas
apresuradas líneas, el orgullo
personal de haberle
conocido y haber
colaborado en aquella
experiencia sin duda terapéutica
y
esperanzadora para muchas
personas postradas o
dolidas bajo las
duras secuelas de
la enfermedad. Quizas como
en los milagros
del Evangelio, la buena
nueva, como en
tiempos de Jesus ,
cuando le preguntaban
los discípulos de
Juan el Bautista : “¿Eres tu
el que había de
venir … o esperamos a otro
“ . La
respuesta fue siempre : “Mirad… los ciegos
ven, los sordos
oyen, los paralíticos se levantan
“ Quizas Eduardo Fajardo
sin saberlo estaba
dando esperanza a
mucha gente bloqueada
por la enfermedad. Admiré
siempre su fuerza
y su afán de
superación, sus enormes
ilusiones y ganas de vivir.
¡¡Hasta siempre
Eduardo Martinez Fajardo ¡!
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