“INTENTAMOS SER
LUZ EN LA
NOCHE DE LOS
HOMBRES “
Me
llamó la atención
no hace muchos
días , estando en la
casa de mis
padres en la zona de
ciudad jardín en Almería, que
al pasar cercana
una ambulancia y
el coche de
bomberos con sus sirenas de
alarma a todo
volumen y señales
luminosas pertinentes, dos pequeños
perrillos que mi
hermana tiene en
el jardín se
viniesen rápidamente a la puerta
y a “Coro de
dos aullidos “ imitasen a
las sirenas durante
un buen rato. Al
principio me hizo sonreír. Luego
vi que tenían
los ojos en
modo “ miedo intenso” , tal cual
cuando vienen las
fiestas del barrio
y los estruendosos
y ruidosos cohetes
les despiertan sus más ancestrales
miedos e instintos
animales que les
hacen buscar cerca
suya la presencia
humana o cercana
de su ama. En
este caso mi
hermana. Buscan consuelo y
la mano acariciadora
que le transmita
paz y serenidad
de que todo “es una
falsa alarma”. Sin embargo
los aullidos prolongados
de estos dos
perritos tiernos me
llevaron a pensar
que con su aullido
expresaban su miedo
y quizás su “ a modo
de solidaridad “ la pregunta
¿Qué está pasando? ¿Hay
alguien sufriendo?
Me
impresiona siempre por
estos días cercanos
del adviento y
navidad las lecturas
nos hablan de
aquel estado de
postración del hombre
en la historia
y la prehistoria,
también aquella tierra
de “aullidos de
lobos, aullidos humanos “
comunicándose de valle
en valle ,
los peligros y
los miedos contenidos
en aquellas tribus
semi salvajes a
que algo que
no entendían podía
pasar y podían
estar amenazados por
algo que les
desbordaba más allá
de sus primitivos
e intuitivos conocimiento
animal .
“Solo
había tinieblas en
el principio de los
tiempos. En medio del vacío
y rasgando la
oscuridad, la voz
creadora dijo : “Haya luz “ Y
se hizo la
luz. Las innumerables estrellas
que poblaban la
noche en los
campos de Ur
de los Caldeos, allá
por la Mesopotamia (país entre
ríos en su
etimología, entre el Éufrates
y el Tigris, donde
muchos sitúan todos
nuestros ancestros) anunciaron a
un hombre creyente
que , al salir de
su tierra y
abandonar sus certezas
su pueblo caminaba
por los siglos
en la luz, seguro
por saberse amorosamente
conducido “ La seguridad que
nos transmite sentirnos
mirados amorosamente por
un proyecto generoso
y luminoso.
El
binomio tinieblas-luz indica el
punto de partida y
el punto de
llegada. La situación
primaria y primitiva
es sombra, caos, muerte, violencia. El profeta
Isaías habla a
los que han sufrido
la tiniebla y
la oscuridad de
un exilio, de
un desierto , de un
encontrarse perdidos en las más
grandes de las
desorientaciones y las
dudas existenciales sobre
qué sentido histórico
podían tener sus
vidas animales, entre
aullidos tenebrosos y
lamentos crispados. Dice Isaías
9,27 : “El pueblo
que caminaba en
tinieblas vio una
luz grande; habitaban tierras
de sombras, y
una luz les
brilló”
Las
estadísticas nos hablan
hoy día de
un enorme aumento del
suicidio juvenil y
que “la cantidad
de suicidios de jóvenes entre
18 y 25
años ha aumentado
hasta superar crecidamente
el del numero
grandioso de muertes por
accidentes de tráfico
de todas las edades”.
Nos jugamos cada día el
encontrarle sentido a
nuestras existencias.
Dice
el viejo proverbio
oriental “No se llega
al amanecer sino
por el camino
de la noche “
Desde un sentido
evangélico decimos “Si el
grano de trigo
no se pudre y
muere no puede
dar fruto” Parafraseamos también : “No
se llega a
la resurrección sino
por el camino
de la cruz”. Quizás
como cuando Saulo de
Tarso, San Pablo, llega
a decirnos que
al igual “ que los
dolores de parto,
tinieblas y oscuridad
cuando un niño
va a nacer “
a lo que
popularmente denominamos “
dar a
luz “
En
la ceremonia del
bautismo, de cada
uno de nosotros, creyentes cristianos,
la última parte
se le denomina “ceremonia de
la luz “ en
donde el sacerdote
manda encender la
vela que lleva
nuestro nombre, a los padrinos
para encenderla desde
el Cirio pascual
que se encendió
la noche de
la vigilia que
todo creyente cristiano
celebra la victoria
de la luz
sobre las tinieblas,
la victoria de Cristo
de Nazaret sobre
la muerte, y
al entregársela a
los padres de la criatura
recién bautizada les dice _”
Recoged la luz
de Cristo, luz
del mundo, luz
de la historia
y entregársela a
vuestro hijo para
que siempre la
porte como luz de
Cristo en su
existencia en la
historia “ Desde ahí elaboramos personalmente
cada uno de
nosotros su “ credo existencial “ , y
desde esa fe
tratamos de convencernos
de que nuestra vida
es como una
misión, “somos polvo de estrellas “
hemos venido a ser luz ,
a iluminar la
historia de la
humanidad. Y desde ahí
cada día rezamos
por esa ética
de cuidados que
estos días nos
claman en nuestro
interior las preguntas
bíblicas , tanto las del
antiguo testamento ( en el Génesis “¿Dónde está
tu hermano ? “) o en el
Nuevo Testamento ( las
preguntas que le
hacen los discípulos
de Juan Bautista a Jesús y
que nos deberíamos
hacer personal y
existencialmente cada uno de nosotros :¿Eras tú
el que tenía
que venir … o
esperamos a otro? )
Quizás en
estos días cercana
ya la Navidad,
que se juega
en Madrid la
cumbre mundial por
el cambio climático, donde vislumbramos
un mundo envenenado
de químicas, atrocidades de
emisiones radioactivas, y suciedades deberíamos individual
y colectivamente si la historia
no espera de
cada uno de
nosotros algo más
que la mera
denuncia de un
universo enfermo, de
inhumanidad, de frialdad, de violencia,
de crispación para
acabar valorando la
oración de Francisco de Asís: “Allá donde
vea dolor, ponga
yo amor; allá donde
vea violencia ponga
yo un poco
de paz, haya
donde vea oscuridad
ponga yo un
poco de luz “
El
paso de la oscuridad
a la luz, se
inicia siempre en
el momento más
cerrado de la noche
y, entre claroscuros
rasgando a retazos de
esperanza las sombras
se van abriendo
sin que nada
pueda detenerla, la
claridad del amanecer.
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