“ABRAHAM LACALLE: El arte de perderse
en el bosque“
No hace
muchos días me
vino su nombre
a la memoria
(espero que esta
no me falle,
que ya uno
va haciendo aguas ) . Hacia 1971 recuerdo que
a la comunidad
de scouts del
grupo Atalaya de Almería
entonces
recién fundada , vinieron
o nos visitaron
un día varios
hermanos. De nuevo,
si no me falla la
memoria recuerdo que tenian entre
diez y catorce
años. Eran los
hermanos Lacalle. acompañado de
alguno de sus hermanos,
venían de
la mano de su
profesor y amigo de
la familia , Antonio Vivas. Participaron , durante un periodo
que no memorizo
ni puedo concretar
mas , pues falla
la memoria, de
la aventura del
mundillo de los scouts . Finalmente al
igual que yo
abandoné en los
siguientes años por
un nuevo destino, aquellos hermanos
supongo que paulatinamente lo
dejaron según fueron
creciendo y solo
supe de ellos por
la visita de
un pariente suyo , natural de
Las Palmas, pariente lejano
que vino a
hacernos una visita
a Almería y
con el que
luego tuve cierta
amistad , como profesor de
filología en la
Universidad de Sevilla, Fernando
Gascó Lacalle, que
quiso visitar en
diciembre de 1972
a sus familiares
los …”Lacalle “ .
Cuando estos días me
vino a la
memoria , recordaba en
concreto al mas
pequeño, Abraham , esencialmente
su apellido. De nuevo volvia
a ver su nombre
inscrito en las
paginas de cultura entre
los grandes artistas
de nuestro momento
actual. Ya en cierta
ocasión también alguien
o algún anuncio
en la calle
seguramente de alguna
exposcion suya o composición personal, me
había hecho caer
en la cuenta. La
referencia la hacía
Fernando Castro Florez en
el Abc cultural en dias pasados. Aludía
a alguno de sus
cuadros en toda
una serie de
cuadros titulada “No
es una ventana “
expuestos en la Galería Marborough,
en Madrid, en el nº 5
de la madrileña
calle Orfila .
Para el crítico “sus
nuevos cuadros mantienen
el protagonismo los árboles, aunque
también son contundentes
las piedras, como en
el imponente La
tumba del diablo, que
parece colocarnos en
el lugar “ sublime- dinámico “
de una avalancha.
Un árbol caído
introduce una dimensión de
drama pero, al
tiempo, el esplendor
cromático sugiere que
la vida continua.
Abraham Lacalle reformula el
paisajismo “ romántico “ e
incluso parece dialogar
con ciertas modulaciones de Van Gogh, pero
sobre todo confía en
esa naturaleza que
es tanto afuera cuanto
inmensidad intima. Con un
magisterio admirable muestra
que “ la pintura
mantiene una singular
vitalidad, abre una ventana a
lo maravilloso, sabedor
del placer enorme
que proporciona el
arte de perderse .
Casi como
quisiéramos muchos…
perdernos. Pero en
estos pre desiertos
almerienses, no es
fácil perderse por
el bosque, pues
poca vegetación hay
así exuberante salvo
en los paisajes
alpujarreños del refugio
del Ubeire, donde se
parece estar en
otro planeta. Pero
a veces también nos
gustaría perdernos por
los arenales y
desérticos paramos de
Tabernas o en
las dunas vírgenes
de Cabo de Gata.
Y lo titulaba este
critico así “EL ARTE
DE PERDERSE EN
EL BOSQUE ” . Uno no
sabe si aquella
influencia del libro
de los lobatos
“El libro de
la selva “ o
los personajes de
aquel relato importante
en su mundo
infantil como los
personajes del bosque : Akela, Baghera, Ka,
Mowgli influyeron en
esa imaginación. Me
imagino a Fernando
presentando la obra
de Abraham Lacalle
(Almería 1962) como “gran
lector sin convertirse
en un citacionista,
artista tremendamente reflexivo “ que
no pretende dar lecciones sociológicas
y , por
supuesto, un pintor
que ha construido
un territorio estético propio
que evita ese
patético “cosmopolitismo” que
oculta en tufo paleto. Recuerdo cuadros
suyos con alusiones
al mini Hollywood
que se convirtió en
fascinante ruina en el
desierto de Tabernas, visiones sarcásticas
del turismo o explícitos homenajes a
Conrad (…) Con coraje se
adentra en el
espacio boscoso, metáfora de
lo hostil y
de ese territorio
en el que habita
el verdadero hombre que,
como apunta este artista, es << perverso, monstruoso
y caníbal >> .
De nuevo
tras muchos años,
la imagen de
aquel niño avispado,
con los ojos
bien abiertos, observador , que junto
a alguno de sus
hermanos vivieron la
aventura scout, se
me vino a
la memoria. Ya
en ciernes, por aquello
entonces con toda
la genética en
su carácter, la
vitalidad , la creatividad y
la enorme imaginación del
artista en potencia
pienso que ya se
le veía soñar
y componer.