FRASES DE
NUESTRAS MADRES: << ME VAIS A QUITAR D EL
MUNDO >>
Seguro que
cada uno de
nosotros puede incorporar
alguna frase de
las que de
vez en cuando
nuestras madres, “hartitas “ ya de
nuestra pesadez , nuestro
“insaciable “ darles trabajo
y más trabajo,
de lavar ropa,
prepararnos la comida, limpiarnos nuestra
habitación . Como digo “muy hartas “
de nuestras dependencias
y
nuestro infantilismo nos
soltaban a bocajarro
esas frases que
posiblemente nos caían
como un rayo
y nos partían por
la mitad, pero
que de alguna
forma nos hacían pensar,
si “ no
nos estábamos pasando
tres pueblos “ al tenerlas
como continuas esclavas.
Frases como “me voy a
poner delante del primer
camión que pase “ “Me
voy a tirar
al tren “ “Ya me
echareis de menos
el día que
falte y no sé qué
va a ser de
vosotros “ , “vosotros no sois
normales”, “si tus amigos se tiran
por un puente ¿tú también te tiras? “
, “ un día yo
me largo y
no me volvéis
a ver el pelo” “os
voy a meter
en un internado “ “ si sales más
tonto no naces “ “no
me hagas gentes,
no me des escándalos
por
la calle” “Ya a te ajustaré
yo las cuentas
cuando lleguemos a casa
“
Cuenta
la escritora Elvira
Lindo israelí Orna que
un día <<me
puse a la
tarea de recopilar esas
frases de nuestras
madres , que sueltan
cuando más cansadas
están y cuando
más daño nos podían
hacer animada
por la lectura
de un libro que había
comenzado a leer con
cierta aprensión “Madres arrepentidas “ Una
mirada radical a la
maternidad y sus
falacias ( editorial
Reservois Books) “ de
la escritora israelí Orna Donath . Es el
relato de veinticinco madres , de
distinta edad y condición que
confesaban detestar la maternidad
a pesar de amar
a sus hijos. Las frases más
tremendas provenían de las
mujeres que se
dedicaban a las
labores de su
casa, sin trabajar
en la calle,
pero cuando en casa
no encontraban su realización
y se
veían como esclavas
domésticas. Desahogaban su ira
sin importarles si eso
hacia mella en
nuestra sensibilidad. . No eran
frases letales, y casi al
final con ese
tono de humor del
que están dotados
los niños como
mecanismo de defensa espontaneo
y natural que
les lleva a
superar tantas adversidades,
esas frases de
nuestras madres acababan
siendo frases fetiches que
los hermanos compartíamos con más
risas que rencor. Y
nosotros entonces niños
esas frases las
hemos incorporado al álbum de
recuerdos. En el fondo
aquellas frases de
desahogo de nuestras madres
venían a expresar . te
quiero más que
a nadie en
el mundo, pero
que feliz seria a
veces sin ti. En
el libro cualquier
persona perspicaz detecta
a simple lectura
que en algunas
mujeres les provoca
la incomodidad de
su papel de madres.
Como se
suele decir: Fue bonito
mientras duró. Añoramos aquel
rol o aquel
papel de las
madres de los
niños de nuestra
generación. Hoy el papel
de la madre
en la sociedad,
en los hogares
ha cambiado. Es raro
el caso en que
las madres actualmente no salgan
a la calle a
trabajar en determinadas
profesiones que en
muchos casos contribuyen
a ayudarles a
una mejor realización personal.
Y es verdad
que posiblemente también los
cansancios producto de
una entrega profesional en sus respectivas
profesiones, vocaciones o funciones
les produzcan en algún
momento
dimisiones de esas
labores de saber
acompañar a los
hijos en su crecimiento, en sus
soledades, en sus vacíos, en
la “ edad
del pavo”, en sus
depresiones infantiles o sus “ sin
sentidos “ de la
vida.
Mi generación,
aquella que tuvimos
los primeros años de
nuestra infancia entre
los años 50
y 60 del
siglo pasado, no
fue lo que
hoy conocemos como “los niños
de la llave “. Aquellos niños
que regresan a casa ,
y con sus llaves
abren el “hogar “
vacio de adultos,
sus padres, que
no volverán sino
hasta mucho después, por
que los dos
se hallan trabajando
en la calle. En
nuestra época , nuestras
madres estaban “liberadas “
en las labores
del hogar, para
atender la casa,
para atender al
marido cuando regresaba
y prepararle “ el reposo del
guerrero “ y sobre todo… atender
a los hijos cuando
regresaban del colegio
y acompañarles horas
y horas, pendientes siempre
de sus multiples
necesidades, la de
unos niños en
los primeros momentos
de su infancia. Fue
todo un lujo.
Inalcanzable hoy, lo
entiendo. Indudablemente hoy
el recuerdo de
aquellas frases con
las que nuestras
madres s e desahogaban me
hace rendirle un homenaje a
mi madre, a
la que siempre
estaba allí cuando regresábamos
del
colegio, dispuesta a ver que
necesidades no estaban
cubiertas y a
ponerse en seguida
a prestarnos atención y
a ser “ nuestra
compañera de los caminos
de nuestra historia
y nuestra vida. “
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario