LA MALA
EDUCACION CADA DIA GANA
UN POCO
DE MAS ESPACIO CADA EN
NUESTRAS CALLES
Hay elegancia
externa, lo veía ayer
en las calles
de Sevilla, a pesar
de “la caló”
gente procesionando en el
Corpus con su
chaqué , con corbata,
con sus chaquetas.
Pero ya Jesucristo
advertía de la
elegancia externa de
aquellos fariseos o
sepulcros blanqueados, quizás elegancia
con sus filacterias,
con sus “medallas “
pero crueles interiormente.
Lo
importante, también en Jesús de
Nazaret, y otros
hombres que han
pasado en la
historia como líderes
humanos, religiosos o
civiles, lideres filosóficos o
del pensamiento ,
donde para todos
ellos lo que valía era
la elegancia interior.
Ser elegante hasta
en la hora
de la enfermedad , o de
la muerte – Dice mucha
gente refiriéndose a
un ser querido que
ya nos dejó : << se fue
el pobrecito sin
dar ninguna lata,
sin molestar, sin
hacer ruido, sin
querer dar ningún tormento”. La
cortesía es, sin
duda la faz refinada
del respeto al
otro. No conozco a nadie al que
le disguste encontrarse con alguien
que dé muestras de
suma delicadeza, de glamour y
de detalles pequeños
de respeto a
la dignidad del
otro. Aunque se abuse
de esa delicadeza,
como suele suceder
con los cursis, siempre
son preferibles a los
groseros, empeñados en exteriorizar
su vulgaridad y buen estilo
de elegancia interior.
En el fondo
de la mayoría de
los problemas de
nuestra sociedad , problemas
educativos, antropológicos, sociológicos, políticos etc.
son por la
falta de educación.
No la de saber
leer o sumar.
Ni siquiera la de saberse
los ríos , la geografía
o
las guerras mundiales.
Me refiero a la de saber
escuchar y contestar,
la de respetar
la dignidad del
otro y a
su espacio; No ya
la educación de no hacer
al otro lo que
no quieras que te
hagan a ti sino
la de procurar
no molestar .
La de no
intentar imponer lo
que piensas y deseas
tú. La de
pensar que los demás
pueden tener más razón
que
un santo, más razón
que
tú, u otras
razones.
La buena educación además,
no es contraria a
la naturalidad, sino
uno de los más
eficaces aliados de esta. Ser
natural no es
ser zafio, sino que
la zafiedad es
propia de animales, cosa bien distinta
y que hoy se
tiende a mezclar, desafortunadamente. Toca
recordar los tratados
de urbanidad tan
apartados hoy de nuestros
colegios o escuelas,
códigos éticos de buen
hacer y comportamientos adecuados.
La cortesía de
dejar pasar a
alguien por delante
nuestra, la de
levantarse en el metro para
dejar sentarse a un anciano
o a una
mujer embarazada, la
de pararse ante
un paso de
cebra para dejar
pasar al peaton,
la de bajarse
de la cera
si es preciso
ante una persona
que camina dificultosamente con muletas
o con silla
de ruedas. No es
lo mismo estar
en un mercado,
que en una
iglesia, donde el silencio
es respetar la
fe de los demás
o
la nuestra propia; no
es lo mismo
ir a una
fiesta juvenil que
visitar un museo
o asistir a
una audición musical(
y no solo
porque apaguemos e l móvil) Es
importante vigilar nuestras
actitudes, formas de sentarnos
o comportarnos. Toca retornar
sin complejos a las
buenas maneras, a la
elegancia en las
formas, a la
belleza de las
relaciones humanas, al respeto a
la dignidad y
al que unos
nos debemos a
otros en definitiva. El respeto
a la vida
humana, a su
dignidad.
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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