LOS NIÑOS
APRENDEN LO QUE
VIVEN : CONTAGIAMOS LO
QUE VIVIMOS
El lema
de nuestra escuela
de padres, durante
muchos años en el
Colegio Portaceli de Sevilla
o en el
Sek del Palo, en
Málaga se expresaba
en una frase
lapidaria que
unos a otros
nos repetíamos con
una sonrisa de
complicidad porque sabíamos que
en esa frase
se impregnaba todo
lo que en
aquella escuela de
padres semanalmente aprendíamos enseñándonos unos
a otros, con algún
documento testimonial
y que más
o menos decía : “Los
niños no obedecen;
los niños imitan “ Decía el
Papa Juan Pablo
II que “
nuestro mundo no
está tan necesitado
de buenos maestros,
como de buenos
testigos”. La diferencia
está en que
el maestro educa
con los libros,
que no es
poco pero el
testigo es aquel que
educa con su
ejemplo personal. Hay un
texto muy difundido
de la organización Filium que
resume como ningún
otro las características de
una educación emocional
y sobre todo
familiar. Hay un peligro: las
propuestas está formuladas
con generalizaciones.
nuestra tarea consiste
en descubrir hechos concretos
y propuestas específicas
que se encuentran detrás de
estas afirmaciones:
Los niños
aprenden lo que
viven
“Si un
niño vive criticado,
aprende a condenar.
Si un
niño vive con
hostilidad, aprende a pelear.
Si un
niño vive avergonzado,
aprende a sentirse culpable.
Si un niño vive con estimulo,
aprende a confiar.
Si un
niño vive apreciado,
aprende a amar.
Si un
niño vive con equidad,
aprende a ser justo.
Si un
niño vive con seguridad, aprende a
tener fe.
Si un
niño vive con
aprobación, aprende a
confiar en si
Si un
niño vive aceptado
y con amigos,
aprende a encontrar amor en
el mundo “
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