EN VIDA HERMANO,
EN VIDA
Contaba en
su tiempo, un
bonito relato, Eduardo Galeano
que llegó a
impresionarme :”Fue en la
selva, en la
amazonia Ecuatoriana. Los indios
Shuar estaban llorando a
una abuela moribunda.
Lloraban todos sentados, su
agonía. Un testigo,
de nuestra cultura, venido de tierras
lejanas para ellos
, les preguntó:
-¿Por qué lloran delante de
ella, si todavía está viva?
Y
contestaron a coro
todos los que
lloraban, mayores y pequeños
-
¡Para
que sepa ella
que la queremos
mucho ¡
-
“Que
no se nos
vaya sin saber
nuestro cariño. Que lo
sepa a tiempo. Que
lo sienta al
marcharse como despedida
tierna del amor
que siempre le
hemos tenido y
que ahora se
expresa en pena al
saber que ya
no va a quedarse con
nosotros “.
Llorar… ¿después de
la muerte? Puede que
tenga algo de llanto
egoísta por el
dolor propio cuando
ya el que
se marchó no
se entera.
Llorar con
sinceridad y serenidad
ante la despedida
inminente es suavizar
el camino con
la conciencia de
haber expresado , y
la satisfacción de haber
dado el mejor
viatico a quien mejor
se quería.
Y no
solo llorar en
el último momento, sino
también anteriormente haberle
hecho reír, darle compañía,
conversar y haber
estado siempre cerca,
dándole nuestro aliento
en los metros
finales de la “carrera de
la vida “.
Que nadie se
nos vaya sin
saber nuestro cariño,
sentir nuestra cercanía,
apreciar nuestro aprecio.
De poco
valen homenajes póstumos cuando
no ha habido
intimidad a tiempo. De
poco sirve alabar
a los que
no están si
se los ignoró
en vida, cuando
estaban aquí con nosotros.
Poco consuela
la memoria tardía a
quien echó de
menos el aprecio
presente. El mismo Eduardo
Galeano contaba el
contraste “Ni diez personas
iban ya a
los últimos recitales
del poeta español, Blas
de Otero. Pero
cuando Blas de Otero murió
muchos miles de
personas acudieron al
homenaje fúnebre que
se le hizo
en una plaza
de toros de
Madrid. Pero… él no se
enteró.
Como tampoco
se enteró Van
Goot del éxito de
sus cuadros, cuando antes le
recriminaron ese estilo
suyo como una
pintura fea y
poco afortunada.
En vida hermano… en vida.
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