FILOSOFIA DE
LAS PEQUEÑAS COSAS
Mediodía playero en
la playa de
la urba en
Roquetas de Mar.
Una familia con
sus niños se disponen a
comer en un
chiringuito. Están todos alegres
en torno a una
mesa al aire
libre. Están contentos…pero distraídos. El lleva
unos auriculares y
escucha plácidamente y
en buena calidad . De
vez en cuando,
canta las excelencias
de lo magníficamente que
suena y de
lo maravilloso del
invento. Ella por su
parte habla por
un teléfono móvil de alta
gama y dice
cosas referentes a
aviones , a ordenadores o a motos acuáticas.
Los niños intercambian
sus mensajes por
wassap y hasta el
perro parece entretenerse
con un sonajero de
luces intermitentes. Han empezado a
comer. Y en un
momento dado, los
dos adultos, él y
ella interrumpen sus
actividades, buscando con
los ojos al
camarero y le
piden la sal
y el aceite.
Pienso entonces
que la historia
del mundo se ha
posado sobre aquella
mesa familiar. Si mucha tecnología, mucho
adelanto, mucho invento,
pero al final
todos somos deudores
de la historia
del hombre primitivo,
de los primeros
tiempos ¿Qué es lo más importante
ahora? El aceite y la sal. Una vez
sentados en una
mesa romántica mirando
al mar nos
sobrevienen curiosidades ancestrales :¿Qué lleva
la ensalada ?¿De qué manera cocinan
las verduras ?¿Cómo se
llama esa fruta?. Las
grandes curiosidades, las
que dieron lugar
al nacimiento de la pre
filosofía, siempre
tienen que ver con
los primeros momentos
del hombre. El hambre
primigenia desarrolló verdaderos
procesos de invención nutritiva
que han llegado
hasta nuestros días tecnológicos.
El vuelo de una
sonda espacial o
la última generación de
ordenadores ,¿Qué importancia
tienen frente a los
pilares alimenticios de
la humanidad ? ¿Qué curiosos
y extraños procesos
mentales y experimentales llevaron a
los hombres de Europa , de Asia o de
las islas de Oceanía
a fijarse en
los cristales blancos
que quedaban en
los huecos de las
a rocas tras la
lenta evaporación del agua del
mar? ¿Con que prudencia
acercó por primera
vez el ser
humano la sal a
sus labios y decidió
mezclarla con los
productos de su caza o de
su pesca, o
de su recolección de
hortalizas ? ¿Cuánta imaginación es
necesaria para considerar
que un fruto
amargo y áspero
como es la aceituna
pueda molerse hasta
destilar ese zumo
viscoso que sirve
de bálsamo o
medicina para las
heridas y de
acondicionador de las
ensaladas tan ricas
que nos tomamos?¿Como
se inventó el
café? ¿Qué pastor contempló
en Arabia que
las ovejas que
tomaban una determinada
planta estaban nerviosas
y no dormían?
Cualquiera de
nuestros “momentos tontos” , esos instantes
que aprovechamos deliberadamente para
descansar y perder
algo de tiempo de
nuestros agobiantes horarios
de agenda, pueden ser
buen pretexto para
ir a los orígenes
de las
pequeñas cosas, y también
para
enorgullecernos de nuestros antepasados.
El bienestar de hoy no siempre viene del genio de los Arquímedes, de los Leonardo da Vinci o de las Madame Curie. El mundo ha crecido gracias a esos pequeños inventores o exploradores de las cosas sencillas y cercanas.
El bienestar de hoy no siempre viene del genio de los Arquímedes, de los Leonardo da Vinci o de las Madame Curie. El mundo ha crecido gracias a esos pequeños inventores o exploradores de las cosas sencillas y cercanas.
Esa sal y ese aceite
que hoy el
camarero nos pone
en cualquier mesa
a la hora
de desayunar o
comer, fue un
lejano día el
pretexto para un
comercio importante que
asombró hasta los
confines del mare
nostrum, de todo el mediterráneo romano, pretexto para
un comercio importante
que sirvió para
relacionar mundos distintos
y culturas distintas. Esa pimienta
que se encuentra
en cualquier supermercado
ha llegado a nosotros
gracias a miles de
vidas perdidas en
las largas caravanas
y en la
apertura de rutas
y en las
batallas por su
dominio. Cuando distraídamente nos
llevamos un champiñón a
la boca tenemos
motivos para pensar
y homenajear interiormente
los innumerables antepasados
que murieron envenenados
al saborear aquella
seta equivocada: Al
igual que los
primeros astronautas; al
igual que los
primeros aviadores; al
igual que el
primer hombre que
se ofreció para
un trasplante de corazón;
gracias a todos
ellos hoy disfrutamos
de un bienestar
que nuestros antepasados
fueron conquistando a
veces con muchos
sufrimientos:
http://antoniomarincara.blogspot.com.es/
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