VIVIR DE
PREJUICIOS
Contaba en
una de sus
innumerables parábolas R. Calle,
aquella curiosa parábola del
daño que nos
hacen los prejuicios.
<< Viajaba en
cierta ocasión un
anciano monje desde
su monasterio a
otro no muy
lejano a lomos de
un buey . El camino
se le hacía
largo, bajo un sol
implacable, que iba debilitando
poco a poco sus
fuerzas; el anciano perdió
momentáneamente el conocimiento
y cayó desde
su montura. Pasó por allí un
bandolero muy conocido
por sus fechorías,
pero al ver al
anciano monje, se apiadó
de él e
intentó darle un
poco de su agua. El
monje que volvió
en si al verse recogido
entre los brazos
del bandolero , le reconoció,
pues tenía muy
mala fama en
la región ,
-
No.
No aceptaré ni
una gota de
agua pues ese
agua que viene
de ti como malhechor ,
seguro que c como tu
está envenenada. Seguro que
quieres matarme, pero
no lo conseguirás
de ese modo.
-
Te
equivocas, monje, pues
mi agua es
de un buen
manantial, pura y
fresca, y seguro
que te ayudará
a reponerte enseguida-
dijo con afecto el
famoso bandolero.
-
¡Te
digo que no,
maldito! Nada bueno puede
proceder de ti. No
probaré
ni una gota
de tu agua.
EL ANCIANO SE
NEGÓ A BEBER,
Y SU FATIGADO
CORAZON FALLÓ SOBREVINIENDOLE LA
MUERTE.
Dice en
este sentido R. Calle: <<
PREJUICIOS, PREJUICIOS, PREJUICIO0S. ASI
LLENAMOS NUESTRA VIDA,
ASI SATURAMOS Y
CONDICIONAMOS NUESTRA MENTE.
DEBERIAMOS OBSERVAR DILIGENTEMENTE EL “YOGA
DEL DESPREJUICIO “ Y
APRENDER A DESPJARNOS
DE ADOCTRINAMIENTOS Y
MODELOS, FILTROS SOCIAOCULTURALES Y
PATRONES QUE NOS
ROBAN LA LIBERTAD
INTERIOR Y NOS
ALIENAN. Con lucida reflexión
y esfuerzo correcto,
hay que emprender
la vía de
la realización de
uno mismo, que se opone casi siempre a
la de la enajenación
personal; la primera
de ellas es
una experiencia; la segunda
nace del prejuicio, el
patrón y la descripción que
los demás hacen de
nosotros o los
esquemas que nos
quieren imponer.
Ya lo
contó Jesus de
Nazaret en la parábola
del
buen samaritano, pues el
samaritano era el
personaje “impuro” entre los judíos.
Tambien lo contó
en los años
de la transición el canónigo
de
la catedral malagueña
Gonzalez Ruiz, con
su famosa “parábola del
buen marxista “. Muchas veces
en los caminos
de nuestra biografia
o nuestra historia
hemos encontrado la
mejor ayuda de
quien menos sospechábamos que podía
venir
algo bueno.
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