<<
TE RECUERDO AMANDA >> TE RECUERDO, VICTOR
(“AHÍ, DEBAJO DE
LA TIERRA , NO ESTÁS
DORMIDO, HERMANO “ ( DE UNA
CANCION DE VICTOR
JARA )
El
catorce de septiembre
de 1973, se sucedían
las
noticias procedentes de
Chile. Yo pasaba
unos días con
mis padres en Almería,
y vivía un
momento de especial
desorientación pero también de
profundo sumergimiento en
serenas reflexiones interiores. Recuerdo leer
en la prensa
de aquellos días
que Santiago de chile continuaba
bajo estado de sitio. En el estadio de Chile los
presos eran divididos
en grupos de doscientos
para ser llevados
al Estadio nacional.
Víctor jara, que
en parte se había recuperado
del culatazo del
suboficial que lo había reconocido
como “el maldito cantante
ese que nos
trae de cabeza “ ,
al levantarse preguntó
si alguien tenía
un lápiz y algo de
papel. Se lo pasaron. Agarró el lápiz
y
el papel y furtivamente comenzó a
escribir, garabateando a
toda prisa
“somos cinco
mil/ en esta pequeña
parte de la
ciudad /¿Cuántos seremos en
las ciudades y
todo el resto del
país ?” el lápiz se
le escapo de su
mano todavía temblorosa. El
estupor y la indignación
le
dictaban las palabras:
<< ¿ESTE ES
EL MUNDO QUE
CREASTE, DIOS MIO?/ ¿Para esto
tus siete días
de asombro y trabajo ¿”/
Un grupo
de guardias fue
a buscarlo y
lo separó del
resto. Jara tuvo
tiempo de pasar el
papelito a un preso, que
lo escondió en
el calcetín mientras
veía como se lo
llevaban. Lo esperaba
sarcástico uno de
los más atroces
represores del régimen de Pinochet,
un oficial alto
y rubio el
llamado “El Príncipe”. Riéndose de Víctor
le mandó que
cantara. Apenas balbuceó una
de las estrofas
del himno de la
Unidad Popular, cayó
sobre su cuerpo
una catarata de culatazos. Exánime, lo
evacuaron a rastras. El Príncipe se
pasó un dedo
por el cuelo
y lanzó una
carcajada
-
¿Qué hace
este hijoeputa aquí? No
permitan que se
mueva de aquí. Este
me lo reservo
para mí - le
dijo autoritario a sus
subordinados, que comprendieron
que la sentencia
estaba firmada.
VICTOR JARA , formaba parte
de un movimiento
que alguna vez
se llamó El
Nuevo Cancionero
Latinoamericano. Paso momentos
estos días primeros
de enero, con
el frio ambiente, escuchando aquellas
canciones que entonces
nos enardecían : “ A
desalambrar, a desalambrar,
que la tierra
es tuya y mía también,
de Pedro y María y
de nosotros también.. “ Sus referentes
creían que la canción
era
un arma ,
la mejor forma de
anunciar la inexorable
e ineludible revolución. Aquellas profecías sonoras
quedaron s sepultadas por los
golpes de Estado, las modas,
el exilio, los
arrepentimientos, los credos
abandonados y los
muros demolidos.
En
las primeras horas
del 16 de
septiembre, los habitantes
de la población obrera
de San miguel, en el sur de
Santiago, encontraron seis cadáveres en
la calle. Sus cuerpos
presentaban signos de tortura
y orificios de bala. Una
mujer reconoció horrorizada
el rostro de Víctor Jara.
De inmediato apareció
una furgoneta. La gente se
ocultó tras un muro y vio
como un grupo de civiles
arrastraban los cadáveres por
los pies y
los metían en
la camioncita. Su destino
hubiese sido una f osa
común de no medir
una llamada anónima desde
la morgue. Jara fue enterrado
en el Cementerio de Santiago. Joan Alison
Jara, su mujer, era
inglesa. Llegó un lejano
día a Chile como
miembro de un ballet. Se
enamoró de Víctor y vivieron felices
hasta 1973_ La barbarie
militar segó para
siempre esta felicidad. A
los quince días
del hallazgo de
su cadáver, Joan
y sus dos hijas abandonaron
Chile intentando salvar
su recuerdo y sus vidas.
http://antoniomarincara.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario