HEROES DEL
SILENCIO
Lo dice
con mucha sabiduría un
anciano amigo mío de
Roquetas de Mar : << LA MAYOR
HEROICIDAD C ONSISTE EN IR
ENVEJENCIENDO CON CORAJE,
EN VIVIR SIN DESFALLECER ESTA
BREVE VIDA DE
CONDENADO HASTA EL FINAL>>
Otro anciano, le
comentaba en el
Puerto con cierta
sorna: que de esta
vida , de esta
aventura, ninguno salimos
vivo . Y es verdad
que todos somos
simples condenados a
muerte agraciados c con
pequeños indultos parciales
y aplazamientos. En realidad
resulta casi asombroso
que soportemos con tanta
elegancia la certidumbre
horrorosa de todos
los horrores que están
por
venir. :la lenta decadencia,
los achaques, el
rosario de pérdidas de
salude, y la
ejecución final. Vivimos sin
pensar, borrachos de presente,
narcotizados y aneste3siados de vida,
como si fuéramos
diseñados para ser
eternos. Y sólo
a partir de
cierta edad, maduritos
ya, atisbando el declive, nos
comienza a fallar
la anestesia y
nos hacemos conscientes
y rebeldes de
la ejecución que
nos espera. Y ahí,
precisamente ahí es
donde empieza la
verdadera heroicidad, según mi
amigo el del
puerto de Roquetas
de mar. Porque un héroe
es
aquella persona que
vive o actúa
por encima de sus
limitaciones, de sus debilidades
y de sus circunstancias. Un comportamiento heroico
es aquel que
nos hace más grandes
y mejores de
lo que realmente
somos, y de lo
que la gente
puede razonablemente esperar de
nosotros.
Todos debemos
de llevar en
nuestro interior un
potencial heroico, una intuición
precisa
de lo mejor
que somos; y tal
vez la vejez
sea el momento
más adecuado para
desarrollar esa capacidad
dormida.
Envejecer no
seria por tanto
un decaimiento, sino, una culminación
del viaje: el momento de
la autentica prueba ,
de la mayor
aventura.
Es curioso
que cuando hemos leído
alguna
biografía de hombre
o mujer importante, nos
sorprendió casi siempre
que prácticamente todas
ellas d desdeñaran los años finales de
los personajes ilustres.
Es curioso que
el relato pormenorizado de la
infancia, la juventud
y la etapa reproductiva suele
ocupar una gran
parte de las líneas
de
su biografía, y
pasa luego por
la madurez final
despachando el “asunto”
en breves palabras. Esta especie
de desdén biográfico nos
parece a los
que ya tenemos
una edad un
grave error y
una vil torpeza; ahora sé que
es ahí, en
esa lucha silenciosa,
en donde se
redime o se
justifica toda una vida, toda
una existencia. Y LO
TENGO QUE DECIR
CON TODO ORGULLO.
PROBABLEMENTE NO HAYA
MAYOR PLENITUD NI
HEROICIDAD QUE VIVIR
CON CONCIENCIA Y
DIGNIDAD TODA TU
VIDA ENTERA
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