AÑORANZAS DE
AQUEL SEFARAD MARROQUI
Al cabo
de los años, la
memoria de los
que vivimos parte
de nuestra infancia y adolescencia
en aquel Tetuán
del Protectorado español
en Marruecos o el
ambiente en los
años 60 en
casi todo el
norte de Marruecos,
consideramos una suerte
haber sido testigos desde
los “tiernos ojos “ de
aquellas edades, de algo
que consideramos muy difícil de
olvidar, como era el enorme
ambiente de plena
tolerancia que existía entre judíos, musulmanes y
cristianos . Y
nosotros mismos , pequeños
aún, guardamos en nuestra memoria
de aquellos inolvidables
años, en nuestra tierna memoria,
la de nuestros mejores
amigos de juegos
con nombres judíos
y marroquíes. Con lugares
geo emocionales de la
ciudad, llenos de nombres con
raíces judías y
marroquíes. Las calles
de la “mellah “,el
barrio judío , y
las calles de
“la medina “ el barrio
musulmán, o las del
ensanche europeo fueron rincones
entrañables de nuestros juegos infantiles, nuestras
reuniones adolescentes y
nuestros encuentros festivos,
llenos a veces
de meriendas, de celebraciones, de
amigos con comida
y te marroquí,
o celebraciones con
dulces de tradición
hebrea. Y celebrábamos con alegría
el ramadán musulmán,
o la fiestas de
las chozas judías,
y en la
festividad de los
reyes, compartíamos nuestros juguetes
con amigos hebreos
y marroquíes.
Contaba
Juan Goytisolo en
un artículo publicado en su día en
el diario el País
a principios del año
2004.
“En su
bellísimo libro Memories of pour future,”sobre
la herencia fecunda de
Sefarad, el escritor neoyorkino Ammiel Alcalay
a la vez que se
lamentaba del clamoroso silencio
que envolvió a finales de los
años 80 el secuestro, juicio
y condena del inteligente ciudadano
israelí Mordejai Vanunu,un técnico nuclear de convicciones pacifistas oriundo
de Marrakech Juzgado por
haber revelado al Sunday
Times británico el programa de fabricación de armas
nucleares que conocía de primera mano en razón de su trabajo de
especialista en la central de
Dimona. Secuestrado e n Italia por
agentes del Mosad, Mordajai
Vanunu, miembro de esa vasta comunidad judío marroquí a
la que pertenecen personalidades tan diversas como el influyente consejero real marroquí Ander
Azulay, el militante
izquierdista Abraham Serfaty
o el gran
escritor Amran el Maleh,
expuso en su dia ante
el tribunal
que lo juzgaba
la expereiencia de muchos
sefardies durante la época del Protectorado:
”Los ricos Vivian a extramuros,
pero la mayor parte de
los miembros de la comunidad residían en el Melah. Había escuelas judías
en el barrio, pero yo
estudiaba en la de
la Alianza Israelita, situada fuera. Los cursos
se daban medio día en francés y
medio día en árabe, con alrededor de
una hora en hebreo. Acostumbraba a
pasear por la
ciudad por una
plaza llamada Xemaa
el Fna donde se congregaba
gente venida de todas partes
y había una gran variedad de actores. (...)Todos solían
sentarse allí y
yo iba tambien,siendo muy
niño , a vagar
y divertirme”
Y
recordaba a sus
jueces que la relación entre las dos comunidades religiosas era entonces
pacifica y no había entrado aún en la interminable espiral de violencia
y de odio que
luego entró
He querido
traer estas líneas finales aquí
para rememorar aquel ambiente
tan extraordinario que se
vivió en
todo Marruecos desde
comienzos del siglo veinte
hasta finales de los años
60 , en concreto
hasta las difíciles fechas de la guerra
de los seis días , a
principios de Junio de
1967, en que
“como si un aire
envenenado o un
“mal viento “ hubiese
soplado sobre lugares, mentes y
personas cambiándoles su
forma de ser en
una agresiva actitud
de odio de unos hacia otros
que ya no
ha tenido fácil
solución .
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