sábado, 4 de febrero de 2017

LA  HORA  INCIERTA








  “Desde  entonces a  una  hora  incierta
    Aquella  pena  regresa
     Y si  no  encuentra  quien la escuche
      Quema en su  pecho el corazón” 
          (de  un poema  de  Primo  Levi. Turín  1919-1987)

                 Primo  Levi,  que  tanto supo del ser  humano    que luchaba  contra la desdicha, ha  narrado en sus  libros de  modo  estremecedor  los años pasados en  Auschwitz  junto a  cientos de compañeros de  infortunio, los  años  vividos con el peor de  los castigos, aquel  que se esfuerza en convertir al  hombre en animal (“el  hombre  es  lobo para  el  hombre” )
 Pero el poema de  Primo  Levi , nos  toca, porque toca el espíritu de  modo  especial. Me   pensar  en las  horas y las  noches que siguen a la perdida de algún  ser  querido, un  familiar, alguien  muy amado  ;alguien tan  absolutamente  idolatrado, que su ausencia trastrueca  nuestra  existencia.
  Llegan las  noches  en blanco, sin  embargo  tan oscuras,  los días  inmensamente  largos  que parecen   negarse a  alcanzar su final.  Nada  consuela,  nada  conduce a la paz.  Hay  incluso  agonísticos   y también ateos  que ante  aflicción  tan firme  y de  tanta  magnitud  se empeñan en creer en la otra vida  para  que, de este  modo, su querido  muerto tenga   opciones  “dignas “  en alguna parte.  Y es que  no se  puede  admitir  que  una  persona esencial  en  nuestra vida, haya  desaparecido para  siempre, y  que  nunca  más la veamos.
      Y  es en esa certeza cuando  intentamos  que  un sufrimiento que se  ha  aposentado en  nuestras entrañas, sin darnos tregua, vaya aminorando  para  no  enloquecer.  No se  trata de  un  milagro que   logra el socorrido  paso del tiempo al provocar  un soplo de olvido que  lleve a  la aceptación de  la disolución  de  lo insoportable.
 J. Brel expresó como  nadie ese extravío de  la  memoria: “Nunca  se  olvida  nada, se acostumbra uno, eso es  todo”
 Hoy  al  leer el poema de  Levi , la referencia a la  “  hora  incierta”  me parecía  una forma hermosa de  describir  el regreso de la angustia primera,  cualquier día, en cualquier  instante, con su carga  emocional  y  también atroz.  Una  palabra, un recuerdo que late en las  sienes, bastan  para  que el tormento  resurja de  nuevo  y  nos  comience  a torturar  lentamente. Recuerde  el  alma dormida…avive  el  seso y  despierte…contemplando  como  se  pasa la vida…

http://antoniomarincara.blogspot.com.es/


        

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