EN EL
DIA DE LOS
ENAMORADOS: SUEÑO Y REALIDAD
En este día bonito
de San Valentín,
día desde hace
casi 60 años
convertido en el día de
los enamorados quiero
traer un texto del
jesuita Carlos
G. Valles en
su libro “Viviendo juntos “
<< Solzenitsyn dice
de un personaje
en una de
sus novelas “ Tenia el mayor
amor
y consideración posible
por la humanidad,
y por eso
mismo odiaba fieramente
a cualquier ser humano que
afeara ese ideal tan
horriblemente “ Bertrand Russel
escribe de un amigo suyo que tenía “
un gran amor
por la humanidad,
junto con un odio
desdeñoso hacia la
mayor parte de
los hombres “ . Y Snoopy
lo ha dicho
aun con mayor concisión:
“ Amo a
la humanidad. A quien
no puedo aguantar
es a la
gente “.
En
cierta ocasión un
compañero jesuita que probablemente no conocía
esas
citas, me dijo :” Yo
amo a la compañía
de
Jesús con toda
mi alma; casi el gran amor
de mi vida. Por
eso no puedo
aguantar a estos
jesuitas jóvenes que
se portan de manera
tan distinta de
las tradiciones que
nos enseñaron a
nosotros. Estoy encargado
aquí de algunos de
ellos y me
resulta una situación
insostenible “ Y es
que amaba tanto
a la Compañía Ideal
de sus sueños
que había llegado a
rechazar la Compañía real de
su vida diaria.
Amaba las reglas
y las constituciones, pero sentía animadversión hacia
jesuitas de carne y
hueso. Amaba su historia
pero repudiaba su
presente. Había dejado que
su imagen de la Compañía
“ Ideal “ se entrometiese
y, al final
acabara con sus
relaciones con jesuitas
de verdad. Sé muy bien
lo mal que
lo pasó (y se
lo hizo pasar
a los demás ).
En
cierta ocasión, un
jesuita joven me
descubrió una vez la
primera gran crisis
de su vida
religiosa. Había entrado
en el noviciado c con plena
inocencia, creyendo que cada
jesuita era un
santo, y cada
comunidad o casa
de jesuitas un auténtico paraíso…hasta
que le tocó
ir a una casa
donde se encontró
atrapado entre dos
jesuitas con sendas
personalidades conflictivas en una
lucha de poder a
poder entre ellos .
Y en su
tierna inexperiencia pudo
ver en ellos
algunos de los
aspectos más ruines
de la condición humana. ¿Dónde estaba
su sueño? ¿Dónde estaba
la Compañía de amor
en que él había
entrado ?Se encontraba
deshecho , angustiado,
desconcertado. Necesitaba consuelo
y ánimo, más
que consejo o dirección.
Y
entre otras cosas
que le dije,
le conté a modo de
parábola como una vez
“ asusté” a un
joven que me pedía consejo
sobre su matrimonio
en peligro, diciéndole que la única
solución que tenía era
el divorcio. < No se había imaginado
que su situación era tan
desesperada, y en
todo caso no
se esperaba semejante
salida de una
persona “ oficial ·” como yo.
Le expliqué: “ Tenia que
divorciarse de la
mujer con quien
se había casado
enamorado, es decir, del sueño de
mujer con que
se había casado, de
la imagen ideal de
la esposa perfecta
que el mismo se
había formado en
su mente y había
llevado de la
mano al altar en
pura fantasía romántica.
Había adorado siempre
la imagen que
el mismo se había
creado
de su mujer
y se había ido
defraudando y distanciando
poco a poco de la
mujer de carne y
hueso que era
su esposa. Lo
que ahora tenía
que hacer era
divorciarse del sueño
y el ideal
y volverse a
casar con la
mujer real, con su
propia mujer (que era
una persona admirable
y capaz de
hacerle feliz una
vez que le
permitiese entrar en
su vida tal
como ella era )
Luego
le aconseje a aquel joven
jesuita que renovase
mentalmente sus v votos, su
entrega a la Compañía, a la Compañía
autentica y real
que estaba comenzando a
conocer, no tal ideal ,
como él se
la había imaginado
antes de entrar de
novicio, pero tampoco menos
maravillosa que la
que él había soñado >>
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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