BANDERAS DE
NUESTROS ABUELOS: La bandera
del soldado Rodríguez
vuelve a casa (CUANDO todavía LA
BANDERA ERA CASI
UN ICONO SAGRADO)
He
de reconocer que
la historia que leía hace días
en
un diario nacional me emocionó hasta
casi hacerme llorar
por momentos. Se trataba
de una sencilla
pero bonita historia
que nos habla
de valores, cuando
en aquella España
pobre de los
años 20 ya
la supervivencia y el tirar día a día una
familia para adelante
sacando sus hijos
a flote era
la principal ley
de oro para
que la vida
fuera mínimamente “llevadera” . La historia que
cuenta Liliana Rodríguez , profesora en
Ciencias Políticas , nacida en
1955 comienza así:
<<Había una
vez un joven
gallego, Cesar Rodríguez
Pardo, de la
localidad orensana de
A Bugariña, el
mayor de siete hermanos que
fue reclutado, como miles
de jóvenes , con
solo 20 años
en 1921 , para luchar
en Melilla, en
aquellas terribles carnicerías de
la guerra del
norte de África, donde
estuvo combatiendo cuatro
años en el frente
y donde llegó a
padecer la malaria
y tifus por
beber aguas contaminadas
y sin depurar. Cuando Rodríguez
se licenció volvió a su
Galicia natal y trajo
consigo la bandera
con la que
llegaba hasta dormir
( era una
bandera roja y
gualda de 60 cm.
por 80
de tipo
percha o mochila
en la que
aparece el nombre
del Regimiento de infantería Ceriñola número
42 , regimiento que
se cubrió de
gloria con la
sangre de sus
héroes en acontecimientos nefastos
de la guerra
y el desastre
de Annual) Esa bandera
se entregaba a cada soldado
el primer día
de su movilización y se
usaba para proteger
sus pertenencias al
estilo de los
que luego utilizamos
el famoso “macuto de
la mili”. Se usaba
también para señalizar
la posición en
el combate o para cubrir
su rostro en caso de
fallecimiento en campaña
cuando era enterrado. Tenía un gran
valor histórico y
emocional para el
soldado y su
familia entera.
Aquel
soldado al regresar se
casó con una
joven de la
aldea Perfecta González y
tuvieron un hijo
al que llamaron c como al
padre, y que
nació en la
aldea a de Soutelo (Ourense)
en 1927
. Pero la pobreza
les llevó a
sumarse a la diáspora
de
gallegos que partieron
en la inmigración a países
con
mejor nivel de vida
como era entonces Argentina.
El matrimonio dejó
al niño, de
un año, al
cuidado de los abuelos.
La bandera también se
quedó en España en el domicilio de
los abuelos. Los padres
y su pequeño
vivieron distanciados la
Guerra civil en España. Cuando terminó
la guerra civil
el matrimonio desde Argentina ,
pidió el regreso
por agrupamiento familiar
de su hijo
Cesar casi un
desconocido para ellos después
de
años sin verse. Y
el 4 de
mayo de 1939 , un
mes después de
terminada la guerra
civil el niño
fue primero en
tren desde Galicia a Barcelona. Allí lo
recibió un tío
suyo, republicano que después moriría luchando
en Perpiñán, en
la II Guerra
Mundial- que lo
acompañó a embarcase
en el vapor
Vulcania, barco italiano
que viniendo desde Génova le llevaría
a
Argentina tras su
escala en Barcelona. Desde
Galicia, la abuela
había mandado una
carta a Argentina
informando del día y
hora de la
llegada a puerto
argentino. Como el
niño y sus
progenitores no se habían visto,
apenas e n unas fotos,
el llevaba orgulloso
la bandera que
su padre había traído de
Marruecos para que
lo localizasen y
reconociesen al llegar
el vapor a
puerto( Esa bandera era
como su salvoconducto
según contaba hace
poco la nieta
Liliana hija de
aquel chico que
orgulloso lucia desesperado
su bandera al
otear ya el
horizonte de Argentina)
Pero ocurrió que
tras casi tres semanas
de navegación, el
chaval con sus
ingenuos 12 años
en el Puerto de
Buenos Aires, atestado de
familiares y que
continuamente agitaba su b andera
de proa a
popa y de popa a
proa, vio decepcionado que
el puerto poco
a poco se
iba quedando vacío
sin que nadie
le hiciese una
señal de reconocimiento. Nadie le respondía abajo, en
tierra. Lágrimas de crio, defraudado, desesperado. la carta
que lo anunciaba
se había retrasado,
y no le
esperaba nadie. Desesperado, el
niño Cesar pensó en regresar a
España, de nuevo
como polizón. Se escondió
junto a unas sogas o
maromas de amarre
hasta que lo
encontraron. Lo dejaron en un
viejo edificio albergue
de inmigrantes construido junto
al embarcadero para
alojar a los que llegaban
ilegalmente. Estuvo tres días despierto
y s in comer, mirando
por una ventana,
y llorando, hasta
que vio entrar
en e l edificio a un hombre
que creyó que era
su padre, y
salió corriendo a abrazarse
a él con un rio
de lágrimas y
gemidos que no
cesaron en mucho
tiempo. Fue el reencuentro
con sus padres .Aquel
niño, luego adulto,
logró abrirse camino
en Buenos Aires, estudió farmacia
y bioquímica y se
casó en 1954 .
Pasaron muchos años
hasta que un día en
los años 90
entregó a su
hija Liliana a
punto de cumplir ella
40 años , le
entregó con la
mirada triste y f frágil
de un anciano
afectado por la
enfermedad de la
nostalgia la bandera
de España que había llevado
su padre en
la guerra de
Marruecos. “Un día me
la entregó y jamás volvió
a preguntarme por
ella. Su padre falleció
en 2011 con
84 años
El
martes 24 de
Enero, su hija
Liliana cumplió lo que deseaba
hacer años. En
una sencilla ceremonia
en el museo del Ejército, donó la
bandera, una carta de
amor de su
abuelo a su abuela
escrita en marruecos
mientras estuvo movilizado . El Museo del
ejército iniciará ahora
el proceso para
que forme parte
de los fondos
un “emotivo estandarte “
del que según Beatriz Jiménez
Bermejo , conservadora jefe
del departamento de Uniformidad y Simbología del
Museo del Ejército en Toledo.
Indudablemente esta
historia que habla
de aquellos valores
nos debe emocionar a
todos pues en
ella aparecen muchos
rasgos de cosas
, sentimientos, valores y emociones
de los que
tanto nos contaron
nuestros propios abuelos
e indudablemente en
una sociedad más
insensible a valores , sentimientos, creencias, y
palabras como “ideales” “honor “ “lealtad “ o “
bandera” nos tienen que
hacer reflexionar seriamente
“la caducidad de
aquellos valores “ Quizás como diría
J. M. de
Prada <<¿Qué sentido
tiene defender determinadas posturas en
un mundo donde
ya casi nadie
te entiende, y
los pocos que todavía
te entienden se dedican
al postureo, cambiando de
postura como de camisa,
para acompasarse a los
tiempos ? > Como diría Groucho
Marx << Tengo estos
principios, pero si
no le gustan,
le enseño otros > .
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
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