EL SUFRIMIENTO
DE LOS
DEMAS PUEDE DESEMBOCAR
EN FATIGA EMOCIONAL
Y DEPRESION
Las emociones
se propagan como
un virus. Afirman los
expertos que con
el tiempo aprendemos
a distinguir nuestros
propios sentimientos de los ajenos ,
pero nos cuesta. Si vemos
sufrir nosotros, si
tenemos un mínimo
de empatía , también sufrimos. Afirman que
el cerebro del bebé
no diferencia si
el dolor, la tristeza,
el enfado o
el miedo son
suyos o son de
otros. Y esa frontera
sigue siendo después ambigua
y borrosa incluso
en la vida
adulta. Los experimentos
han demostrado que no
estamos libres del
riesgo de contagio emocional,
porque nuestro cerebro primitivo no
se detiene a
pensar si lo que
sentimos es “de primera
mano “ o “ reciclado” Su
prioridad es reaccionar
lo más rápido posible
porque puede estar
la supervivencia en
juego.
Como la empatía
comparte
los mismos circuitos
del estrés, puede resultar
agotadora , como bien saben
los profesionales de
las urgencias, los
cuidadores y familiares
de personas dependientes. La exposición continuada
al sufrimiento de los demás puede
desembocar en fatiga emocional
y depresión. A veces c como
mecanismo de defensa
desconectamos de nuestros
propios sentimientos incapaces
de soportar la
sobrecarga. Tania Singer,
del Instituto de Estudios
Cognitivos de Leipzig ha
demostrado que una de cada cuatro personas
segrega cortisol (la hormona
del estrés ) cuando
ve a otra
en una situación comprometida. Las manos
sudan, se acelera el
pulso… Y si el
que lo
está pasando mal
es un ser querido,
la reacción hormonal
afecta casi al 50
% de los
observadores. Incluso si es un c completo desconocido, la tensión
se transmite al 10
%
Singer llegó también
a
demostrar que monjes budistas
entrenados en el control de
sus emociones pueden
activar a voluntad
el circuito neuronal
de la empatía o
bien el de la compasión. .El primero
les genera un estrés
tan
intenso que es difícil
de
soportar más de
unos pocos minutos. El segundo
les proporciona sentimientos
placenteros de amor
y recompensa.
Las aplicaciones de estos
hallazgos son útiles en el
tratamiento del estrés postraumático secundario. El
personal hospitalario en servicios
como oncología, cuidados
paliativos, pediatría o geriatría lo
sufre más que
otros colectivos, c contagiado por el
contacto con pacientes
en una situación vulnerable…
Para los
que ejercemos de
cuidadores, acompañantes, familiares
de un enfermo dependiente o
en fase terminal…
¿Cómo sobrellevarlo ? Con una
mezcla de esmero
y desapego, concentrándose en
el cuidado y
bienestar de la
persona que sufre, pero
sin intentar meterse en
su piel. Sabiendo que no
se trata de compartir
el dolor del prójimo
cuanto de aliviarlo
precisamente con nuestra
cercanía.
http://antoniomarincara.blogspot.com.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario