martes, 18 de octubre de 2016

ALCORRIN  EN  EL  REINO  DE  TARTESSOS









  Según  Marco  Tulio  Ciceron  <<La  historia  es  testigo de  los  tiempos,  luz  de  la verdad,  vida de  la  memoria,  maestra  de  la  vida, testigo de  la  antigüedad  >> Hoy  a  raíz  de    una  conversación  con  un  amigo  historiador,  ha  salido  el  nombre  de  Alcorrin,  pues  es  un  yacimiento   arqueológico  ,  en  el  municipio  malagueño de  Manilva,  de  gran  importancia  .  Hace  ahora  50  años  comenzaron  las  primeras  excavaciones  en  dicho  lugar. El trabajo arqueológico han terminado revelando la existencia de una gran urbe que en su apogeo llegó a albergar a más de 3.000 personas y que creció hasta rebasar, con mucho, los límites del delta del Guadalhorce. Aunque la población era mayoritariamente fenicia, también convivían en ella colonos griegos, egipcios e incluso indígenas íberos que terminaron asentándose tras comerciar con los pobladores primigenios.
El asentamiento de Cerro del Villar significó la puerta de entrada a la Península Ibérica de productos como el hierro, la vid y el olivo. La expansión de la colonia vino acompañada de deforestación masiva de la zona, que a su vez provocó numerosas inundaciones y el hundimiento definitivo del delta en torno al año 570 a. C. Los colonos que aún residían en sus dominios se trasladaron a la bahía cercana y fundaron allí Malaka, la actual Málaga.
En 1965, y con toda la fortuna de su parte, el arqueólogo Juan Manuel Muñoz Gambero descubrió junto a a la desembocadura del Guadalhorce, a ocho kilómetros de la capital malagueña, un yacimiento arqueológico que vinculó enseguida a la presencia fenicia en el territorio.
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Por su situación estratégica el emplazamiento prometía apuntar a una población importante, y tras las primeras excavaciones dirigidas por él mismo, Muñoz Gambero pudo constatar que no se equivocaba: aquellos restos pertenecían a una ciudad fundada en el siglo VIII a. C. por los fenicios sobre un delta formado en la desembocadura del río, hoy inexistente, y que posteriormente se extendió y perduró hasta el año 570 a.C.
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Lo que Muñoz Gambero había descubierto, en suma, era el yacimiento fenicio más importante de la Europa occidental, correspondiente con lo que algunos geógrafos de la Antigüedad habían situado en el sur de la Península Ibérica con el nombre de Mainake. El descubrimiento puso patas arriba la historiografía fenicia y abrió cauces insospechados para la investigación, un caudal que todavía, y a pesar de que el yacimiento está cerrado a cal y canto a la espera de una inversión que permita recuperar las excavaciones, sigue ganando la atención de varias universidades en todo el mundo.

 En  este  espacio  del  litoral  malagueño  como  sostiene  Fernando Wulff,   presenta  una  gran  concentración de  yacimientos  fenicios  del  mediterráneo  Occidental  y  algunos  de  los  más importantes  globalmente. 
Se  sabe  que  Tartessos    fue  el  nombre  por  el que  los  griegos  conocían  a  la  primera  civilización de  Occidente  situada  en  el  suroeste  de  la  Península  Ibérica.  De  hecho  fue  el  primer e estado  organizado  que  se  formó  en  la  Península  Ibérica  hacia  finales  del segundo  milenio  antes  de Cristo.  Por  ello  y  por  su  riqueza  minera, Tartessos  alcanzó  un  inmenso  poderío. Tartessos  fue  el  producto de  la  agregación de  colectivos  étnicos  y  culturas  diferentes  sobre  un  sustrato  propio  que  hunde  sus  raíces  en  los  tiempos  oscuros  del  final  de  la Edad  del Bronce.
A  finales  del  siglo  IX  a.  de  C.  los  fenicios  consolidaban  sus  redes  comerciales con Tartessos. Atrás  quedaba  una  larga  etapa de contactos  previos  que  tienen eco  en  la  legendaria  fundación de Cádiz  hacia  el  1100  a.  de  C.  y  en  las  empresas  conjuntas  de  Hiram  I  de Tiro  y Salomón d e  Israel  ( Siglo  X.  a.  de C.)  que  aparecen  referidas  en  la  biblia: el  rey  Salomón  tenía  en  el  mar  naves  de Tarsis  con  las  de  Hiram , y  cada  tres  años  aproximadamente  llegaban  las  naves  de Tarsis , trayendo  oro, plata,  marfil,  monos  y  pavones  (ave  rayiforme  tropical) . La  costa  actual de  Málaga,  es  muy  diferente  de  la  que  describen  los  derroteros  antiguos.  Los  dioses  de  los  Tartessos  ,eran  las  estrellas,  respetaban  mucho a  los  ancianos  y  eran  hospitalarios . Menciona   Juan  D. Romero  que    se  puede  mencionar  una  cita de  Posidonio,  que  afirma  que  los  tartesios  eran  <ampulosos  y de  genio  alegre > algo  que  curiosamente  encaja  perfectamente  con  el carácter  de  los  habitantes  actuales  de  estas  zonas.  Es  a  partir  de  las  excavaciones  arqueológicas  cuando  se  ha  dividido  la  cultura  tartesica  en dos  periodos: Uno  llamado g geométrico,  que coincide con  el bronce  final  y  abarca  desde  el  1200  al  750  a.  de  C. y  un segundo  periodo  llamado  orientalizante,  que  es  cuando  la  cultura  tartesica se  empapa  de  elementos  orientales,  provenientes  principalmente  de  los  contactos  con f fenicios  y griegos  y que coincide  con  la  Edad del  hierro  y  abarca  desde  el  750  al  550  a. de Cristo.
 La  primera  fuente  histórica que  alude  a  Tartessos  es  la  historia  de  Herodoto,  del  siglo  V a. de  C.  que  habla  del rey  Argantonio ( su  significado  es :  hombre  de  plata ) del  cual se  dice  que  gobernó   con  sabiduría  y g generosidad.  Una  fuente  mas  tardía  data  del  siglo  IV ,  del escritor  romano Rufo  Festo Avieno,  que  escribió  una  obra  titulada  Ora  marítima,  poema  en  el que  se describen  las  costas  mediterráneas. Utilizó  fuentes  antiquísimas  de  origen desconocido,  realizado  por  un  marino griego. Como  resultado de  aquel  viaje  se  narran  los  lugares  visitados  por  el desconocido  marino  , que  proporciona  las  noticias  más  antiguas  sobre  la  Península  Ibérica.
Las  distintas  versiones de  su  enigmático  nombre  original Tarsis  para  los  fenicios, Tartessos  para  los  griegos, Turdetania  para  los  romanos  son  igualmente  nomenclaturas  expresivas  del devenir  histórico de  esta  tierra  grandiosa  situada  en  los  límites  del  mundo  antiguo.

Se  poseen  citas  sobre v arios  reyes  míticos de Tartesos, como Gerion,  al que  Heracles  le  robó  las grandes  manadas de  bueyes  que  pastoreaba  a  orillas  del  Guadalquivir,  Norax ,  nieto de Gerion  que c conquistó  el  sur  de Cerdeña  donde  fundó  la  ciudad  de  Nora; Gargoris  que  invento  los  utensilios  para  la  apicultura  y  su  comercio  y  Habis  que descubrió  la  agricultura, atando  dos  bueyes  a  un  arado,  formulando así  las  primeras  leyes,  dividió  la  sociedad  en  siete  clases,  el  reino en siete  ciudades  y  prohibió  el trabajo a  los  nobles.  Pero  solo  sobre  un rey  se  tienen fuentes  históricas  concretas,  como es  con  Argantonio, el  último rey de  Tartessos  .  Las  referencias a  esos  tiempos, son  las Columnas  de  Hércules,  tal como  se  conocía  Gibraltar  en  la  antigüedad;  los  toros de Gerion  o  el de  las  manzanas de  las  hespérides. También  la Biblia  mencionaba  a Tarsis,  y  también  los  posteriores  historiadores  y  geógrafos   grecolatinos. 

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