BUENOS DIAS
NADIA, BUENOS DIAS
TRISTEZA (LA NIÑA
DIEZ NOVIA DEL
MUNDO )
Cuando nos
llegan las tenebrosas
noticias del “laboratorio” ruso , manipulando
y controlando a
los atletas que
por motivos políticos
tenían que triunfar y
aportar medallas a
la gran Rusia, dejamos
de creer un
poco en esos
valores desinteresados del
deporte. Hoy nos acordamos
también de la
gran NADIA. Si Nadia
Elena Comaneci nacida
en Rumania en noviembre
de 1961.
El primer
10 de los
Juegos Olímpicos. Sucedió en
Montreal cuando tenía
14 años. Ahora hace
40 años. Era a el primer
día de la
competición y Nadia
echó a volar. Dos
mortales. Con una belleza
plástica tan perfecta
que un ingeniero
exclamó :”La niña ha
hecho saltar el ordenador por
los aires.”
Dice Manuel
Jabois, que el COI
(comité olímpico internacional) le había dicho a
Omega, fabricante del marcador,
que no se preocupase
porque no pudiesen
salir cuatro d dígitos en
pantalla: “El 10 no
existe “ Comaneci lo inventó
y al aterrizar,
con el publico
volviéndose loco, pudo ver
su nota: “1. 00” . Uno de los
jueces s e dirigió a Comaneci desde
la distancia abriendo
las dos manos: DIEZ
Sin
embargo, trece años
después, una noche
de noviembre de
1989, la niña
que acaparó las
portadas de los
mayores periódicos del
mundo estaba sola
y llena de
mierda, derrotada en
medio de un bosque,
siguiendo a un traficante por
un trayecto “helado,
salvaje y pantanoso”. Superaron alambradas
y equivocaron los
caminos. Y en uno
de ellos, caminando a buen
ritmo tras seis
interminables horas, Nadia acabó
encontrándose sola. Fue vista
por una patrulla
de agentes fronterizos, que le
pidieron sus papeles.
Nadia Kemenes, decía
su documento de identidad. Aquella chica
húngara se había
desorientado y estaba
buscando a sus amigos.
Los policías , sin darse
cuenta de que tenían delante
a la LEYENDA
NACIONAL, le dijeron
como salir y
regresar a “ su
patria”.
Tenía
ya 28 años
y su cuerpo
exigido y castigado
hasta la perfección
en la infancia,
ya no podía
volar de la
forma que lo
había hecho hasta
hacia pocos años. Su
nombre seguía siendo
el emblema del
régimen de Ceacescu emblema
de lo que
representaban las tiranías
al otro lado del
Muro: un diez, el
mundo perfecto en el
que todos los hombres
son hermanos. Por
tanto, Nadia era
una mujer encerrada
en una pecera,
o en una
vitrina debidamente vigilada
constantemente. Un trofeo
que exhibir políticamente
en las vitrinas internacionales.
Y
aquella triste noche
de noviembre Comaneci
salió a pie
para llegar a
Hungría. Tan solo
un mes después,
el día de navidad, Ceacescu y su mujer
fueron ejecutados por la
Revolución que terminó
con el tiránico
Régimen. “¿Si me hubiera
quedado de s saberlo? Claro. Era demasiado
joven para darme
cuenta de lo
que había hecho”
Dijo años después
a la prensa
internacional. Ni siquiera
ahora, todos , viendo
el video de su ejercicio
perfecto, sabe nadie
como lo hizo.
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