EL ASNO
DE BURIDÁN: <<SOMOS LO
QUE ELEGIMOS>>
Cada
día, cuando nos
levantamos, al desayunar,
al ir al
trabajo, al conversar
con la gente,
al leer el
periódico, al comer,
al pasear… estamos continuamente
ejerciendo nuestra capacidad
de elección.
Desayuné hace
poco con varios
amigos en Almería,
y comprobé que
el camarero al
traer las respectivas
peticiones hechas con
bastante variedad: “solo,
con leche, de máquina, descafeinado… “ ya venía de nuevo ofreciendo,
azúcar o sacarina,
azúcar blanca o
morena… Me contaba
un alumno a
la hora de
elegir asignaturas opcionales
que “ estaba hecho
un lio “ ,
no sabía que
elegir, elegir carrera,
elegir colegio, elegir
novia o novio,
elegir opciones que
nos van a
marcar posteriormente en
la vida. La indecisión
nos puede llevar
a acabar como
el asno de Buridán, que como
otros ejemplos que
cuenta la biblia ( la
estatua de sal) , que
murió de hambre y
de sed porque
ante un cubo de
heno y otro de
agua no supo
elegir si comer
o beber. Elegimos continuamente
y por ello
también dudamos. Los científicos
pasan buena parte de
su tiempo buscando
errores ( los fallos de sus
hipótesis, de sus conclusiones) hasta dar con
los mejores resultados (método hipótesis,
tesis, antítesis y
síntesis )De ahí su afán
por establecer hipótesis
y luego hallar
conclusiones veraces. Porque
cuestionarse las cosas significa ser
exigentes e inconformistas, no
erráticos ni apresurados. Y si en la
ciencia no existe
la verdad absoluta ¿Qué pasa
en la vida cotidiana? ¿Pueden tenerla, por
ejemplo los políticos?
Ya estamos viendo
Se lo plantea
Lola Morón proponiéndonos también
aquella frase de
Ludwig Wittgenstein ; <<
Todo lo
que es, podría
ser de otra
manera >>
La
duda es moderación
e implica una
cierta soledad, serenidad y
lentitud que no
casan con la
tendencia actual en
que la irreflexión
parece liderar el
proceso de toma de
decisiones. Las palabras
esenciales a la
hora de enfrentarnos a una
decisión podrían ser
; observación, capacidad
de renuncia o flexibilidad. Pocas
veces podríamos conocer
el resultado de
aquella opción que
descartamos. Siempre nos quedará
la duda y
hay que a
aprender a convivir
con ella.
La
libertad de elección
consiste en saber ponderar
las decisiones basándonos en las herramientas
de que dispongamos. Parece razonablemente cierto
que no podemos
estar totalmente seguros
sobre casi nada,
y c como no sabemos, o
queremos, o toleramos,
dudar nos puede
convertir en victimas
fáciles de aquellos
que no muestran
la perplejidad, aunque
también la tengan.
San
Ignacio de Loyola,
nos propone una
metodología en una
parte de sus
Ejercicios Espirituales, tanto en
la meditación de las dos
banderas como
son los criterios
para saber discernir,
para saber elegir,
equivocándonos lo menos
posible, viendo pros y
contras del mayor
bien hacer y
de hacer el
menos daño posible .
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