Viaje al interior de uno mismo: el mal amor a uno mismo hace de la soledad una cárcel
Para ser uno
mismo es necesario
conocerse y ser
consciente de hasta
qué punto la
imagen que uno
tiene de su
persona coincide con
su yo real y
auténtico. Para ser uno
mismo hay que ser
soberano de la propia
personalidad, es decir, plenamente
autónomo y completamente
propia. Para ello,
además de quitarse
las máscaras, debe deshacerse de
los malos hábitos
y de las opiniones
falsas. Debe desaprender.
Los filósofos de
la antigüedad, aconsejaban
incorporar algunas prácticas
para lograr esa
independencia mental, tales
como encender tu
luz de la
razón y explorar
todos los rincones
no conocidos de
tu alma, filosofar, dedicarte tiempo
para ocuparte de ti mismo,
prestar atención a cada
una de nuestras
necesidades, adquirir el
coraje que le
permitirá combatir las adversidades, cuidarse en
el recuerdo doloroso
de temas que nos hagan daño. Como decía
el filósofo griego Epicuro, nunca
es demasiado pronto ni
demasiado tarde para que
uno se ocupe de
su propia alma. Para
que uno haga
el viaje hacia
temas desconocidos de
uno mismo: ¿Por qué
tengo estos miedos? ¿Por
qué no me
relaciono bien con
este tipo determinado de
personas? ¿Por qué no
me gustan determinadas
facetas de mi
personalidad, o determinadas
partes de mi
cuerpo…? Hay que aceptarse
en un proceso
de autocrítica las
imperfecciones. Cuando logremos vernos
como alguien que
tiene fallos, que
no siempre actuamos
como quisiéramos, aprenderemos
a querernos y
aceptarnos como somos. Como
diría Carl R. Rogers: “No podemos
cambiar, no podemos
dejar de ser
lo que somos
en tanto no
nos aceptemos tal y como
somos”. Los epicúreos griegos
señalaban la importancia
de ejercitarse en
evocar el recuerdo de
los placeres pasados
para protegerse mejor
de los males actuales. Sin
ir tan lejos,
la indagación apreciativa,
es un método
basado en la
nueva psicología positiva
que surgió en
los años ochenta
y que nos
invita a buscar
las experiencias más
significativas de nuestra
vida, descubrirlas y
revivirlas. Todos hemos vivido
alguna historia positiva y
significativa que nunca
olvidaremos y siempre
que la activemos
en nuestra memoria
nos producirá unas
sensaciones positivas que debemos gustar
y saborear como
la parte bonita
de nuestras vidas.
Rescatar esa historia
del pasado y
apreciarla en el
presente nos dará
y aumentará confianza
y levantará nuestra
autoestima.
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