lunes, 25 de julio de 2016

Vivimos en el exilio de la auténtica luz

En el exilio de la luz




Contaba Jostein Gaarder, que la vida a veces puede ser triste porque un día entramos en un mundo maravilloso. Nos conocemos, nos saludamos, y caminamos juntos un trecho. Luego nos perdemos y desaparecemos tan de repente y tan sin razón como llegamos a esta vida. Jostein describe en la parábola o mito de la caverna (el que utiliza Platón para diferenciar su mundo de los sentidos y su mundo de las ideas). En nuestro mundo, también vivimos de cara a las sombras y de espaldas a la luz. A veces estamos tan faltos de esperanza que nos olvidamos que esta vida es como un viaje que hacemos en tren, con maravillosas vistas, con luz abundante: a veces el tren se mete en un largo túnel y tenemos el peligro de creernos que el túnel es eterno…

En el Diario de Ana Frank, la protagonista en su encierro de tres largos años, ve el cielo azul y la noche estrellada a través de un orificio abierto en la techumbre de la buhardilla donde se esconden de la Gestapo nazi, y pide en un diálogo interior, de oración religiosa, volver a ver algún día en su vida el cielo nítido y azul que ahora ve solo a través de un orificio.

Le preguntaban en una entrevista a Eduardo Chillida el porqué su monumento favorito era una estatua elevada en un monte de Gijón, de amplio panorama , que se llama el monumento “Elogio del horizonte”. Respondió Chicilla que un día recorriendo por la costa desde Bretaña a Compostela, él y su mujer descubrieron en Gijón un lugar con fortificaciones que significaba que hasta allí habían llegado gente que quería dominar el horizonte con fines muy diferentes a los míos. Entonces allí decidí hacer mi monumento que se titula Elogio del horizonte y que pretende ser un canto a lo necesario e inabarcable, lo inaccesible e inexistente, porque lo que está mas allá , el horizonte, es probablemente la patria de todos los hombres .

¿LA PATRIA DE TODOS LOS HOMBRES? ¿Acaso no vivimos en un autentico exilio de la luz? Es en el apocalipsis, leyendo aquella frase de Juan “ Yo Juan , vi un cielo nuevo y una tierra nueva …donde no existe ya el dolor ni el llanto” la que nos hace pensar en esta tendencia del hombre a buscar la luz, como el aire o como el agua, porque se asfixia en un mundo de oscuridad. O en el texto de Isaías (9, 1-3) “el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban en tierra de sombras, y una luz les brilló”, Chillida en aquella entrevista dando razones de por qué había elegido aquel punto para su monumento argumentaba: “Los hombres nos movemos en el filo entre la verdad”. Soy un hombre de fe que en su juventud vivió momentos de descreimiento, pero que después he incorporado esta reflexión , en donde razono que o intuyo que de la muerte, la razón me deice definitiva; de la razón, la misma razón me dice LIMITADA; y es por eso que yo sin embargo apuesta por la ESPERANZA, y la esperanza es eso…un ventanuco misterioso de luz que penetra en el mundo de los hombres, descubriéndonos un mundo y una vida hermosa que nos hace vislumbrar un sumo hacedor. Y recuerdo aquel pasaje de Juan: “Y la luz vino a los suyos (la historia) pero los suyos no la recibieron”.










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