sábado, 30 de julio de 2016

Caballeros andantes

Caballeros andantes de nuestros días: caballeros legionarios

Cinco  de  marzo, 2016. 8:00  de  la  mañana, autovía  A7.  Autovía  del   Mediterráneo, que  une  Almería  con  los  núcleos  superpoblados  como  ciudades  dormitorio  de  Aguadulce, Roquetas  de  Mar, Vícar, El  Ejido.  Intensidad  de  tráfico  de  toda  la  gente  que  se  incorpora  en  horas  punta    a  sus  actividades  laborales. De  pronto  a  la  altura  del  elevado  puente  de Bayanna, un  camión  de  gran  tonelaje  al  intentar  esquivar  un  vehículo  kamikaze conducido  por  un  señor de  76 años con  sus  facultades  mermadas  acaba  colisionando  con  otro  vehículo  donde  viajan  dos  padres  jóvenes  con  su  hijo   de  11   años, que  se  dirigía  a  su  colegio  en  Almería  y  que  también  habían  intentado  esquivar  el  vehículo  kamikaze.
No  lejos  de  allí,  a  unos  50  metros,  el  siniestro  ha  sido  presenciado  por  un  legionario  que  se  dirigía  a  su  base  de  la  legión  en Viator. El  legionario  es  Carlos Berbel  y  está  destinado  en  esos  momentos  en el Tercio  Don  Juan de Austria, III  de  la  Legión. Al  percatarse  de  la  situación,  ha  detenido  su v vehículo  y ha  avisado inmediatamente  a  los  servicios  de emergencias del  112. Acto  seguido, se  apea de  su  vehículo  y  se  dirige  hacia  el  camión. Viendo  que  la  situación del  camionero  es  leve  y  está  controlada,  llega  a  la  altura  del  automóvil,  percibe  que  dentro del  habitáculo  del  coche siniestrado (y  empotrado entre  el  camión  y  el  quitamiedos) que  hay  un  menor  inconsciente  y  que  los  adultos,  sus  padres  que  le  acompañan  presentan  signos de gran  nerviosismo. Logra  nuestro  caballero  legionario  introducirse  por  una  ventanilla,  pues  el  coche  estaba  atrapado  entre  camión  y  barrera  quitamiedos. Tras  diez minutos  de  atenciones,  el  menor  reaccionó  vomitando,  y  el  legionario  actuó  impidiendo  que se  atragantara. En  ningún   momento se  separó  del  chico  herido, tranquilizó  a  los  familiares  hasta  que  llegaron  los  servicios  de  emergencias,  que  evacuaron  a  los  heridos  al Complejo  Hospitalario de Torrecadenas  en  Almería. 
Acto  seguido,  cuando  ya  se  había  restablecido  el  tráfico,  algunos  vieron  al  caballero  legionario Carlos Berbel,  sacudirse  algo  del  polvo  y  de  las  manchas  de  haber  reptado  por  el  suelo  y  entre  el  vehículo  y  como  cualquier  día, arrancar  su  vehículo  para  dirigirse  a  su  destino  en  la Base  de  la  legión  en  el  cercano  pueblo de Viator:
“Mientras tanto, la Guardia Civil llegó a la zona del atestado. Al comprobar que Carlos estaba en el interior del maltrecho vehículo atendiendo al muchacho, un agente le preguntó si era sanitario, a lo cual Berbel respondió: “No soy médico, soy Legionario”. Entonces, y siempre en palabras de nuestro militar, al ver el control que Berbel tenía sobre la situación, la Benemérita se dedicó a asegurar los alrededores. Finalmente, tras la “impresionante” actuación de los bomberos que “abrieron el coche como si fuera mantequilla”, recuerda Berbel, el niño fue trasladado al hospital.El Legionario explica que su rápida actuación se debió a los “conocimientos adquiridos durante su instrucción militar”. Carlos, que además es socorrista titulado, recuerda que: “Sabía lo que tenía que hacer, en ningún momento dudé”; además cuenta que lo que más le preocupaba de toda la situación, por encima de su seguridad personal, era “perder al chico”. Reflexiona: “Nos enseñan a salvar una vida pero, ¿Cómo le dices a la familia que la has perdido?”. Pero esta dramática, y a la vez esperanzadora historia no concluye ahí. Días más tarde, y gracias a un comunicado difundido a través de las redes sociales en el que la madre del  niño accidentado agradecía la atención del Legionario, tanto la familia como el militar pudieron ponerse en contacto. “Esperé a que el niño saliera de la UCI para ir a visitarle al hospital y llevarle un peluche de la cabra de la Legión”, explica Carlos y recuerda entre risas: “Él no se acordaba de mí, pero le hizo mucha ilusión, a él y a la familia, mi visita”. Fue en el hospital dónde un facultativo médico aseguró que, de no haber sido por la continua estimulación que el militar prestó al niño, posiblemente hubiera sufrido graves daños cerebrales."

Un  héroe  casi  anónimo,  de  esos  héroes  que  aparecen  en  el  sitio  oportuno  y  en  el  momento  oportuno   y  que  nos  hacen  ver  a  veces  la  vida   de  otra  manera,  con  otra  mirada,  con  otro  talento.  Pidamos  a  la  vida  que  siga  habiendo  todavía  personas  en  los  caminos  de  la  vida  y  la historia  que  casi  olvidándose  de  ellos, sepan  ponerse  al  servicio de  una  causa  noble.   

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