Cercana ya la Semana Santa sevillana, recordamos en palabras
de Moreno Andrade, que ese espíritu religioso que inspira nuestros pasos, es
algo que hemos de cuidar entre todos, con mucha delicadeza. La mezcolanza entre
fieles que quieren vivir la celebración religiosa con otros movidos por meros
motivos estéticos, lúdicos, ha dado como resultado el escenario de un totum
revolutum difícil de canalizar, sobre todo cuando las cofradías abandonan la
carrera oficial. Algunas hermandades parecen felices incrementando el número de
nazarenos. Es evidente que no todos son fieles a la religión que parecen
proclamar, limitándose su participación a una más o menos sentida estación de
penitencia "y hasta el año que viene, señores". Quizás fuera deseable
que los hermanos deban acreditar un número determinado de años en la
corporación para vestir la túnica, ejercer la hermandad un cierto control sobre
la formación de quienes procesional, articular un sistema eficaz incluso de
sanciones, si llegase el caso, y sobre todo, inculcar la educación ética de
respeto en todos. La Semana Santa de Sevilla interesa a todos y todos, desde la responsabilidad de
cada cual, debemos cuidarla y procurar que desde dentro y desde fuera, se
respete el desenvolvimiento natural de un sentimiento ante todo espiritual y
religioso, con cuantas otras vertientes quieran añadírseles, estéticas o
culturales.
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