Como Anceo, que
un día escribió
un solo verso
y por él
alcanzó la celebridad
en la antigüedad
así un niño ,
a través de
su interés y
curiosidad por una
palabra empezó a
escribir, desde el
interior de su
mundo emocionado. Una palabra,
una sola palabra -que
no una razón- fue
la flecha que
condujo un no
muy lejano día
a Francisco Pino
al territorio de la
poesía. Lo contaba él “
Recuerdo que fue
la palabra “INMISCUIR”
la que me lanzó a
la poesía. La oí cuando tenía apenas
doce años de
labios de mi
profesor. No conocía
su significado y, por
esto mismo, se
me apareció como
palabra mágica, como
portadora de misterio. Al escribirla,
su grafía se me antojó
vita; las tres ies,
los ganchos de
la ene y eme
¿no le
daban acaso un
aspecto de oruga, de ciempiés
en su caminar
lento y midiendo
el terreno? Y no sé si
en aquella ocasión
llegué a consultar
el diccionario. Más
que su semántica
me interesaba su
vida. Necesitaba un
envase para recoger
aquellos extraños seres.
Apareció la página
y con ella
mi deseo de
escribir, de envasar palabras, de
hacer poemas. Bien sabía
yo que todas
las cosas tenían
ya su nombre,
su palabra, pero también
intuía que podía
darles mi significado ,
aquel que me
las hiciera entender
tal y como yo
las soñaba o
entendía o me
las figuraba. Es decir, que
debía desconcertarlo todo para concertarlo
conmigo. Y tres años
después de que
la palabra “INMISCUIR”
le rozara con sus
ganchos, aquel niño escribió
su primer libro de poemas: ”Clichés de
vicisitudes”. Desde
entonces, ha llovido
mucho pero también
aquel niño, hoy
adulto ha explorado
todos los territorios
posibles e i de
la palabra. Hoy, tras
desconcertarlo todo y
quebrar los significados
reglados, segado el trigo de
las certezas sabe
que “la palabra
no es el vehículo apropiado de
la Poesía”. Para mí ,
lo insignificante es
totalmente astral; algo que
nos aleja hasta
de nosotros mismos
para d darnos esa cabal
medida de lo
que no tiene
medida posible. Literatura y
poesía son dos
cosas distintas y deben
permanecer separadas, y
lo grato del mundo de
la poesía frente
a la literatura
es que la primera
“ puede leerse a
trozos” Y esos
trozos te llevan
al todo desde
los sueños de
cada uno, desde
esa configuración astral
que nos invita
a mirar el
mundo de las estrellas
y los sueños
desde la pequeñez
de nuestras vidas.
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