Cuando contar la verdad supone el exilio
NOVIEMBRE: O COMO TAPAR
LA VERDAD
Son muchos los
que ya le habían advertido
mientras escribía de que
posiblemente contar aquella trágica
historia sobre
los jesuitas asesinados de la Universidad de El Salvador, le
traería problemas. Pero
él siguió adelante. El poeta salvadoreño Jorge Galán
sufrió una atroz
persecución encubierta desde que
el 11 de
noviembre de 2015
presentó su última
novela, Noviembre en
el Salvador sobre
el asesinato de cinco
jesuitas y dos mujeres
que trabajaban en
la Universidad del
Salvador en 1989 por
motivos políticos. Noviembre, novela
que será presentada en España
tras el verano, está siendo un
éxito editorial. Fueron algunos
compañeros de aquellos jesuitas asesinados y
algunos miembros de los servicios de inteligencia quienes
lo acompañaron ante el temor
por su vida, hasta
el aeropuerto camino
del exilio a España, en concreto
a Granada, donde vive
un forzado exilio
y a la
espera de que el Gobierno Español decida
si le concede
asilo político. Y a
la espera de que
el gobierno salvadoreño extradite
a los autores
del crimen reclamados por la
Audiencia Nacional…Y sobre todo,
esperando a que
un día se haga por
fin justicia y
pueda volver a
su país: “El asesinato
de aquellos hombres
me golpeó y me marcó cuando
apenas tenía 16
años, para siempre. Pero fue sobre
todo cuando entré
en la universidad
y conocí de verdad
como fueron sus
vidas cuando quedé impactado. Eran personas
con unas carreras
profesionales envidiables,
que podían estar
en las mejores universidades
del mundo. Eligieron estar
en mi ciudad,
donde nadie quería,
para ayudar a mi
pueblo. Los mataron por decir
la verdad.”
Jorge Galán (San Salvador,
1973) relata aquella
tragedia de los asesinatos de los
jesuitas Ignacio Martin Baró, Segundo
Montes, Juan Ramón Moreno, Amado
López, Joaquín López e
Ignacio Ellacuria. Junto a ellos
aparecieron asesinadas dos
testigos directos, las
mujeres de la
limpieza de la
Universidad, Elba Julia
Ramis y su
hija Celina. El propósito de Galán no fue
hacer un texto
periodístico, sino devolver
a la vida a
aquellos hombres y
“convertirlos en seres
de carne y
hueso”. Para ello se
entrevistó con supervivientes de aquellos crímenes como José
María Tojeira, provincial de
los Jesuitas en el
Salvador, Jon Sobrino, único superviviente del grupo y
el entonces presidente
salvadoreño, Alfredo Cristiani.
Con sus testimonios
y los de docenas
de personas que
prefirieron permanecer en
el anonimato construyó
una novela conmovedora, que
parte el alma
no solo por
lo que cuenta, y por la manera
en que lo
cuenta, sino también por su valentía: “No se puede construir un país
sobre una injusticia. El resultado
es el que
puede verse, un
Estado en descomposición, una
sociedad fallida. No se
trata solo del crimen de los
jesuitas. Se trata del respeto a las personas, de la
rectitud en la
defensa de los
derechos humanos. Sin todo
ello, no habrá
manera de vivir nunca
en paz”, dice Jorge
Galán.
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