1956 fue para
todos los españoles
que vivimos en
Marruecos un año
decisivo en nuestras
vidas, ya que
a partir de abril España
y Francia concedieron
la Independencia a
Marruecos. Tanto nuestros padres,
como nuestros abuelos, y
los mayores que
gustaban de ver el
buen fútbol tuvieron
que sufrir la desaparición del
equipo de fútbol
de Tetuán que había
llegado a estar en primera división
en la temporada
1949-1950. Y aunque
nos siguieron llevando
al estadio Varela o al Sania Ramel para
seguir viendo jugar
al fútbol, a
nuestros colores, los más pequeños
pronto sufrimos las
decepciones que el desánimo
de dejar de
competir en aquella
fantástica liga trajo
a todo buen
aficionado. El Magreb club
de fútbol de Tetuán
enrolado en la
primera división del fútbol
de Marruecos ya
no era lo
mismo.
Estos avatares y
otros los describe
Alfredo Relaño en el Diario As
del 10 de
julio de 2016.
Es decir la
friolera de 60
años después:
El Atlético Tetuán fue el gran club español del norte de
África, el único que alcanzó la categoría de Primera División. Fue creación
casi personal de Fuertes de Villavicencio, militar de carrera, que había sido
jugador del Atlético de Madrid y que más adelante llegaría a ser intendente
general de la Casa Civil de su Excelencia, el generalísimo Franco. Fuertes de
Villavicencio encontró que el servicio militar llevaba a la plaza norteafricana
a algunos jugadores de mérito y se le ocurrió crear un equipo “en serio”, con
esos futbolistas y con cuantos soldados hábiles para ese deporte pudiera
enrolar.
En recuerdo de sus raíces personales le llamó Atlético y lo
vistió de camiseta a rayas rojas y blancas y pantalón azul. En el escudo, no
obstante, se veían influencias de José Bacigalupe, uno de sus colaboradores,
hincha del Athletic de Bilbao. El 12 de marzo de 1933 fue legalizado el
Athletic Club de Tetuán y afiliado a la Federación Hispanomarroquí de Fútbol.
El equipo empezó en Segunda Regional su largo peregrinar hacia la cumbre. En la
temporada 1948-1949 conseguía el ascenso a Segunda División, al quedar campeón
de un grupo en el que tras él se clasificaron: Córdoba, Balompédica Linense,
Recreativo, Cádiz, Ceuta, Algeciras, Betis, España de Tánger, Jaén, Iliturgi,
Melilla y Larache. Como se puede ver, en ese grupo había, además del Atlético
Tetuán, otros tres clubes norteafricanos del Marruecos español como él: Ceuta,
España de Tánger y Larache. Tras un año para tomarle el pulso a la categoría,
alcanzaba el ascenso a la Primera División, de nuevo como líder de un grupo en
el que ahora le seguían Salamanca, Las Palmas, Hércules, Córdoba, Granada, Plus
Ultra, Mestalla, Balompédica Linense, Melilla, Cartagena, Mallorca, Levante,
Ceuta y Albacete. De nuevo dos norteafricanos en la relación, además del
Atlético Tetuán: Melilla y Ceuta. Este segundo ascenso vino acompañado del
derecho a entrar en los cuartos de final de la Copa, en los que quedó
emparejado nada menos que con el Barça, en el que aparecía entonces un fenómeno
llamado Kubala. El partido de ida fue en Tetuán y supuso la mayor fiesta en la
historia del club. Marcó primero Kubala pero pronto igualó Chicha, un delantero
diminuto (cincuenta kilos) pero de exquisita clase. Luego, Kubala otra vez y
César elevarían el marcador a 1-3. A la vuelta, 4-1, con nuevo gol de Chicha,
de penalti, para salvar la honrilla. Chicha tiraba los penaltis muy suaves,
colocados. Ramallets, portero del Barça, le quiso felicitar, pero él en
principio salió huyendo porque creyó que le quería pegar. Chicha gustó tanto
que el Barça hizo una oferta por él, pero a él le horrorizaba salir de su
tierra y ni quiso oír hablar de ello.
La aventura en Primera duró solo un año, en el que el
Atlético Tetuán ganó siete partidos y empató cinco. No mucho más tarde, el
proceso de descolonización acabaría con su existencia. El 13 de enero de 1956
el Consejo de Ministros de España acordó la negociación con Marruecos, que se
culminó en abril de ese año. El Marruecos español dejó de ser tal, lo mismo que
el Marruecos francés. Y el 10 de julio de ese mismo año la directiva del
Atlético Tetuán firmaba su disolución, fusionándose con el Ceuta, que pasó a
llamarse Atlético Ceuta. Atrás quedaban veintitrés años felices en los que en
el equipo llegaron a militar jugadores tan destacados luego en el fútbol
nacional como los hermanos Lesmes y Matito, y un ascenso glorioso a Primera
División, que dio lugar a que los mejores jugadores del país, los Kubala,
César, Molowny, Zarra, Ben Barek, Arza, Puchades, Gaínza y demás, pasaran por
el Sania Ramel, el campo de fútbol de los tetuanís.
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