El filósofo
Feuerbach sentenció que
“una persona enteramente aislada desaparecería
sin remedio del caos
de la naturaleza”. Fuera ya
de nuestros concursos
televisivos de “supervivientes”,
el deseo
o impulso a
superar a los
demás en muchos casos, es
tan poderoso que,
si una persona
no puede satisfacerlo
en la vida
real, lo hará
en su imaginación,
en sueños y fantasías, incluso
llegando a ideas delirantes
narcisistas, imaginándose ser
napoleón, Cristo o Superman,
pensamientos o sueños
que suponen una grave
desviación de la realidad
y la caída
fatal en una
patología psicótica.
Lo que resulta
innegable para cualquiera es que
la primera experiencia
del ser humano, homo
sapiens, en la
existencia, la que
va a determinar
todos sus dinamismos
de autodesenvolvimiento, es una experiencia de desvalimiento, de impotencia, de debilidad, de
inmadurez, de insuficiencia, de
insignificancia, de dependencia, de menesterosidad, como afirma
F. Jiménez Hdez. Pinzón.
Así es como
estrenamos nuestra experiencia de vivir. Las personas
que nos rodearon
un día de
nuestra infancia o
adolescencia, representaban
para nosotros
el valimiento frente a nuestro desvalimiento, el
poder frente a
nuestra impotencia, la fuerza
frente a nuestra debilidad
y la importancia frente a
nuestra insignificancia. A
la organización dinámica de
todas estas energías psicobiológicas, orientadas a
la superación de la
propia experiencia de impotencia, la
denomina Adler, VOLUNTAD DE
PODER, adaptando a su
concepto el término de Nietzche.
Esta es la
historia de la
evolución humana, personificada
en el legendario Aquiles,
quien desde la consciencia de su
débil talón se
estimula a superarse
en un esfuerzo
constante de superación
constructiva y autorealizadora. Pero para lograrlo tiene
que integrar, en
la consciencia de sí mismo,
lo que Adler denomina SENTIMIENTO DE COMUNIDAD, que surge
de la experiencia, también básica,
de que NADIE
PODRÁ LOGRAR SU VALIMIENTO,
LA SUPERACIÓN DE SUS PROPIAS
INSUFICIENCIAS A LO
ROBINSON CRUSOE, DE
UN MODO INSOLIDARIO Y
AISLADO: NECESITA A LOS
DEMÁS PARA VIVIR,
SOBREVIVIR Y AUTOREALIZARSE. AMO
LUEGO EXISTO, es imprescindible vincularse,
compartir, cooperar, comunicar,
amar… la persona es
esencialmente social, LOS HOMBRES
NO SON ISLAS, como
mencionaba el título de
la novela de Thomas Merton.
TODOS LOS PROBLEMAS
QUE LA VIDA
NOS PRESENTA CADA DÍA
SON UNA CONTINUA
PRUEBA PARA DESCUBRIR CUAL ES
EL GRADO DE NUESTRO SENTIMIENTO DE COMUNIDAD.
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