jueves, 11 de agosto de 2016

Karla Tucker

La otra Karla ya no existe: y siempre la pena de la pena de muerte (recordando una lejana pero injusta ejecución en Tejas)

A  veces  se  echa  en  falta  una  mayor  sensibilidad  solidaria  entre el común de  los  ciudadanos,  y  la  deficiencia  se  nota  mucho  más  cuando  son  los  poderes  públicos  quienes  ley  en  mano  manifiestan  una  dureza  impropia  de  nuestros tiempos. La  estricta  aplicación de  la  pena  de  muerte, es  uno  de  esos  casos. Y  más,  cuando esta  se  da  en  países  democráticos  y  que  son  punteros  en  cuanto  a  desarrollo técnico  y  poder  económico  y  por  ello  aún  más  lamentable  todavía. Encuentro  entre  mis  papeles  perdidos,  ahora  que  pongo  un  poco  de  orden,  por  tanto  tiempo  olvidados,  la  siguiente  carta  que  escribió  en  su  día  el  obispo francés  Jacques  Gaillot con  motivo de  la  injusta  ejecución de  una  mujer  norteamericana. Ella  había  expresado su  arrepentimiento,  su regeneración  declarando  días  antes  de  recibir  la  inyección  letal: La  otra  Karla  ya  no  existe.

Karla  murió  sonriendo,  perdonando,  rezando. Después  de  catorce  años  de  espera  ya  no  era  la  misma  persona. Su  conversión da  testimonio del  largo  camino recorrido  por  esta  mujer  que  tenía  deseos,  necesidad  y  voluntad de  ser  una  persona  distinta.  Un  criminal  nunca  puede  reducirse  a  su  crimen. Es  capaz  de  humanizarse, de  vivir  de  otra  manera. Cuando  matamos  con  premeditación  al  autor  de  un  crimen ¿estamos seguros  de  que  todavía  es  aquel  que  habíamos  juzgado?

La  ejecución  de  Karla Tucker  provocó conmoción  y  rebeldía  en  todo  el  mundo.  Por  el  hecho de  pertenecer  a  la  humanidad  siento vergüenza. Esta  ejecución, con  su  ritual bárbaro, es para  mí  un escándalo y  una  locura.  Un  escándalo,  puesto  que,  una vez  más,  pone de  manifiesto  hasta  qué  punto  estamos  encerrados  en  el  ciclo  infernal  de  la  venganza.  Una  locura  porque  revela  nuestra  incapacidad  para  admitir  que  una  persona,  aun  condenada  por  la  justicia de  los  hombres,  puede  cambiar.
Hoy  en  los  pasillos  de  la  muerte, casi  3.400  condenados  espera  todavía a  ser  ejecutados.  No  alcanzar la  notoriedad  de  Karla  Tucker.  Y  sin  embargo,  ellos  también  han  podido  cambiar. A  ellos  también debemos  verlos  como  seres  humanos,  mayores  que  su  crimen. Escándalo.  Locura.  Nunca  una  muerte  podrá  borrar  otra  muerte. 

Karla Faye Tucker (18 de noviembre de 1959 - 3 de febrero de 1998) fue una convicta por asesinato en el Estado de Texas condenada en 1984 y ejecutada catorce años más tarde. Fue la primera mujer en ser ejecutada  en Estados Unidos de América desde la ejecución de Velma Barfield en 1984. Por ser mujer y su conversión al cristianismo, inspiró un movimiento en Estados Unidos que abogaba el cambio de la condena a muerte de Tucker por la de cadena perpetua. Este movimiento llegó a tener alcance internacional.

Karla Tucker nació en Houston, Texas, era la más joven de tres hermanas. Su padre Larry era estibador. Cuando Karla tenía diez años sus padres se divorciaron, y durante los procedimientos del divorcio, ella creyó haber sido la causa de la ruptura de sus padres. A los 12 años ya consumía drogas. A los 14 fue expulsada del colegio, siguió a su madre Carolyn en un grupo de rock, ejerciendo la prostitución y viajando con grupos como The Allman Brothers Band, The Marshall Tucker Band, y Eagles. A los 16 años se casó con Stephen Griffith de quien se divorció poco tiempo después.

El 11 de junio de 1983, Tucker y sus amigos, luego de consumir altas dosis de drogas y alcohol, fueron a robar a Jerry Lyan Dean, de 27 años. Cuando Dean los descubrió, Karla lo asesinó a sangre fría apuñalándolo con una piqueta. También mató a la novia de Dean, Deborah Thornton, de 32 años de edad.

Tras unos años en la cárcel se rehabilitó. Se casó con el párroco Dana Lane Brown y dio varias charlas en contra de las drogas, en ocasiones teniendo visitas de drogadictos para convencerles de acabar con su adicción a las drogas. Muchos de esos drogadictos se rehabilitaron y por ello se considera que Karla salvó más vidas que las personas que asesinó.
Fueron  famosas  las  Canciones por Karla Tucker  que  se  cantaron  por  aquella  época  en  muchos  estados  de  USA. Asimismo  las  películas  que  sobre  su  dramática  historia  triunfaron  en  los  Estados  Unidos.

The Tomorrowpeople (1999). "America's Deathrow Sweetheart" (Gibson/Powerchurch) en el album Marijuana Beach [Olivia Records]
Indigo Girls (1999). "Faye Tucker" (Ray) en el álbum Come on Now Social [Epic Records]
Entre  las  películas  más  famosas, destacan:
A Question of Mercy: The Karla Faye Tucker Story (1998), documental de televisión dirigido por  Rob Feldman.
Crossed Over (2002), película con Jennifer Jason Leigh y Diane Keaton.
Karla Faye Tucker: Forevermore (2004), película dirigida por Helen Gi.

¿Podemos  esperar  que  algún  día, en  nuestro  planeta,  nunca  más  le  sea  otorgado a  ningún  poder  el derecho de  vida  y de  muerte?  Alcanzar  esta  meta demostraría  que  somos  capaces  de  crecer  en  humanidad.

La  parábola  del  buen  samaritano, expuesta  por  Jesús  como  modelo   de  comportamientos, de  no  dejar  tirados  en  las  cunetas  a  nadie con  dificultades,  está  en  las  antípodas  de  la  eliminación  legal de  cualquier  persona. 

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