martes, 9 de agosto de 2016

Expolio en Almería

Las clases de don Gregorio: la historia de un expolio artístico en Almería

Me  alegró  mucho  conocer hace  unos  días  la  noticia  de  que  el  patio  renacentista  del  castillo  de  Vélez  Blanco  será  de  nuevo  reconstruido.



De  mis  recuerdos  del  Instituto  de Enseñanza  Media  de  Almería, terminando  el  entonces  bachillerato  superior  y  el  curso  preuniversitario, en  el  recién  inaugurado  Instituto  de Ciudad  Jardín, luego  conocido  como   Instituto  Nicolás  Salmerón, guardo  entre  ellos,  como  los  más  agradables  las  interesantes  y  motivadoras  clases  de  Historia de  don Gregorio, profesor  originario  de Valladolid,  que  supo  motivarnos  en  general  por  la  historia, a  los  que  entonces  aún  éramos adolescentes,  pero  muy  especialmente  en  los  temas  del  patrimonio  histórico  artístico  expoliado  en  la  ciudad  (la  piqueta  derribando  la  antigua  posada  del  Mar, y  la  reforma  inadecuada  del  pabellón de  levante  del  hospital  provincial  de  Almería, lo  inapropiado  de  la  reconstrucción  en  Alcazaba  y  catedral  almeriense  etc.)  y en toda  la  provincia, a  principios  del  siglo  XX. Recuerdo  su  metodología  moderna, participativa  implicando  a  todos  sus  alumnos en  la  clase,  sus  ejemplos  expuestos  con  diapositivas  y  proyector  en  aquellos  finales  de  los  años  60,  que  a  todos  nos  dejó  indignados, e  implicados  en  el  problema,  pero  entusiasmados  en  sus  magistrales  y  motivadoras  clases.  Y  el  ejemplo  especialmente  señalado  fue  el  robo  y  expolio  de  comienzos  del  siglo  XX  en  el  desmontar  y  vender  totalmente  el  gran  patio  renacentista, joya  auténtica  del  renacimiento,  del  Castillo de  Vélez  Blanco  hoy  instalado  en  el  patio  central  del  Museo  Metropolitano  de  Nueva  York. La  historia  vino  a  ser  más  o  menos  así:


En  1505  los  Reyes  Católicos  nombraron  marqués  de los Vélez  a Pedro Fajardo  y Chacón. Lo  primero que  hizo fue  construir  un  bonito castillo  palacio  estilo renacentista, que  llegaría  a  finalizarse  en  1515.

En este castillo residieron  los Fajardo durante el siglo XVI y hasta finales del siglo siguiente, cuando acaba su línea de sucesión directa. Durante los años siguientes se usa como residencia con cierta irregularidad, llegando su decadencia en el siglo XIX con la ocupación francesa, las desamortizaciones  y los cambios sociales del país. A partir de 1904 inician sus propietarios el vaciado de sus elementos de valor, siendo vendido por el marqués de los Vélez, Joaquín Álvarez de Toledo,  todo su patio renacentista en ese mismo año al anticuario francés J. Goldberg, que  con la ayuda de unos operarios locales desmontó piedra a piedra los sillares, lajas y filigranas en mármol de Macael que decoraban el patio principal del monumento palaciego. Embarcó las piezas en Almería y las hizo llevar a Marsella, y de allí a París donde trató de venderlas al mejor postor. Apenas un puñado de cronistas almerienses alzaron la voz  en  aquellos momentos, en contra de aquel expolio. Desgraciadamente  la  corrupción  también  entonces  de  nuestros  políticos  y  autoridades   permitían  tal  estado  de  indiferencia  por  nuestro  patrimonio  artístico.

En París, Goldberg hizo el negocio del siglo al vender el patio al plutócrata norteamericano George Blumenthal. El financiero neoyorquino adquirió las piezas para decorar el salón principal de su palacete en Park Avenue. Antes de morir  Blumenthal, sin descendencia, decidió donar su patio y sus obras de arte al Metropolitan donde hoy podemos contemplarlo, muy lejos de donde fueron proyectadas, en un salón contiguo donde se exponen otras piezas del renacimiento italiano.

Antes  de  ser  montados  definitivamente  todas  las  piedras,   permanecieron  en  sus  sótanos  ya  que  era  imposible  montarlo  en  su  interior.  Sin  embargo fue  a  raíz  de  ampliar el  museo  neoyorkino  en  1964  cuando  se  decide  reconstruir  totalmente  el  patio renacentista  del  castillo  en  el  museo  Metropolitano,  siendo  este  el elemento  de  mayor  valor. Quedó  montado  además  en  un  contexto  que  “no  pega”  en  absoluto. Así  quien  quiera  actualmente  ver   el Patio  de  Honor  del castillo  de  Vélez  Blanco, ha  de  ir  al Museo  Metropolitano de Nueva  York.

Si  bien  el  original  seguirá  allí,  la   réplica  exacta  podrá  verse  en  poco  tiempo,  y  esta  es  la  gran  noticia  que  leía  con  gran  alegría  estos  días  en  su  lugar  original  gracias   a una  iniciativa  de  las  autoridades pues  en   2005  se escanearon  los  elementos del  claustro del castillo  de Vélez  Blanco,  y  será reconstruido  con  mármol  de  Macael  y es   la  escuela  taller  de  piedra  de  Fines  quienes   se  encargaran  de  su reproducción  111 años  después   del  expolio. Recuperaría  el  claustro  así el aspecto que  tuvo  cuatro  siglos  antes, con  dos  cuerpos  de  galerías  dobles, con grupos  de  cinco  arcos sostenidos  por  columnas  corintias. Es  por  ello  que  en  aquellos  momentos, leyendo  la  noticia  en  un  diario  nacional,  me  vino  a  la  memoria  la  figura sonriente  de  nuestro  profesor don Gregorio  que  a  tantos  adolescentes  aún,   había  sabido   concienciarnos   en  aquellos  finales  de  60  sobre  el  auténtico  crimen y  expolio  que  había  sido  la  venta  y  robo “a  plena  luz  del  día”  del  hermosísimo  patio  renacentista  del  castillo  de  Vélez Blanco  en  la  provincia   de Almería.  







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