Mujeres, monólogos y catarsis
Siempre he pensado
que las personas
deben escucharse y
que saber escuchar. Por
supuesto no es
nada fácil. Pero si
hay algo grande
en saber escuchar
es el efecto
terapéutico que desde
la empatía puede
tener esa escucha. Y
lo doloroso y
humillante que puede
ser esa escucha
desde una mal
llamada “distancia terapéutica”. No sirvo para ello. Tanto
hombres como mujeres
a veces necesitamos
el efecto “catarsis”,
que en definitiva
es arrojar, vomitar,
todo aquello que
en los caminos
de la vida
nos ha hecho
daño. Sin embargo no sé si
por que la
mujer como portadora
de la protección
de la reproducción,
o de la
vida misma, tiene
una sensibilidad especial,
tanto para la
escucha, como también
para expresar el
dolor que lleva
dentro porque “muchas veces
la vida, es
la gran desagradecida” ante
el gran esfuerzo
y dificultad que
conlleva esa protección
de la reproducción, de
la vida que
lleva en su útero, en
sus entrañas, y la
posterior grandeza de
sacar los hijos
adelante. En definitiva esa
“catarsis” (de hombres y
mujeres con necesidad
de arrojar y
expresar ante una
escucha empática su
dolor) se llama
monólogo, salvo determinados
momentos que el
psicoanalista o psicoterapeuta interviene
para hacer eco
de su dolor.
Recordaba estos días
que de alguna
forma ha habido
en mi lectura, en
mi memoria y
en mi sentimiento
tres grandes MONÓLOGOS,
llevados al cine,
la literatura o
el teatro con
protagonistas de determinadas
historia de mujeres.
Me impresionó siempre
la novela titulada
LA PERRA VIDA DE JUANITA
NARBONI, una obra
que para los
que vivimos nuestra
infancia en aquel
mundo cultural complejo, pero bonito
en cuanto a tolerancia,
entre judíos, musulmanes y
cristianos en convivencia
en el norte
de Marruecos, es de
un efecto a
veces desgarrador sentimentalmente.
Juanita Narboni, hija de padre llanito y madre andaluza, llegó a Tánger
de pequeña, como refugiada de la Segunda Guerra Mundial. Cuando Marruecos se
independiza en 1956, el país retorna a sus orígenes árabes. Juanita va viendo
cómo todo lo que conocía empieza a cambiar irremediablemente. En los últimos
coletazos del colonialismo español en África, la gente empieza a abandonar la
ciudad para volver a la Península. Solo unos pocos siguen queriendo vivir en
Tánger. Juanita, decidida a continuar en aquel paraíso, contempla en
soledad los cambios que la historia hace con la ciudad mientras recrea las
desventuras de las personas que compartieron su tiempo con ella: su hermana
Helena, una chica culta educada en el Liceo francés, que marchó de la ciudad
para buscar más libertad; Esther, una amiga sefardita de Juanita, que sacrificó
todo lo que tenía por un amor imposible y Hamruch, la criada de su familia y
compañera íntima, que un día desaparece sin dejar rastro. Me gustaría
algún día ver
esta obra en
el teatro, pues ya
la vi hace
años en el
cine, aunque en
una versión considero
que muy desaprovechada. Gran monólogo
y gran obra
que podemos considerar
inolvidable.
Asistí no ha
mucho tiempo en Sevilla, en
la Casa La
Teatro, en el
mercado de Triana, a
la representación del
monólogo ELLA KAFKA una representación de
apenas media hora obra de Joaquín Dholdan. En
los que hay
un intento de acercar
al espectador las
vivencias de Esther Hoffe, ante
la promesa que
hizo a Max
Brod de conservar
los manuscritos de Franz
Kafka, y que
yo recomendaría que
se viera por
los niños de
la Eso en
los colegios. La interpreta
la gran actora
María Cabrera: La obra de Joaquín
DHoldan hace un repaso a la obra del escritor alemán con una historia basada en
hechos reales: Esther Hoffe es la protagonista de la obra, basada en
hechos reales. Esther es la secretaria de un amigo de Franz Kafka, y se ve
metida en un gran problema legal al tener los manuscritos del gran genio alemán
en su poder. Alemania, Israel, universidades y multitud de instituciones están
detrás de Esther para que devuelva los escritos y poder así conocer nuevos
secretos del autor teutón. Ella Kafka
rinde homenaje al hombre de cuya pluma salió El proceso o La metamorfosis,
a la vez que nos muestra nuevos datos ocultos de su biografía.
Con motivo de mi
santo, me invitaron
en Almería a
la última representación, (Quizás definitivamente) de
Lolita Flores en
su monólogo La plaza
del diamante.
Impresionante papel de
Lolita que se
despidió llorando del publico de Almería.
La actriz demuestra sus dotes para la interpretación pasional tan
característica y que se basa en la novela del mismo título que escribió Mercè
Rodoreda en 1962. Con dirección de Joan Ollé y música del conocido compositor
francés Pascal Comelade, La Plaza del
Diamante se desarrolla en los años de la posguerra. Cuenta la historia de
Natalia “La Colometa”, una chica que se siente perdida en el mundo. Huérfana de
madre, verá partir y morir a sus seres queridos, pasará hambre y miseria y se
verá muchas veces incapaz de sacar adelante a sus hijos. Lolita Flores, con su característica fuerza
en los escenarios, hace vibrar a los
espectadores con este duro monólogo interior, costumbrista y desgarrador lleno
de simbolismos. La novela en la que se basa la obra es una crónica fiel de la
Barcelona de posguerra y de cómo marcó este periodo histórico a sus habitantes.
Su autora, Mercè Rodoreda, está considerada una de las escritoras de lengua
catalana más influyente de su época; y su obra se ha comparado a veces, por su
estilo y su capacidad descriptiva, con la de Virginia Woolf.
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