Seguro que tienes talento pero también suerte
Afirma Robert Frank
profesor de gestión
en la universidad
norteamericana de Cornell en un libro
sobre la importancia de la
suerte en los
éxitos económicos o
empresariales o en cualquier
actividad del hombre: “Admitir el peso de
la suerte no significa
que no haya
esfuerzo y talento detrás de un éxito.
Y esto
no importa porque los
que se consideran
personas hechas a sí
mismas sin ayuda
tienden a ser menos generosos
y tener menos
consideración por lo público.
Las personas que han triunfado
en los negocios
han trabajado duro, pero deben
recordar que han
contratado a trabajadores que
han sido formados
en las escuelas
públicas y que cuentan con la
protección de las fuerzas de seguridad y cuando triunfen, deben devolverle algo a
la comunidad para
que el siguiente grupo
también prospere”.
En su libro SUCCESS AND
LUCK. GOOD FORTUNE AND
THE MYTH OF
MERITOCRACY (ÉXITO Y SUERTE. LA
BUENA FORTUNA Y EL
MITO DE LA MERITOCRACIA), publicado en
mayo de 2016 el
profesor Robert Frank, aborda mediante estudios y múltiples
ejemplos cómo muchos factores arbitrarios influyen
en la carrera
de las personas.
No reconocerlo ahonda en
la desigualdad.
Celebrado
escritor Michael Lewis en
un discurso de graduación
de la universidad de Princeton,
reconoció que logró
su empleo en Salomón Brothers (famoso banco
donde se estaba transformando
todo Wall Stret) gracias
a que se
sentó en una cena
junto a la esposa de un
pez gordo de
la entidad. La casualidad
le llevó a
triunfar y su
experiencia en Salomón le
llevó a escribir su
primer gran superventas EL
PODER DEL MENTIROSO. Y
dice respecto a esto
Robert Franck: ”Si más gente
dijera estas cosas sería mejor,
incluso para esas
personas, porque está demostrado que
la gente prefiere
a las personas
humildes”. Su idea
es que Lewis no
es menos talentoso
por reconocer el
papel que la fortuna
ha desempeñado en su éxito. De hecho “el éxito,
a gran escala, no
es común sin trabajo duro y
talento detrás, puede haber
algún ejemplo, pero
es mínimo.”
El factor suerte
también incluye donde
uno ha nacido y,
cuanto más pesa
ese factor, peor funciona
el llamado ascensor
social, ese que permite
a los trabajadores escalar
en la pirámide
económica: “Uno de los
datos que más
me entristecen es que
los hijos más
inteligentes de las
familias pobres tienen menos posibilidades de graduarse
que los menos
listos de las
familias ricas”. Señala Frank.
Reflexionando
estos temas del
gran profesor Robert
H. Frank y su
libro esta tarde
me ha venido
al pensamiento aquellas
frases de Jesús en
una de las parábolas
más bonitas del
cristianismo: “Y salió el
sembrador a sembrar. Unas
semillas cayeron en
buena tierra y dieron fruto,
otras sin embargo
cayeron en medio
del camino, las
pisó la gente
y se secaron,
otras semillas cayeron
al borde del
sembrado, vinieron los pájaros y
se las comieron,
otras semillas cayeron
entre piedras, sus raíces no
pudieron coger fuerza
y no pudieron
dar fruto”. Quizás Jesús
también preveía aquel
determinismo tanto el
genético (la calidad
de la semilla), el
determinismo geográfico (no es
lo mismo cualquier
tierra, cualquier lugar),
determinismo histórico (depende de
cuando somos sembrados
en la historia,
en tiempos difíciles,
en tiempos de
escasez de lluvias
o de medios),
no es lo
mismo sembrar en
tierra de buena
calidad que tarquín
o barro de
mala calidad (determinismo
sociológico: en Sevilla decimos que
no es lo mismo vivir
en los Remedios o en
Nervión que en
Tres mil viviendas
o en Torreblanca…algo influye
el ambiente por
desgracia).
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